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Latinoamérica

30 de abril del 2003

Conferencia pronunciada por Alberto Pinzón Sánchez en el Instituto Iberoamericano de Berlin
La búsqueda de la paz en Colombia

Primero que todo, quiero agradecer al Sr. Director del Instituto Iberoamericano en Berlín, Dr. Günter Maihold por su invitación. A Peter Schumann, por su moderación esta noche, y a todos Uds por venir. Es para mi un honor, estar ante tan selecto auditorio en esta sala, que lleva el nombre del más formidabile luchador anti Colonial de Nuestra América, Simón Bolívar, ante quien me inclino con profundo respeto y admiración; para presentar el fruto de mis reflexiones, acerca de la Salida Política al grave conflicto que padece nuestra Patria, y las posibilidades que tiene la paz en Colombia. Deseo entonces comenzar por afirmar; que Colombia sufre una gran Crisis Política y Social, que hunde sus raíces en lo mas profundo de su desenvolvimiento histórico como Nación, y que mientras ello no seresuelva, las posibilidades para alcanzar la paz, serán cada vez más remotas.

Y como no hay Futuro sin Pasado, permítanme llevarlos unos tediosos minutos, por el túnel de la Historia: Para 1800, la actual Colombia era el segundo productor de oro del mundo después del Brasil, exportando el 40% del total de la producción mundial. Durante los cien años anteriores, exportó según las deficientes estadísticas de ese entonces, cerca de 12 millones y medio de patacones de oro que eran equivalentes al dólar. Y en los 10 años anteriores a la guerra anti Colonial, exportó un equivalente al 27% del total exportado, durante los 100 años anteriores. Esto se reflejaba en la Sociedad La pirámide poblacional del cercano millón de habitantes que tenia la Nueva Granada, estaba dividida según el riguroso orden Colonial, en varias categorías Socio-Raciales impenetrables: Había unos 50 mil blancos oriundos de España, en especial funcionarios de la burocracia Colonial y curas doctrineros. Cerca de 385 mil mestizos. Algunos 160 mil indígenas tributarios, y aproximadamente 150 mil blancos llamados criollos, dueños de los 50 mil esclavos que extraían el oro en las minas del Suroccidente Colombiano, sosteniendo toda la economía del fraccionado país.

El circuito productivo era muy sencillo. Los Esclavistas quienes vivían una placida vida en labucólica ciudad de Popayán, poseían las minas con los esclavos, el capital comercial requerido para las exportaciones del oro, y tenían además, grandes Haciendas con indígenas tributarios adscritos, que producían el sostén para las minas. Al puerto amurallado de Cartagena de Indias, llegaba por diversos caminos el oro, para ser embarcado en el navío anual de la Corona hacia la torre del oro en Sevilla y allí en el corral de Chambacú, se compraban los esclavos traídos, por los comerciantes Ibéricos autorizados por su majestad el rey de España, para renovar el "hato"productor.

Para darnos cuenta de este jugoso comercio veamos estas cifras: Por ejemplo, una res valía la módica suma de 5 patacones de oro. Un caballo 9, mientras un esclavo que al decir de sus dueños producía lo de tres indígenas, costaba en Cartagena 400 patacones, y en Popayán, o en la mina, su precio era el doble o el triple.

El historiador Jorge Palacios, especializado en estos temas, dice que por ejemplo, en los 279 años comprendidos entre 1510 y 1789, entraron por el puerto amurallado, mas de medio millón de esclavos, que dejaron una rentabilidad del 700% a sus comerciantes Europeos.

Todo ese oro monopolizado, según las rígidas normas Coloniales, iba directamente a sus arcas, parafinanciar guerras y lujos. Pero como España, solo producía para el comercio exterior, vinos, aceite de olivas, hidalgos de a caballo y curas doctrineros, terminó convertida en una simple e incómoda intermediaria, comprándolo todo y financiando la revolución industrial en los países Noratlánticos, con la masa metálica extraída por las manos negras en América.

En Venezuela, los datos demográficos eran muy similares a los de la Nueva Granada, pero con algunas particularidades. Al decir del varón von Humboldt, quien visitó la región en 1800; los Esclavistas que eran algo mas de 175 mil, y poseían cerca de 145 mil esclavos, configuraron un circuito económico basado en la gran Hacienda Esclavista exportadora, principalmente de cacao y en menor medida el tabaco, las reses, las mulas y los cueros.

Por ejemplo, durante este Siglo que estamos analizando, el promedio anual de exportación de cacao, alcanzó a llegar a las 10 mil toneladas métricas, mientras que el tabaco fue de 60 toneladas; y se llegó al extremo, de que en la Costa Venezolana, el monopolio real de la compañía Guipuzcoana de navegación, impuso el cacao como moneda de amplia circulación. A esta clase extremadamente rica, de criollos Esclavistas, llamada Mantuana, y que llegó a constituir el 19% de la población Venezolana, pertenecían hombres ilustrados como Francisco Miranda, Andrés Bello, o Simón Bolívar, educados en Europa en contra, del estorbo que constituía para el comercio Mundial, el parasitismo de la Corona Española.

Así pues, el asunto de la Esclavitud en esta Región, estuvo en el núcleo de la guerra anti Colonial, y en los desarrollos posteriores. En los primeros años de la lucha, el Poder Colonial recurre a utilizar el rencor de los esclavos y mestizos, contra sus amos criollos, para desarrollar una verdadera guerra de Exterminio, que costó la desaparición de 90 mil mantuanos. Casi la mitad de la población criolla.

Son bastante conocidas, las Masacres sistemáticas realizadas por el Paramilitar de esa época, llamado Tomas Boves. No hay novedad en los métodos, y no me voy a demorar, solo mencionarlo, para luego volver sobre ello.

Bolívar, después de 4 años de duro batallar, se da cuenta que sin los esclavos, los mestizos, y los indígenas tributarios, no podrá enfrentar el inmenso poderío Colonial Español, y es cuando superando los prejuicios de su propia clase Mantuana, se declama partidario radical de la libertad de los esclavos, y de la eliminación del tributo Indígena. Entonces, dicta varios decretos añadiendo estas reivindicaciones a las de su clase, de liberar el comercio y el gobierno, englobándolo todo en lucha por la Libertad. Finalmente serán los esclavos, los mestizos y los indígenas, formando parte del moderno Ejército Bolivariano, los que derrotarán en una impecable campaña Militar al Colonialismo Español, a finales de 1824, en los páramos Peruanos de Ayacucho.

Pero como la Historia no marcha en línea recta; los Esclavistas exportadores y Hacendados Venezolanos, aliados con los de la Nueva Granada, derrotaron el proyecto Bolivariano. Disolvieron la gran Republica de Colombia, e impusieron un curso regresivo, prolungando la esclavitud, y restableciendo la tributación indígena, hasta mediados del Siglo. Mas de 20 años después de muerto Bolívar.

Rota la Gran Colombia, la Historia de sus países se separa, y en la Nueva Granada, la gran coalición triunfante de Esclavistas Mineros, Hacendados y Comerciantes del Suroccidente, unidos de manera inestable con los del Altiplano Central, y los de la Costa Norte, entran en un largo y crónico proceso de guerras civiles Provincianas, para resolver por las armas el asunto de la propiedad del Estado. Lo que se ha prolongado hasta nuestros días, impidiendo el desarrollo de Colombia como una Nación Moderna.

Repasemos:

La primera guerra Civil que dura dos años, es desatada en 1839, por el militar Caucano José Maria Obando, hijo ilegítimo de un Mosquera, quien al ser llamado a juicio por el asesinato del sucesor de Bolivar, el Mariscal Sucre, se levanta contra el poder Central, establecido en Bogotá.

Diez años de calma chicha, son interrumpidos por el alzamiento de otros tres Esclavistas y Hacendados Caucanos, coaligados para tomarse a Bogotá: José Hilario López, Pedro Alcántara Herrán, y quien fuera el edecán personal de Bolívar, Tomas Cipriano de Mosquera; lo que origina dos guerras civiles más: La de 1851 y la de 1854.

La cuarta guerra civil de tres años de duración, es nuevamente iniciada por Tomas Cipriano de Mosquera en 1859, quien una vez triunfante, impone 4 años mas tarde, la conocida Constitución Federal de Rionegro, que liquida al Ejercito moderno, tipo gran Armeé, construido con tanto esfuerzo, durante la guerra anti-Colonial por Bolívar.

Refuerza el latifundismo entregándole las tierras de los Resguardos indígenas, los baldíos, y las de la Iglesia Católica. Apuntala a los Comerciantes Exportadores, incluidos sus familiares, e instaura definitivamente el Librecambio exterior, como lo exigían las potencias industriales de Inglaterra y Estados Unidos.

Durante los 22 años de duración de esta Constitución Federal, se presentaron 40 rebeliones locales, y la quinta guerra civil, en 1876.

En 1885, los opositores del gobierno se levantan en la sexta guerra civil, y sobre su derrota, Rafael Núñez les impone la Constitución centralista y autoritaria de 1886, que dura vigente mas de un Siglo.

Hasta 1991. Sin embargo, la inestabilidad política continua, y 10 años después, los derrotados, se vuelven a insurreccionar en la séptima guerra civil de 1895, que se prolonga durante un año. Derrotados una vez mas, vuelven 5 años después, a iniciar en 1999, la octava guerra civil, que tiene una duración de mil días. Cuando esta termina, Colombia ha perdido un tercio de su población, está en la ruina total y el presidente de Estados Unidos Teodoro Roosvelt, ha tomado posesión de la provincia de Panamá.

El dos veces Presidente de Colombia, Alberto Lleras Camargo, quien también, durante muchos años, gobernó desde Washington la Organización de Estados Americanos (OEA), valora con estas palabras, que extraigo de sus Memorias tituladas "Mi Gente"; todo este período Histórico que le enseñó a los Colombianos a revolver sus conflictos políticos, por medio de la guerra, como si esta fuera un juego. Dice así: ? Pero, como y donde se incubaban estas guerras?.

Algunas veces se logra precisar con exactitud, el origen de la orden. En la mayor parte de los casos, el levantamiento es espontáneo, confuso y simultaneo en la Nación. Claro, que siempre se requeria tener detrás de la insurrección un jefe militar prestigioso, y este, al lanzarse a la accion, debía contar con treinta o cuarenta amigos, jefes menores, que no vacilarán en responder a su llamado. A su vez, estos tendrán conexiones en las Provincias, amigos en los pueblos, y capitanes resueltos en las Minas, las Haciendas, Hatos, plantaciones de café, de tabaco, de añil, y de quina. Eran los terratenientes, y grande su influencia y su mando sobre los campesinos de pie al suelo, macheteros naturales, para quienes la guerra dura y letal resultaba un " ejercicio alegre" que, con sus tiros y sus gritos, sus asaltos y atropellos a la propiedad o a la mujer del prójimo, rompía la sórdida rutina del trabajo, del mezquino salario, de las comidas sin sabor, de las tediosas borracheras en el ventorrillo del pueblo, y los menudos hechos de violencia, crueldad y celos. Porque al campesino aislado en su rancho, mas que al habitante de las aldeas, lo devoraban la soledad, el silencio, la oscuridad nocturna, el impenetrable rostro de su mujer, el ladrido de los perros y el llanto de sus criaturas."

Claro, Lleras Camargo describe poéticamente quienes hacian la guerra. Lo que no cuenta es para qué "Su Gente" las hacia; pues resultaba obvio, que era para colocar el gobierno, bajo su beneficio particular.

Y para entenderlo mejor, sigámosle la pista, a una de esas familias de Esclavistas Hacendados y Comerciantes Exportadores, que dominó la mayor parte de la vida Política y Social Colombiana, durante mas de un Siglo: Los Mosquera de Popayán.

Joaquin Mosquera, hermano de Tomas Cipriano, aliado con Santander ocupa la Presidencia de Colombia en 1830 a la muerte de Simón Bolívar. Un año después, otro Mosquera llamado José Maria Obándo, autor intelectual del asesinato del Mariscal Sucre, llegó a ser Presidente, y de nuevo en 1853, sustituye en ese puesto a su pariente José Hilario López. En 1841, el yerno de Tomas Cipriano, Pedro Alcántara Herrán, alcanza la Presidencia de Colombia. Y en 1854, al ser destituido Obándo, lo sucede el traficante de esclavos y poeta lírico, Manuel Maria Mallarino. El propio Tomas Cipriano, consigue la Presidencia de la Republica en tres ocasiones; en 1845, luego en 1860, para volver a serlo en 1866. y durante la segunda mitad del siglo XX, el perpetuo Vicepresidente de la Republica Liberal fue su descendiente directo Víctor Mosquera Chaux. Además, quienes durante largos años rigieron la piadosa vida de los Colombianos, desde la primera autoridad religiosa del país, fueron los arzobispos de Bogotá de la gran familia, monseñores Fernando Caicedo, hermano del Vicepresidente Domingo Caicedo y Manuel José Mosquera, hermano de Tomas Cipriano.

A mediados del Siglo XIX, la Esclavitud se torna antieconómica en el ámbito mundial, y la guerra de secesión en Estados Unidos, le da el puntillazo final. En Colombia, la explotación del oro basada en trabajo esclavo, es reemplazada por la producción de pequeños lavadores de aluvión, en el Chocó y Antioquia, manteniendo constante, durante todo el Siglo, el promedio anual de exportación, en 3 millones de pesos de oro. Las tierras de los Resguardos indígenas, y los Baldíos, son sacadas a subasta, lo mismo que las 100 mil hectáreas que poseía la Iglesia Católica, las que le producen al gobierno de Tomas Cipriano, cerca de 12 millones de dólares.

Todas estas tierras, van a reforzar a los antiguos Hacendados y Comerciantes agro exportadores, que aprovechan para expandir sin ninguna traba hasta nuestros días, el hato ganadero, el cual para 1900, ya alcanzaba a ser de 5 millones de reses. También, para encontrar sucedáneos agrícolas a la exportación, como el tabaco, que durante su bonanza logró vender al exterior 2 millones de dólares; o el Café, que para comienzos del Siglo XX, ya vendía en el mercado mundial, cerca de 5 millones de dólares.

Estos eran los prestigiosos capitanes, de quienes nos habla el Dr Lleras Camargo, que llevaron a sus peones y aparceros de pata al suelo, cegados por el sectarismo y el odio político, a las carnicerías que él llama líricamente, los ejercicios alegres de las guerras civiles; con el fin de afianzar su poderío y continuar lucrándose del Estado patrimonial.

Un investigador serio del Establecimiento, Fernando Guillén Martínez , escribe en 1980, el libro titulado "El Poder Político en Colombia", en donde demuestra hasta el exceso, la tesis del Estado como patrimonio familiar, de esta clase social. Dice así en la pagina 363:

"La coalición formal de los partidos Liberal y Conservador, tras sangrientos periodos de violencia ínter partidaria, es un fenómeno recurrente y regular en la vida política de la nación. Un movimento pendular, lleva a los dos partidos tradicionales, de la alianza estratégica, a la lucha armada, y de nuevo a la alianza, en un proceso persistentemente repetido a lo largo de la historia del país. La unión de los dos partidos en el gobierno, propiciada por Manuel Maria Mallarino en 1854, tras la derrota de José Maria Melo, fue reproducida por Rafael Núñez en 1886, tras la larga serie de guerras civiles ocurridas durante el régimen federal. Por Rafael Reyes en 1903 después de las guerras civiles del 95 y del 99. Por Enrique Olaya Herrera en 1930, tras los disturbios de la zona bananera de Santa Marta en 1928, las grandes huelgas petroleras de 1927, y los motines Bogotanos de 1929. Por Mariano Ospina Pérez en 1946, precedido por un intento igual de Alberto Lleras Camargo. Hasta la coalición del Frente Nacional en 1957, que intenta cerrar la temible era de la violencia política, que azotó al pais antes de 1950, y que incluyó el golpe militar de Rojas Pinilla en 1954.

Regeneración, Unión Republicana, Concentración Nacional, Unión Nacional, Frente Nacional, parecen ser denominaciones de un mismo fenómeno pendular de Violencia y Coalición, cada vez más notorio y persistente en la vida del país".

Y como si fuera escrito hoy, el embajador de los Estados Unidos, hace 124 años, en 1879, informando a sus superiores sobre la situación Colombiana, sin adelantar demasiado sobre sus causas, describe nuestra tragedia ciudadana, de la siguiente manera:

"Hay un sentimiento o idea que prevalece aquí sobre todas las demás, bastante grande y extendida, de que la seguridad para la vida, la libertad y la propiedad, deberá depender de las garantías del Gobierno y de las Autoridades, en vez de provenir como un hecho evidente, de un sentimiento propio del Derecho y del Deber".

Una vez concluida la hecatombe de la guerra de los mil días, el gran comerciante exportador de Caucho, Rafael Reyes que sube a la Presidencia en nombre de la coalición gobernante, facilita con leyes y créditos regalados, el proceso de conversión en Industriales que se viene incubando principalmente en Antioquia, dentro de los Comerciantes de oro y Hacendados exportadores de café, enriquecidos con el aumento vertiginoso de sus exportaciones. Así como una prolongación del latifundio exportador, van apareciendo los Industriales Antioqueños, quienes en adelante, irán a dominar en forma creciente la vida económica y política del país.

Son los grandes cafeteros; como Pedro Nel Ospina quien funda Fabricato en 1906, o Alejandro Echeverría que establece Coltejer en 1908, o Alejandro Ángel las industrias Caldas en 1910, que para 1934, ya habrán establecido el conocido monopolio industrial llamado de manera confusa Sindicato Antioqueño, habrán agrupado a los latifundistas exportadores de café en la todopoderosa Federación de Cafeteros, así como creado, para proteger sus inversiones, el gremio Nacional de Industriales.

Simultáneamente en el embarcadero fluvial de Honda, en estrecha relación con el puerto marítimo de Barranquilla, para 1910, ya se habrá establecido, en sociedad con el banco Mercantil de Estados Unidos, un verdadero trust comercial, industrial y bancario, que llegó a exportar el 40% del café producido en el país, y se llamó el Banco López. Su dueño, Pedro López, desde esa posición, pudo llegar a ser respectivamente, padre y abuelo de los presidentes López Pumarejo en 1936, y López Michelsen en 1974.

Pero la expansión financiera de Norteamérica, no se detiene en los bancos y finanzas, sino que se toma la producción del Banano y del Petróleo, creando dentro del país "enclaves" productivos, que se convierten en verdaderos focos de protesta e inestabilidad social, debido a las formas primitivas de explotación a las que son sometidos sus trabajadores, a quienes el gobierno reprimirá, con el Ejercito Nacional reestructurado por la misión militar del ejercito Prusiano, que llegó a Bogotá con este fin, al concluir la guerra de los mil días.

Los resultados no se hicieron esperar: La manifestación de Sastres, que en 1919 protestaba pacíficamente en el centro de Bogotá, por la importación de 8000 uniformes para el Ejercito, dejó 10 muertos y 15 heridos. En las plantaciones de la United Fruit de Santa Marta, fueron acribillados en 1928, por las tropas obsesionadas en guardar el Orden Público, mas de 800 obreros,( García Márquez en su novela dice que fueron mas de tres mil los muertos), mientras que en el campamento de de la Topical Oil en Barranca, por la misma fecha, una huelga de obreros y braceros del río Magdalena, fue disuelta a tiros, con un saldo de 15 muertos.

De ahora en adelante, la obsesión por salvaguardar el Orden Público a cualquier costo, y contra cualquier intento de modificar la situación, recaerá en el Ejército Colombiano, convertido en la arrasadora Fuerza de Policía politizada, a la que se refería el embajador Norteamericano 60 años atrás. Y Jorge Eliécer Gaitán, que inicia su ascendente carrera política, denunciando estas barbaridades de la que llamó con gran sentido popular, la Oligarquía Bipartidista, caerá asesinado unos años mas tarde, el 9 de abril de 1948, inaugurando la sombría experiencia de crimenes de Estado impunes, junto con el terrorífico periodo aun no superado, denominado la Violencia, durante la cual mas de 300 mil Colombianos, principalmente campesinos y pobladores, fueron degollados como en las guerras del Siglo anterior, a causa del odio político, y a manos de una Fuerza Pública adscrita a los partidos Liberal y Conservador, incitada,desde la Presidencia de la Republica.

La degollina solo se detiene, cuando ante la inminencia de un derrumbe social, que ni siquiera una dictadura militar como la del General Rojas Pinella logra detener, estos dos partidos una vez mas, pactan en 1957 la repartición por mitad del presupuesto publico, y de los puestos que lo controlan en la burocracia oficial. La coalición de terratenientes agro exportadores y ganaderos, de industriales y financistas, que emerge triunfante y que toma el pomposo nombre de Frente Nacional, encuentra un país tomado por el liberalismo económico y un latifundismo desbordado sobre las tierras, de la masa de expulsados a las grandes ciudades, quienes vienen a abaratar la mano de obra, y por ende los salarios, y a permitir que se inicie el jugoso negocio de la construcción de vivienda urbana, favoreciendo aun más, la acumulación de capitales.

Pareciera que todas las contradicciones sociales represadas, en las 4 décadas de acelerado desarrollo capitalista anterior, hubieran estallado de manera súbita. Y una vez mas, la formula probada durante Siglos, para resolver los conflictos sociales, descrita por Guillén Martínez, de coalición, violencia y nueva coalición, volvió a ponerse en vigencia.

Sin embargo, nadie, ni siquiera la Oligarquía Colombiana, (para continuar usando la denominación dada por Gaitan), puede convocar impunemente y durante todo el tiempo, al Mefistófeles de la Violencia. Los campesinos y pobladores seguidores de Gaitan, y los Comunistas, empezaron a resistir de manera cada vez mas organizada y por todo el país, las razzias de los cuerpos armados Oficiales. Otra vez, la suerte del Estado, entra depender, no de del consenso mayoritario de una ciudadanía inexistente, sino de los Aparatos Armados, que empiezan a demandar mas y más Autonomía para su labor. Es entonces, cuando el Presidente Lleras Camargo, en el famoso discurso del Teatro Patria de Usaquén en 1957, sienta las bases del gran pacto entre el poder Civil y el poder Militar: Las Fuerzas Armadas se subordinarán al gobierno, pero seguirán manejando de manera autónoma y con suficientes protecciones, llamadas Fueros, el asunto del Orden Público.

En 1964 y en contexto de la Guerra Fría, los militares Colombianos que como una excepción de toda Latinoamérica, habían participado en la guerra de Corea, al lado del Ejército Norteamericano, asesorados por la Embajada de ese País, ejecutan el famoso plan LASSO, tendiente a acabar con los Comunistas, que controlaban un pequeño núcleo de resistencia armada, en la región cafetera de Sur del Tolima, llamada por el hijo del presidente Laureano Gómez, la Repubblica Independiente de Marquetalia. Cerca de 15 mil soldados, inauguran en Colombia las operaciones Helicoportadas, y los bombardeos aéreos, contra 50 familias campesinas que habitaban la región y había resistido tenazmente el exterminio; sus reclamos sociales que se hubieran podido resolver con 50 mil pesos de la época, tal y como el mismo jefe guerrillero Marulanda lo reconoció hace 4 años, al pretender resolverlos con bombas y metralla, se transformaron en la pesadilla que hoy 40 años después, estamos padeciendo.

Al año siguiente, las tropas oficiales disparan contra una marcha de obreros, en Santa Bárbara Antioquia, dejando una veintena de muertos, y para complicar la situación de inestabilidad Política y Social, aparecen otras dos organizaciones guerrilleras: el Ejercito de Liberación Nacional, en el Carare, en cuya fundación participa el sacerdote católico Camilo Torres, y el Ejercito Popular de Liberación, en alto Sinú, que demandarán nuevos desarrollos militares.

Para comienzos de la década de los 70, un creciente y masivo movimiento campesino e indígena, que reclama el fin del acaparamiento violento de las tierras, por los Latifundistas, Hacendados, y Ganaderos, en lugar de ser escuchado y tramitadas sus demandas legales, es reprimido y disuelto por las Armas Oficiales. En ese mismo año, la coalición de clases en el poder, es sorprendida con un resultado electoral adverso en las elecciones Presidenciales, y para continuar con el usufructo patrimonial del Estado, no dudan en recurrir al fraude electoral, e imponer por la fuerza, al Presidente Pastrana Borrero. Esto origina el surgimiento de otro grupo guerrillero; el M-19, que toma el nombre de la fecha en la que se realizó el fraude. Los Colombianos una vez, mas siguiendo la tradición Histórica, continuarán tratando de resolver sus contradicciones políticas y sociales por medio de las armas, desbarajustando aun más el Sistema Social imperante. Simultáneamente según las cifras del Banco de la Republica, durante todo este periodo de sangre y lodo que estamos analizando, se obtiene una de las más fuertes rachas de acumulación de capital, vividas en la Historia de la economía Nacional.

Las centrales obreras protestan por las leyes laborales regresivas, y las organizaciones campesinas y populares, se movilizan en todo el país, en contra de la venganza latifundista pactada en Chicoral, que pone en marcha el gobernante impuesto. Así se empieza a gestar desde 1971, el paro cívico nacional que estallará 7 años después, durante el gobierno de López Michelsen, disparado por la política de liberalismo económico y financiero desembozado, que este impuso.

El paro cívico, que alcanzó a constituir un riesco para el gobierno dada su extensión y coordinación Nacionales, es reprimido con saña y son centenares de muertos que aun no han podido ser contabilizados, los que deja su represión a bala. La respuesta al resquebrajamiento de las instituciones, es, la promulgación al año siguiente, por el Presidente Turbay Ayala, del nefasto Estatuto de Seguridad Nacional, copiado de las dictaduras del Cono Sur de América, que inauguró un nuevo periodo de inestabilidad y brutalidad, en el manejo del Orden Publico en Colombia, al legalizar la tortura, la desaparición forzada o los ajusticiamientos de aquellos a quienes arbitrariamente clasificó como "enemigos internos".

Pero "el liberalismo económico en beneficio del capital", como lo dice en sus libro el Gerente del Banco de la Republica, apuntalado en las armas Oficiales, no se detuvo, sino que por el contrario, continuó su expansión ininterrumpida, favorecido por las bonanzas cafetera de 1978, la bonanza Narca de 1980, y la bonanza petrolera y minera de 1990. Al extremo, que el Gerente del gremio de los Industriales, Echeverri Correa, pudo hacer una fotografía de la época, con la chusquísima frase de que " al país le iba mal, pero a la economía, le iba muy bien".

A comienzos de la década de los 80 y bajo la doctrina del enemigo interno se pone en marcha la Estrategia de la defensa del Estado con métodos irregulares, conocido como Paramilitarismo Impune; en torno al cual se aglutinan Latifundistas y Hacendados, Ganaderos, Industriales, Comerciantes y Narcotraficantes, apoyados en muchos casos como se acaba de comprobar, por gerentes Locales de compañías Transnacionales como Cocacola y la Drumont, o la Texas en el experimento piloto de Puerto Boyacá, opuestos visceralmente a cualquier proceso de paz con los grupos guerrilleros, que piden simplemente cambios democráticos en las estructuras del Estado.

A fines de 1985 viene la recuperación por parte del Ejército a sangre y fuego del Palacio de Justicia, en el corazón de Bogotá, que había sido tomaio previamente, por un comando guerrillero del M-19, lo que destruye junto con el edificio, prácticamente el Poder Judicial, y se desaparecen de la escena, a no se sabe cuantos civiles, además de los 50 jueces y magistrados desarmados, que allí se encontraban. Al comenzar los 90, ya habían desaparecido ajusticiados por el Estado, tal y como lo comprobó posteriormente la comisión de los Derechos Humanos de la OEA, mas de 4 mil cuadros políticos de la agrupación de Izquierda, llamada Unión Patriótica, surgida de los acuerdos de paz entre la guerrilla de las FARC con el gobierno de Belisario Betancur. Y cuatro candidatos presidenciales; dos de la Unión Patriótica, Pardo Leal y Jaramillo, el comandante del M-19 Pizarro, y el candidato liberal reformista Luis Carlos Galán, habían pasado a engrosar la larga lista, de los magnicidios impunes.

Sin embargo, ante este agotamiento Político precipitado por la irrupción violenta de los Narcotraficantes opuestos a bombazos a la extradición; el Presidente Cesar Gaviria, logra sortear la situación, y conformar una nueva coalición política favorable al bloque de clases dominante, mediante un nuevo pacto horizontal e incluyente con las guerrillas del M19, y otros movimientos desmovilizados. Se hace la Constitución de 1991, que firman simbólicamente Álvaro Gómez por el partido Conservador, Horacio Serpa por el partido Liberal y Navarro Wolf por los reinsertados. Dejando cuidadosamente por fuera de ella, a los demás movimientos guerrilleros como al ELN, a un sector del EPL y a las FARC, cuyo campamento central fue bombardeado precisamente el día que se iban a elegir los delegados a la Constituyente. Un nuevo ciclo de Coalición Bipartidista "Ampliada", y violencia que completa 12 años, quedaba inaugurado, dando una vez mas la razón a Guillén Martínez.

La nueva Constitución, implanta definitivamente en nuestro País el Neoliberalismo Transnacional, legalizando el carnaval financiero que llamó Apertura Económica y la captación de capitales, provenientes de la economía ilegal y subterránea. El Latifundismo se refuerza con los dineros del Narcotráfico y mas de 4 millones de hectáreas pasan a manos de 5 mil personas, convirtiendo la tierra en la "alcancía del capital". La Policía Nacional pasa al Ministerio de Defensa, convertida en un destacamento contraguerrillero del Ejercito. Los llamados fueros militares se dejan intactos, y en consecuencia la impunidad, para los agentes del Estado comprometidos con el paramilitarismo. Entonces este, sintiéndose muy seguro, dice cínicamente por todos los medios de comunicación, estar defendiendo al Estado con una motosierra, sin importarle un bledo las condenas de las Naciones Unidas, la OEA y otras instituciones Internacionales.

El sistema judicial achicharrado en el Palacio de Justicia, es reemplazado por una Fiscalía politiquera y politizada contra los de ruana, que le vale a la Nación un millón de dólares diarios. Y el tan prometido ordenamiento territorial, jamás se realizó. En palabras del exfiscal Gómez Méndez: "no pasó de ser un emocionado discurso veintejuliero puesto en forma de código".

Los Narcotraficantes envalentonados, construyeron cárceles de 5 estrellas como la llamada Catedral de Medellín, dizque para someterse a la justicia, o mejor al contrario. Continuaron financiando campañas electorales como la que llevó a la Presidencia a Ernesto Samper Pizano, para citar solo una de ellas. Expandieron sin cálculo posible, su fatídico negocio, corrompiendo todas las esferas de la vida social, y aumentando los efectos de la Crisis y beneficiándose de ella. Algo así como la bacteria de la gangrena, que pudre los tejidos, para poder nutrirse de la necrosis.

El gobierno de los Estados Unidos, aprovecha la falta de legitimidad del Presidente Samper, para manipular la situación, adelantar su guerra contra las drogas, y controlar aun más el país. Las Fuerzas Armadas reabastecidas, fueron lanzadas a escalar el conflicto social y armado sin ningú resultado favorable, y por el contrario sufriendo múltiples y grandes reveses militares, que tornaron mas critica la situación. Pastrana Arango, el hijo de quien fuera el Presidente impuesto 28 años atrás, gana las elecciones de 1998, con la promesa de adelantar un proceso de paz con la Insurgencia Armada, y recuperar la Gobernabilidad. Decreta una zona desmilitarizada en el Caguán, con el fin de adelantar los diálogos, y en los primeros meses de la negociación, logra firmar con el jefe guerrillero Marulanda Vélez, los 12 puntos de la llamada Agenda Común para la Construcción de una Nueva Colombia. Pero lo que parecía una risa, muy rápido se torna mueca. Los sectores de la coalición ampliada gobernante, opuestos a cualquier negociación, asustados con el compromiso firmado y de los desarrollos temáticos que se realizaban en las audiencias publicas, presionan para que concluya el proceso. La confrontación aumenta por fuera de la zona desmilitarizada, mediante la implementación plena por parte del gobierno de Estados Unidos, del llamado Plan Colombia, la negociación es desacreditada hasta mas no poderse, por los medios de comunicación, y el Presidente Pastrana, termina el proceso de diálogos y negociación.

En un ambiente pugnaz de polarización creciente, y aglutinando tras de sí a estos sectores de la coalición gobernante, opuestos a cualquier entendimiento con la insurgencia, y contando con el total respaldo del gobierno de George Bush, triunfa el año pasado, el presidente Álvaro Uribe Vélez, ofreciendo en el corto plazo la derrota total de la Insurgencia, y el imperio de la seguridad por las armas, a que aludía el embajador Norteamericano, 124 años atrás.

Empieza remplazando el gobierno Civil, por uno Militar en las llamadas Zonas Especiales de Orden Publico. Por extender a todo el país el Plan Colombia, aumentar el pie de fuerza a mas de 300 mil soldados y apropiar a las Fuerzas Armadas totalmente reconstruidas y repotenciadas por el gobierno Norteamericano, durante el desarrollo del llamado proceso de paz de Pastrana, enormes recursos, que sobrepasan el 4% del producto interno bruto. Además por tratar de adelantar un extraño y contradictorio proceso de legalización de los Paramilitares. El conflicto llega a la degradación que estamos presenciando, sin que se avizore una pronta y clara victoria sobre la Insurgencia, o se le brinde la tan publicitada seguridad a la población.

Muy por el contrario, ante el aislamiento generalizado que significa el oprobio, de ser el único país de Latinoamérica, que apoya la invasión de rapiña por el petróleo de Irak, y ante la falta de resultados para mostrar; crecen las voces de oposición. Por ejemplo un actor privilegiado de todos estos acontecimientos y mentor de Uribe Vélez, como el ex presidente López Michelsen, desde sus columnas periodísticas del mes pasado, llama la atención sobre la poca voluntad del gobierno, en avanzar sobre un acuerdo humanitario, para liberar a los retenidos por causa de la guerra, supeditándolo a los triunfos militares de un Ejercito derrotado, y reconoce que la actual Deuda Externa, que ya llega a los 324 mil millones de dólares, y se come el 53% del produco interno bruto, se ha tornado impagable según los indicadores Internacionales.

Pero no es solo eso; la fuga de capitales que en los últimos 4 años sobrepasó los 10 mil millones de dólares, ha afectado seriamente la economía, que desde hace 4 años no crece y continua mostrando índices negativos, que no llegan al miserable 1,5%, incidiendo como es natural en el desempleo, el que a pesar del maquillaje de las cifras, continúa estando cercano al 20%. Y para mas amargura, los 200 millones de barriles de Petróleo del territorio indígena Uwa, con los que se esperaba cambiar las metas macro económicas del país, según lo reconoció hace pocos días el propio ministro de minas, resultaron ser de agua salada. Sin embargo, no es solo la Crisis Económica, que se pretende solucionar con un ajuste fiscal regresivo, impuesto por el Fondo Monetario Internacional por la vía de un Plebiscito Político. Es que tampoco llega, la tan anunciada Seguridad para la población. Por ejemplo sin citar el fracaso reconocido por los mismos medios de comunicación de las llamadas Zonas Especiales de Orden Publico, ni las pavorosa salmodia de las cifras de los muertos, tanto civiles como militares de ambas partes, y las incalculables perdidas materiales que produce cada día la confrontación armada.

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Sergio Vieira, en su 6° informe sobre Colombia, presentado en Ginebra la semana pasada, denuncia la alarmante impunidad de funcionarios Oficiales comprometidos en crímenes horripilantes; y como si fuera poco, acoge las cifras dadas por las ONG´S que informan que en lo que va corrido de año, ya van 60 sindicalistas muertos, y que durante el año pasado, se realizaron por parte de los paramilitares 544 masacres, (una y media por día), con un saldo de 2.447 victimas. Además se han ejecutado 4.512 opositores políticos. Se han realizado 734 desapariciones forzadas, y se ha detenido de manera arbitraria a 766 personas. Eso, sin contabilizar los mas de dos millones de desplazados por el conflicto armado, que han ido a degradar aun mas el cinturón de miseria de las grandes ciudades, y que su Oficina no duda en catalogar como un "desastre humanitario". Estos son a grandes rasgos los elementos, de lo que llamo la gran Crisis Histórica Política y Social, en la que se halla sumido, nuestro hermoso país. Y aunque muchas veces me he preguntado, si esto constituye una Crisis; en todos los casos me respondo, que según la experiencia Mundial actual, "La Guerra", así sea de Baja Intensidad como la que se libra en Colombia, no soluciona ninguno de los problemas que pretende resolver, sino que muy por el contrario, los agrava todos, que se presentan de un solo golpe y al mismo tiempo.

Y esta es la reflexión en la que se basa el Mundo Progresista, para pedir una gran Solución Política a la Crisis Colombiana: Los multitudinarios Foros de Sao Paulo, y de Porto Alegre reunidos recientemente.

Los Gobiernos vecinos de Brasil, Venezuela y Ecuador afectados directamente por lo que está sucediendo. Todos a una, claman insistentemente, para que cese el dolor y la muerte en nuestro atormentado País.

Ya no se habla una negociación cerrada, como las que se han intentado hasta ahora, y que se halla tan desacreditada por los medios de comunicación de Colombia. Si no en la realización de un gran Acuerdo Democrático, que supere los pactos oligárquicos horizontales para el reparto del presupuesto, y acabe de una vez por todas con el recurrente ciclo de coalición, violencia y nueva coalición, de que nos habla Fernando Guillén Martínez.

Un nuevo Pacto Social, que incluya a todo el país y forme una verdadera Nación. Que reconcilie a la Sociedad Civil con el Estado patrimonial, vengativo e impune, superándolo por otro en donde impere la Justicia Social, y el Derecho Civil se imponga sobre el Código Penal Militar. Un Nuevo País reflejado en una Nueva Constitución, que tendrá que ser redactada, en un ambiente Democrático y de amplia participación popular, en una Asamblea Nacional Constituyente, que tome como punto inicial y de partida, los acuerdos ya firmados y desarrollados entre el Estado y la Insurgencia, en la llamada Agenda Común de 1999.

Será el resultado, de un amplio abanico de posibilidades, todas ellas Políticas, que incluyen Convenciones, Acuerdos, Consensos, Audiencias Temáticas Publicas, tanto en la esfera Regional como Nacional, y por supuesto, Pactos de Grandeza. Esto es lo que se llama la Salida Política al conflicto de Colombia, y para la cual, los convoco desde ya, a todos ustedes, para evitar que la consigna Nichilista de que; "si no hay Patria para todos, no habrá Patria para nadie", le marque el destino futuro a Colombia.

Muchas gracias por haber tenido la paciencia de escucharme.

Alberto Pinzón Sánchez. Berlín. 16. Abril. 2003



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