Por Homero Muñoz

Uruguay condenó a muerte a 3 uruguayos, menores de edad, sin juicio, a partir de la presunción de su culpa: todo indicaba que iban a ser pobres.
Estos malvivientes (vivían en un asentamiento ilegal, aún no trabajaban, tampoco sus padres, no tenían que comer, ni demasiado abrigo, es decir, muy malvivientes) dejaron de existir en este mes de abril en que aún no hace frío de verdad, por desnutrición. Esta, sin ser la forma más habitual de condenar a muerte en el Uruguay, se está poniendo bastante de moda por ser de bajo costo. El estado no debe invertir nada para ejecutar la sentencia.
Se presume que de haber prosperado esas vidas (tenían 3, 8 y 9 meses de vida respectivamente) el cuadro que configurarían sería seguramente delictivo. En efecto, los padres y madres de los bebes son pobres, viven en asentamientos, son desocupados, prácticamente analfabetos, jóvenes, inestables familiarmente (tienen muchos hijos en distintos grupos familiares), violentos (dos de los bebes además de desnutrición sufrían malos tratos), algunos de ellos alcohólicos. Dado este cuadro, las estadísticas nos muestran que el futuro de esos bebes tiende en el mejor de los casos a ser marginales mansos, improductivos, no consumidores y en el peor, marginales violentos, delincuentes, asesinos, drogadictos, prostitutas, proxenetas, etc.
En cualquier caso, serían niños con muchos problemas de aprendizaje en la escuela, violentos ellos mismos, seguramente no harían secundaria porque serían enviados a pedir, a lavar vidrios de coches o si hubieran sido emprendedores y guapos, directamente a robar, ya que se sabe que como los niños no son punibles es práctico usarlos para los robos porque enseguidita salen o se escapan de las dependencias del Instituto Nacional del Menor.
De modo que a la larga hubieran sigo un gasto para la sociedad toda. No hablamos ya de los seguramente infructuosos esfuerzos educativos, sino del INAME, la cárcel, los gastos para prevención de la delincuencia (más policías, más patrulleros, combustible, computadoras para inteligencia, armas, balas, etc.) De ahí la condena.
Es mejor que mueran chiquitos para que no le hagan mal a la sociedad.