Dignidad y justicia para la paz
Por Pedro Flecha
Hace un año, La Resistencia hizo llegar una carta al presidente Toledo en la cual se planteaba nuestra preocupación por la poca claridad en el rumbo que había tomado su gobierno en política exterior. En esa carta decíamos: "Nos referimos concretamente a la influencia del gobierno actual de los Estados Unidos en la región...... El gobierno norteamericano, al declarar un estado de guerra contra el terrorismo en un escenario a nivel planetario, ha procedido a restringir las libertades en su propio país y, con ello, está avalando una actitud autoritaria similar en diversas áreas del mundo.
Creemos que este gobierno no debe variar sustancialmente la posición peruana, por presiones del actual gobierno norteamericano y estigmatizar a países hermanos como Cuba. Los peruanos no podemos ser la caja de resonancia de los intereses expansionistas norteamericanos a riesgo de volver a ser una colonia política. No hay dinero, ni inversión que valga la pena para someter la soberanía de un país".
Lamentablemente, el tiempo nos está dando la razón. La administración Toledo está respaldando servil y totalmente a la administración Bush, prestándose a un papel poco digno de "celestinaje" en política exterior.
El mundo asiste horrorizado a la masacre que se está perpetrando contra el pueblo iraquí, contrario al Derecho Internacional y al más flagrante desprecio por los derechos humanos, sin embargo la Cancillería peruana, bajo las órdenes de Alejandro Toledo, lejos de pronunciarse rotundamente contra este nuevo genocidio imperialista, presenta en Ginebra ante la Comisión de DD.HH de la ONU, una moción para que Cuba sea nuevamente inspeccionada por este tema. Momentos en que además se necesita con urgencia la mayor unidad latinoamericana para enfrentar conjuntamente esta crisis mundial. Asimismo mantiene una posición blanda con el imperio japonés que protege al delincuente genocida Fujimori en lugar de romper relaciones diplomáticas, en tanto no se resuelva satisfactoriamente esta situación.
Decisiones como estas han hecho que a nivel mundial los pueblos se esten separando de sus gobernantes, porque sienten que estos ya no los representan. Estos gobernantes se han autoarrogado poderes sobre la vida y la muerte del cada vez mas numeroso protestante colectivo de individualidades, y es por eso que millones de ciudadanos han salido a las calles a dejar oir su voz. Como dice James Petras "las redes internacionales emergentes están creando desde abajo unas nuevas "naciones unidas", libres de entreguistas, de cómplices y de diplomáticos que predican la paz de los sepulcros".
Lima, 28 de marzo del 2003 El Comité Coordinador