Campesinos dicen que escucharon disparos antes de la caída de helicóptero Black Hawk en el Cesar
Febrero 28 de 2003 EL TIEMPO
En las últimas semanas se acostumbraron a ver pasar una flotilla de helicópteros varias veces al día. Tal vez por eso se les hizo extraño el sonido de los disparos que provenían de las montañas.
"Yo estaba ordeñando la única vaquita que tenemos, cuando a las 6:30 de la mañana del miércoles empezaron a sonar en las montañas varios totazos y después se escuchó un 'guarapazo' (golpe) que nunca había escuchado en mi vida".
Así contó Daniel Pallares, un campesino de 18 años de la serranía del Perijá sobre el modo en que el helicóptero Black Hawk del Ejército se vino a tierra el miércoles pasado y terminó con la vida de 23 militares que iban en misión contraguerrillera hacia el centro del Cesar.
Veinticuatro horas más tarde (ayer), Pallares también fue testigo de cómo soldados del Comando Operativo No 7 y de la V Brigada empezaron a rescatar los cadáveres. Ayer apenas consiguieron recuperarse 14 de los 23 cuerpos en un operativo muy difícil que solo se inició a las 11:30 luego de que el Ejército tuvo control total del cerro Monterrey, sitio donde cayó la aeronave, y donde hay presencia de los frentes guerrilleros 'Camilo Torres' del Eln y 41 de las Farc.
Dos helicópteros de las Fuerzas Especiales participaron en los operativos de rescate y fueron los encargados, durante tres horas y media, de transportar los cuerpos, la mayoría calcinados, al Batallón La Popa, donde esperaban funcionarios de la Fiscalía para practicar los levantamientos de cadáveres.
Nadie distinto de los uniformados pudo ingresar al área del siniestro, ya que los militares acordonaron la zona y no permitieron que ni lugareños ni prensa se acercaran. Sin embargo, desde el punto donde se iniciaba el cordón de seguridad se podía apreciar cómo se metían los cuerpos en grandes bolsas negras y se subían a las aeronaves.
"Por aquí no pueden pasar; tienen que devolverse", gritaba un capitán que ocultaba su identificación y cumplía órdenes de un coronel de apellido Mantilla.
"Los jefes están muy tensos por todo lo que está pasando y a nosotros no nos dejaron recoger los cuerpos de nuestros compañeros porque consideran que sería un golpe emocional muy fuerte para nosotros", contó un soldado que tampoco quiso suministrar su identificación.
Restos del helicóptero siniestrado se apreciaban esparcidos en un área de 500 metros y un olor a quemado inundaba las montañas desde donde se observan varios pueblos del centro del Cesar.
Un portavoz del Comando Operativo No 7, con sede en Valledupar, informó que los cuerpos serán remitidos hoy a sus lugares de origen, una vez les practiquen las necropsias.
"Es lamentable lo sucedido y esperamos identificar los diez cuerpos recuperados para entregárselo a sus familiares", aseguró el portavoz.
Ayer, a las 6 de la tarde, los cuerpos eran esperados en Medicina Legal de Valledupar para iniciar las necropsias, identificaciones y entrega.