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Latinoamérica

La Declaración de ingreso de Panamá al Plan Colombia

Jorge E. Illueca
Ex Presidente de la República.

El lunes 10 de febrero la sorpresa acompañó el desayuno de quienes leímos la primera página de los diarios locales. Estos anunciaron para el día siguiente, la realización de una reunión cumbre convocada por la Presidenta Moscoso. Sólo informaban que en esa reunión estarían presentes los presidentes de los cinco países centroamericanos y el Presidente de Colombia. Se agregó luego que el Canciller de Argentina, quien se encontraba de visita oficial en Panamá, había sido invitado. No se ofrecía información sobre los motivos, circunscribiéndose al laconismo de las informaciones brindadas a los medios de comunicación por los voceros de los organismos competentes..
Al momento en que hilvano estos comentarios si bien ya he leído en el diario "La Prensa" del 13 de febrero el "Texto completo de la Declaración de Panamá suscrita el 11 de febrero por 7 Jefes de Estado y el Canciller de Argentina", la lectura de esa Declaración no me ha ayudado a comprender quién, por qué, cómo y cuándo se decidió convocar a la reunión cumbre que adoptó la referida declaración..
Siempre es posible conjeturar que los imperativos de la diplomacia eximen al gobierno de dar detalles y explicaciones sobre ciertas iniciativas y determinadas actuaciones. A esa conjetura se le opone la memoria de que la llamada "diplomacia secreta" ejercida por los gobiernos europeos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX no dio buenos resultados y que a medida que la democracia se fue afirmando en todo el mundo y en nuestra región particularmente, la apertura y la desinformación no son buenos métodos para defender las buenas causas. La lucha contra el terrorismo y la cooperación multilateral en esa materia, es una buena causa. Pero esta buena causa se juzga también, por la manera como es promovida o defendidas..
El texto comprometedor de la Declaración de Panamá es lo único que el público conoce sobre la reunión cumbre mencionada. En ese texto se aprecian ciertas asimetrías entre los declarantes. Las asimetrías no están explícitas en el texto, pero son perceptibles. La Declaración se titula "Declaración de Panamá". Pero en su quinto párrafo al ofrecer al pueblo colombiano y a las familias de las víctimas "la solidaridad del pueblo centroamericano", se configura como la "Declaración Centroamericana". .
La Declaración condena el acto cometido por las FARC en el Club "El Nogal" de la ciudad de Bogotá el 7 de enero, pero no condena el asesinato de cuatro autoridades indígenas, entre las cuales se encontraba Ernesto Ayala, Jefe Cacique de Paya, el cual fue consumado el 18 de enero durante las incursiones de las paramilitares Autodefensas Unidas Campesinas en las aldeas fronterizas de Paya y Púcuro, en el territorio panameño del Darién. .
Las referencias que hace la Declaración a la Organización de las Naciones Unidas y a la Organización de los Estados Americanos tienen su razón de ser, aunque tratan exclusivamente de las fórmulas para combatir el terrorismo. Es imperdonable del lado de Panamá que no se aluda, en modo alguno, a los problemas de todo orden que vendrán con las oleadas de refugiados que es fácil anticipar que invadirán el territorio panameño, huyendo de las hostilidades que se producen en tierra colombiana. .
Para los países que no son vecinos, que no tienen fronteras comunes con Colombia, el problema colombiano es un problema colombiano. Para los países vecinos de Colombia, el problema colombiano representa el peligro de trashumancias episódicas, y cada vez más frecuentes de los grupos armados colombianos. Muy recientemente el asesinato de panameños darienitas fue una experiencia dolorosa y mortificante. El atentado ocurrido la semana pasada en el Club bogotano El Nogal, es sin duda un acto que puede ser calificado como un acto terrorista. Sería impropio interpretarlo como un acto de rebelión de oprimidos contra la injusticia, ni como un acto de rebelión de desposeídos contra los opulentos. Creo que es necesario agregar que no encontramos en ese acto de terrorismo interno, vínculos con el terrorismo internacional. Señalar esto me parece importante porque el mundo entero está conmovido, preocupado, angustiado, desde hace varias semanas por la relación que se trata de establecer entre el terrorismo que destruyó las torres gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 con los preparativos de una movilización armada contra Irak. Este escenario tiene un dramatismo indudable para el mundo entero y los panameños y panameñas debemos ser muy precavidos y estar muy alertas ante la posibilidad de que se hagan amalgamas entre el problema colombiano y las amenazas de terrorismo internacional que han sido objetos de sendas resoluciones del Consejo de Seguridad, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del Consejo y de la Asamblea General de la OEA. En este mismo sentido somos particularmente sensibles a las expresiones de quienes han señalado la potencial imprudencia contenida en cualquier decisión de hacer de nuestro país sede de reuniones o fuente o centro de iniciativas sobre el problema del terrorismo colombiano. .
No les falta razón a quienes interpretan la Declaración de Panamá como una Declaración de guerra, no simplemente al terrorismo, sino concretamente contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y aunque no hayan sido mencionadas por sus nombres, no deja de alcanzar al Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a los Paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia. Ante la Declaración de Panamá es lógico esperar, (y será necesario tomar las medidas de protección adecuadas) que la Embajada de Panamá en Colombia y los Consulados de Panamá serán objeto de atentados terroristas como medidas de represalias. .
A esta Declaración se suma un hecho que reviste suma gravedad. Me refiero al anuncio hecho por el señor Ministro de Gobierno y Justicia, quien confirmó que "Quinientos agentes de policía que formarán parte de una unidad especializada para la vigilancia en la frontera con Colombia, son entrenados en Estados Unidos y Colombia y se espera que puedan incorporarse a las tareas de patrullaje en Darién antes de mayo próximo, reveló ayer el Ministro de Gobierno y Justicia, Arnulfo Escalona Avila." (La Estrella de Panamá (portada) jueves 13 de febrero de 2003). La ciudadanía tiene derecho a esperar una información completa sobre una medida tan comprometedora para el país y sobre cual es la dimensión de la asistencia material en armamentos, aviones, helicópteros, vehículos y naves para la movilización de estas fuerzas armadas cuyo carácter militar es evidente. Significa esta noticia que el Gobierno ha creado lo que en "La Estrella de Panamá" se denomina "Unidad Elite Guardafrontera" que "Se entrena en EE.UU. y Colombia". ¿Está, pues, Panamá metida hasta el cuello en el Plan Colombia?.
Tengo la convicción de que, a menos que se tenga certeza absoluta sobre la amenaza de los grupos rebeldes colombianos para toda la región, la mejor forma de ayudar, de cooperar con Colombia y de proteger a los países vecinos de Colombia, debería darse a través de un mecanismo de consulta, de concertación y de coordinación entre los países vecinos de Colombia y con Colombia. Tal sería el caso del Grupo de Río del cual precisamente son parte integrante tanto Colombia como Panamá, conjuntamente con Venezuela, el Brasil, el Ecuador y el Perú, que evidentemente ha sido totalmente marginado por circunstancias que me parecen inexplicables. En ese ámbito estarían debidamente protegidos los derechos de esos países vecinos a abstenerse (y a que se respete ese derecho) de intervenir en el conflicto colombiano. Mientras tanto, la cooperación regional en la prevención y el combate contra el terrorismo colombiano es un problema que, teniendo múltiples facetas, exige que se defina si los países de la región estamos en condiciones de asumir los costos y sobre todo, los riesgos de una diplomacia activa y subregional en relación con el conflicto colombiano..