Latinoamérica
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27 de febrero del 2003
Renacen los No alineados
Angel Guerra Cabrera
Rebelión
Cuando muchos daban por muerto al Movimiento de los No alineados(MNOAL) este ha dado señales de renacimiento. En la cumbre de Kuala Lumpur, capital de Malasia, se han vuelto a escuchar conceptos introducidos en la escena internacional posterior a la histórica reunión fundacional del tercermundismo en Bandung, que casi habían desaparecido del discurso de los funcionarios gubernamentales del Sur subdesarrollado a partir del apogeo neoliberal: defensa de la soberanía, independencia y autodeterminación; injusto orden económico internacional; intercambio desigual; desarrollo y subdesarrollo; democratización de las relaciones internacionales; imposibilidad de pagar la deuda externa; necesidad de un sistema internacional donde no rija la voluntad de una potencia hegemónica; solución pacífica de los conflictos; desarme universal. Estos conceptos animaron la Declaración de Kuala Lumpur, acompañados de sendas condenas a la agresión en marcha contra Irak y a la violación por Israel de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Palestina. Cuba, se acordó, será la sede de la próxima Cumbre en 2006.
El MNOAL reúne a la mayoría de los Estados que formaron parte del sistema colonial, cuyos pueblos son como regla los más oprimidos de la tierra al sufrir la doble explotación de sus oligarquías y el saqueo imperialista. Con el ingreso de Timor del Este y San Vicente y Las Granadinas suman ya 116 sus integrantes, que agrupan a más de 50 por ciento de la población mundial y constituyen las dos terceras partes de la membresía de la ONU, una fuerza política que puesta de acuerdo y organizada puede influir mucho en los asuntos mundiales.
Sin embargo, hace dos décadas en casi todos esos Estados se extendió entre las elites el criterio de que el no alineamiento carecía ya de razón de ser, una vez que con el fin de la Unión Soviética y de la guerra fría se entraría a una era de paz y prosperidad en que los gravísimos problemas económicos, políticos y sociales acumulados serían resueltos por la mágica acción del mercado, liberado de la intervención estatal. La realidad ha mostrado que tales suposiciones no pasaban de ser eso y que las elites pueden pagar un precio muy alto por haberlas hechos suyas. La acción "desregulada" del mercado ha resultado ser la mayor fábrica de pobreza, marginación y exclusión que haya conocido la historia y creado una situación insoportable que ya está generando explosiones sociales en cadena. El mercado, monopolizado por unas pocas grandes potencias en la historia del capitalismo, ahora estaría llamado a convertirse en coto exclusivo de una de ellas, que busca reducir la función de las clases dominantes nativas a la de meros gerentes locales del nuevo orden que intenta imponer al mundo. Por consiguiente, los gerentes deben enfrentar con cada vez mayor frecuencia a multitudes rebeldes y enardecidas que ya no confían en las instituciones y han demostrado la capacidad de echarlos, sea mediante la sublevación civil callejera o por vía electoral, como ha ocurrido en Venezuela, Ecuador, Argentina e Indonesia.
La reunión de Kuala Lumpur refleja la creciente presión popular sobre las elites para liquidar las políticas neoliberales y a la vez la inconformidad de aquellas con el disminuido y riesgoso papel que estas les asignan. La recesión de la economía mundial y la extensión de los síntomas de la quiebra del modelo neoliberal han exacerbado estas contradicciones, agudizadas con la llegada a la Casa Blanca del grupo petrolero y armamentista de George W. Bush. En dos años escasos este se ha encargado de mostrar sin tapujos la verdadera esencia colonialista y depredadora del proyecto de hegemonía mundial preconizado desde Washington, que al verse arrastrado a una crisis terminal no encuentra otra salida que imponerse por la fuerza de las armas y el terror sobre el resto de las naciones y sobre la propia población de Estados Unidos.
Justamente en Malasia, después de la crisis de los tigres asiáticos, el primer ministro Mahatir Mohamad -que ahora encabezará por tres años el MNOAL-, se negó a aplicar las recetas que entonces trató de imponerle el Fondo Monetario Internacional, una de las primeras insubordinaciones exitosas de un gobierno del tercer mundo ante el orden emanado del consenso de Washington. Mahatir ha subrayado la pertenencia del MNOAL a la corriente universal contra la guerra al afirmar que esta debe ser proscripta de las relaciones internacionales.
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