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Latinoamérica

16 de febrero del 2003

Incierto gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada
El boliviazo conmueve al Altiplano

Emilio J. Corbière
Argenpress

A pocos menos de seis meses en que asumió, por una alianza parlamentaria muy precaria, el futuro del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada es incierto. Debió suspender los ajustes y la erradicación de las plantas de coca. La represión hace dos meses costó 18 víctimas en el Chapare y ahora, la insurrección produjo cerca de treinta muertos, centenares de heridos y 180 prisioneros. La crisis no ha cesado sino que se profundiza..
Ardió Bolivia, incendios, saqueos, lucha en las calles, la población urbana, desde los estudiantes y sindicatos hasta la policía, obligaron al gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada a dejar sin efecto el ajuste en los sueldos y recortes presupuestarios que habían sido impuestos por el Fondo Monetario Internacional..
El presidente de Bolivia eligió el camino de la represión más despiadada. Sacó a las calles al ejército que tiró con balas de plomo. Hay un viejo antagonismo que viene de la Revolución nacionalista de 1952 entre la policía que se sumó a aquella revolución, y el ejército que siempre apoyó las dictaduras y a la oligarquía blanca, en muchos casos ligados al narcotráfico..
El campesinado está también levantado. Hace un dos meses, durante otra represión, murieron en el Chapare cerca de 18 cocaleros y hubo dos víctimas en Cochabamba. Fueron centenares los presos políticos y decenas los heridos, muchos de ellos graves. Las balas de goma y los gases dieron paso a las balas de plomo tanto de policías como militares..
La insurrección estudiantil en Cochabamba fue en solidaridad con grandes masas de cocaleros del Chapare que exigieron el derecho a cultivar coca para consumo tradicional y medicinal. Los productores de Yungas, campesinos, indígenas y sectores medios cerraron las rutas que unían esa región con el nordeste de Bolivia..
Ahora, un nuevo levantamiento popular urbano que abarca a La Paz, Cochabamba, Oruro y otras ciudades, ha unido a campesinos, mineros, sectores medios, estudiantes, sindicalistas y policías, fuertemente armados. El diálogo está roto entre el gobierno y el diputado del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, la segunda fuerza política boliviana, en evidente ascenso. Se le exige la renuncia al presidente Sánchez de Lozada y a esto se suman la Central Obrera Boliviana (COB) y la policía metropolitana. La tensión, cada hora, crece más..
Un gobierno endeble .
Sánchez de Lozada tiene una base parlamentaria endeble, en este momento está en minoría. El único apoyo que tiene es el del gobierno de George W. Bush y la OEA. El presidente, que quiere gobernar hasta el 2007 solo tiene un camino: declararse dictador y 'bordaberrizarse'. Pero también duraría poco porque los militares bolivianos, muy corruptos, terminarían tomando el poder..
Tampoco esto tiene una absoluta certidumbre. Podría dividirse el frente militar y surgir algún coronel u oficial populista que trate de legitimarse en el consenso popular de los rebeldes. Todo puede pasar pero lo único cierto es que el futuro del presidente Sánchez de Lozada es totalmente incierto..
Por otra parte, los cocaleros exigen respeto a sus cultivos. Presionado por el presidente George W. Bush, el presidente intentó erradicar por la fuerza otras 57.000 hectáreas de cultivo de coca pero lo cierto es que en Yungas se produce legalmente 12.000 hectáreas de coca para uso tradicional y medicinal. En la ciudad de Pananti, a 40 kilómetros de Cochabamba, hace varias semanas, la lucha entre civiles y policías fue cuerpo a cuerpo. Con palos y otros objetos contundentes, estudiantes y otros sectores enfrentaron a las fuerzas gubernamentales..
El cuadro de las últimas horas ha sido dantesco. Dos edificios ministeriales del gobierno fueron incendiados y saqueados. Hubo lucha en las calles con muertos y muchos heridos de bala. Se llama ahora a una huelga general y a los cortes de calles y de rutas. En Bolivia la crisis no ha concluido sino que recién comienza.