Las sugerencias del FMI tiene consecuencias trágicas
Paolo Cuiza
(Bolpress.com).-Nadie podía imaginar las graves consecuencias que desataría el "impuestazo" que, con la inspiración del Fondo Monetario Internacional (FMI) el gobierno de Sánchez de Lozada quiso aplicar como remedio al déficit fiscal que en la gestión 2002 llegó al 8,6 por ciento.
Todo comenzó cuando la tarde del martes, los distritos policiales No 2 y No 4 decidieron amotinarse en contra del ajuste tributario que provocaría un decremento en sus salarios. Más tarde, a las 15:00 se unió al motín el Grupo Especial de Seguridad (GES), la unidad policial mejor equipada del país y un poco más tarde hicieron lo mismo otras unidades policiales de otros departamentos se unan en contra de la disposición del gobierno.
Como pocas veces había ocurrido en Bolivia, minuto a minuto fueron sumándose a la medida coronoles, mayores, capitanes, sargentos y clases de la policía, inicialmente para pedir al gobierno un incremento salarial y luego para rechazar enfáticamente el "impuestazo".
En las primeras horas de la tarde, el comandante de la Policía, Edgar Pardo, pidió levantar las medidas de presión, pero sin lograr respuestas afirmativas de los amotinados.
El comandante Pardo no perdió tiempo y fue a dar parte de lo sucedido al Ministro de Gobierno, mientras ante los medios de comunicación apareció el comandante del Distrito Nº 2, coronel Alfredo Vidaurre, para explicar los motivos del amotinamiento, que fue llamado por algunos uniformados acuartelamiento y por otros un conflicto obrero-patronal. Más tarde, un suboficial del Distrito Policial Nº 5, que no fue identificado, pidió la dimisión del Presidente.
En horas de la noche, el portavoz de los amotinados el mayor David Vargas informó que los policías elaboraron una lista de 30 exigencias que se la entregó al gobierno, entre esta lista figuran: el rechazo al impuestazo, la intervención del Consejo de Vivienda Policial (Covipol), Intervención del Batallón de Seguridad Física para erradicar la corrupción, el incremento salarial del 40 por ciento, la elevación del bono alimenticio trimestral, mejoramiento de infraestructura, pago de un seguro de vida por 10 mil dólares, creación del Consejo Policial, atención médica adecuada y jubilación de los policías con 30 años de servicio.
El gobierno respondió que no dialogaría bajo medidas de presión y exigió a los policías deponer sus actitudes para iniciar un diálogo entre ambos sectores, ninguna de las partes daba el brazo a torcer.
Cerca a las once de la mañana de hoy, una marcha de estudiantes del colegio Ayacucho que pedían la restitución de su director y protestaban contra el "impuestazo" —considerando que esta medida afectaba a sus padres— ingresaron a la Plaza Murillo, donde sin que nadie lo hubiese imaginado empezaron a apedrear el Palacio de Gobierno ante la mirada atónita de los guardias de palacio que sólo atinaron a resguardarse tras las puertas del edificio donde estaba el presidente y sus ministros.
Para calmar la situación, el gobierno convocó a militares, pero su llegada fue resistida por los policías amotinados.
A las 11:00 de hoy, la plaza Murillo fue escenario de combates sangrientos. Primero fueron gases contra gases. Los amotinados efectivos del GES, atrincherados en el ministerio de Relaciones Exterior y Culto (Cancillería que tiene su edificio a en la esquina opuesta al Palacio de Gobierno), lanzaban gases contra los militares que se encontraban parapetados en puertas del Palacio de Gobierno. Poco a poco los militares aumentaban en número bloqueando el ingreso a la plaza. La lucha era dura y peligrosa.
Cuando la plaza de armas estaba convertida en una nube de gases, se convirtió en pocos minutos en un campo de batalla en la cual policías y militares eran participes de uno de los peores momentos que quedará grabado en la historia de nuestro país. Los policías tenían el apoyo de improvisados manifestantes que exponían carteles de rechazo al "impuestazo" y les pedía ingresar hasta el Palacio.
Cerca a mediodía, un extremo de la Plaza Murillo fue copada por militares que se parapetaron en las cuatro esquinas para impedir que la muchedumbre pueda llegar hasta las mismas puertas del Palacio donde se vivía un ambiente de terror, miedo y estupor por lo sucedido, pedazos de vidrios, humo en todos los ambientes y soldados en espera de una orden superior.
Para apaciguar los caldeados ánimos, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia intentó mediar entre los policías amotinados y el gobierno, pero la situación empeoraba. Afuera la muchedumbre vociferaba consignas contra el gobierno y pedía a gritos la renuncia del presidente Sánchez de Lozada y de Carlos Mesa por considerarlos incapaces de solucionar la grave crisis social y económica del país.
En la mañana, el ministro de la Presidencia anunciaba en una conferencia de prensa que el país estaba en calma, aunque fue increpado por los periodistas que en ese mismo instante eran testigos de fuertes enfrentamientos entre policías y militares.
Cuando la situación empeoraba, Sánchez de Lozada tomó la decisión de marcharse del Palacio en medio de insultos de toda la gente reunida para rechazar la gestión del gobierno. En una sola palabra, el presidente "huyó" del pueblo enfurecido.
Las malas noticias empezaban a llegar, el enfrentamiento entre policías y militares provocaba las primeras víctimas, dos efectivos del GES fallecían, uno en las cercanías de la Plaza Murillo y otro en los ambientes del ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
Cerca a las 16:00 la cifra de muertes creció hasta ocho fallecidos y varios heridos entre policías, militares y civiles, los registros médicos no precisaban los nombres de las personas fallecidas, los centros hospitalarios se vieron inundados de personas buscando noticias de sus familiares.
Los medios de comunicación anunciaban que el gobierno decidió dar un paso atrás y anular el "impuestazo", a las 16:05 el presidente Gonzalo Sánchez de Lozada se presentó en la televisión para anunciar el retiro del proyecto de presupuesto entregado al Congreso.
"Hoy día ha sido un día lleno de pena y de dolor para todos los bolivianos. Estoy muy entristecido de haber visto cómo se han enfrentado en manos bolivianas hermanos de dos instituciones fundamentales de nuestra historia y de nuestra República (...) Esto no puede ser tiene que parar. Por eso he tomado la decisión de retirar el proyecto de Presupuesto que mandé al Congreso Nacional para que lo consideren el proyecto que yo esperaba que sea estudiado y consultado con los diferentes organismos del país y las diferentes regiones de la nación. Lo retiro hoy día para que podamos comenzar un nuevo diálogo, un diálogo sincero y fraterno entre todos los bolivianos...", dijo.
Sin embargo, el mensaje presidencial no fue suficiente para aplacar los ánimos. Una hora más tarde Sánchez de Lozada volvería a dar un mensaje, junto al Comandante de las Fuerzas Armadas y el Comandante de la Policía Nacional, para solicitar el repliegue de las fuerzas armadas de la Plaza Murillo y poner fin a las largas horas de intenso enfrentamiento entre ambas fuerzas.
El balance final de los enfrentamientos, 13 muertos entre civiles, militares y policías, y 80 heridos, un saldo terrible para un día de horror que vivió la sede de gobierno.
El pueblo una vez más se unió para hacer escuchar su voz, el gobierno se equivocó en sus medidas anticrisis, el problema aún no concluye, ahora los sectores sociales piden la renuncia del presidente y de su gabinete económico, las horas pasan y los problemas crecen, mañana se llevará adelante la marcha de todos los sectores, esperemos que no sea una situación a la vivida el día hoy. Muerte y Luto en La Paz.
Actualizado el 12-02-2003 a horas 21:01