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Latinoamérica


4 de diciembre del 2003

Aquí cabemos todos. Yo se como

Reinaldo Bolívar
www.geocities.com/reinaldobolivar
Y vuelta a insistir con el cuento de los del medio. ¿Cómo es qué?: ¿Unos caminan por las aceras y el grueso por la calle? Ósea, que son un bojote. Y no sólo eso, sino que constituyen la inteligencia misma del mundo. Tan inteligentes que han dejado, en medio mundo, que los que van por las aceras se destrocen.

Primero la historia de la tercera vía, la de un señor gringo experto en resolución de conflictos que dictaba talleres en lujosos hoteles, ateneo y universidades. Más de uno declaraba orondo "yo hice un curso de solución de conflictos con un gringo".

En pleno paro destructor de la nación aparecen en pantalla unos muchachos buena gente (pros y contras) jugando futbolito en las autopistas como si de un domingo en la cota mil se tratara. Y dos sinceras muchachas (rivales políticas) abrazándose. Y un "taima por los niños" como si estuviéramos en guerra civil a los yusgolavo, o una tregua de Navidad en el frente de batalla europeo. Todo bien bonito pues.

Cómo si los cacerolazos, además de la molestia auditiva y los dolores musculares mataran. La verdad es que ni siquiera la alharaca que forman las señoras de la TV privada y los parlanchines causan tumores. ¿Es que acaso la gallera de los medios de TV detuvieron el triunfo de Chávez, Lula, Gutiérrez? ¿O hicieron que Uribe ganará el referendo neoliberal en Colombia? Olvídense de eso, la conciencia política de los pueblos está por encima de esas pantallas negras y sus engominados moderadores.

Dibujan un país habitado por dos grupos de bandas armadas enfrentadas, dispuestas a caerse a tiros, donde la única salida es una amnistía de parte y parte, un borrón y cuenta nueva. "Los terciarios", en su "ningunismo" caen en el juego de los dirigentes oposicionistas que venden al mundo la visión de una Venezuela ingobernable, violenta que estos últimos reconciliarán en los años de dictadura que sean necesario. Ni siquiera Caracas vive tal situación. Este diciembre 2003 no se asemeja en nada al del 2002 ¿Cuántos altamiranos alzados quedan en la plaza? ¿Cuántas cadenas son recibidas con cacerolas? Mas el discurso que apuntalan los tercios es el de las dos pandillas, el de "al borde de una guerra civil".

Así mientras el Presidente respeta y defiende con el pueblo la constitucionalidad y emprende programas sociales y económicos, otros no cesan en su obra de demoler la casa para después reconstruirla a su antojo. Paran PDVSA y destruyen instalaciones, fondean buques cargados de gasolina, destruyen los sistemas informáticos, desaparecen los alimentos, ponen bombas en embajadas, en Miraflores, asesinan (los soldados de la plaza, la masacre provocada de diciembre 2002, los abaleados en los Próceres, los campesinos ajusticiados por el vicariato terrateniente); llaman a no pagar impuestos, a cerrar calles, autopistas; desvían una marcha para ocasionar una masacre y dar un golpe de estado (al estilo yugoslavo, por cierto).

Ante esa realidad, del tamaño de la muralla china, los terciarios simplemente categorizan al país en tres grupos. Los extremistas que se odian a muerte que no se dan cuenta que "todos caben" junto al tercero (ellos). Es decir, los dos son malos o los dos pueden ser buenos. Léase si los de la G5 y la Coordinadora son malos, Chávez y sus bolivarianos también; o al revés si Chávez y los bolivarianos son buenos los oposicionistas también. No importa el pasado. Todos "pa' dentro". Conclusión, los terciarios proclaman un "perdónalos que no saben lo que hacen"; los de las aceras son poquitos y los del asfalto bastante.

Aunque en la forma, tienen razón. Salvo que en el centro quedan muy pocos: los apáticos de religión, pues en Venezuela todos han tomado posición. Lo cual no implica que nos vayamos a matar. No señor. ¿Cuál es la idea de convertir a los venezolanos en unos seres apolíticos, en unos mirones de palos que esperan que sus representantes escriban el destino de la República y usufructúen los recursos patrios? Los tercios se aparecen ahora con eso de "aquí cabemos todos". Ofrecen el metafísico perdón y ya. El que no esté de acuerdo le sale jalón de oreja y será execrado de los seres pensantes.

Es una concepción desaborida de la democracia, caben todos, hasta los chavistas siempre que se comporten. En esa frecuencia los observadores internacionales de la OEA y el Centro Carter cantan en coro terciario "todo está normal" (mientras un mega fraude recorría las calles del país). Recuerden la visita del Bill Clinton a Venezuela en 1997, cuando en un masticado español sentenció que en Venezuela "todo estar chévere", en tanto que la "Agenda Venezuela" de Caldera y Petkoff intentaban vender hasta la estatua de Simón Bolívar.

Aquí cabemos todo, sólo tenemos que suplicarle a la TV privada que transmita más comiquitas, más novelas y que diga menos groserías, así no hace falta Ley RESORTE. Total, los dueños de los medios son unos niños de pecho que no tuvieron nada que ver con el golpe del 11A, como tampoco los generales golpistas. En Venezuela lo que hubo fue un "vacío de poder". Por ello "los tercios" alzan su mano derecha y absorben a todo el mundo: "Vacíen sus mentes, olviden todo, sus muertos, la violaciones. La paz sea con vosotros".

Frente a estas manifestaciones, uno siente que ese "cabemos todos" es una manera muy elegante de echarle la culpa de cualquier cosa mala a Hugo Chávez y a los bolivarianos, así sean el 65% de la población. No importa, el 5% restante (porque los oposicionistas son 30%) los invita "a caber" en su concepción de país en paz, al precio de impunidad. "Aquí cabemos todos" tiene un amargo sonido a "Chavismo sin Chávez". La memoria se llena de las frases esquivas y guabinosas de los masistas y emerretistas que saltaron la talanquera después de llegar a sus cargos con los votos chavistas. Comienzan con "Chávez habla mucho", sigue el "¿otra cadena?", continúan con los "por qué los provoca", "no es el momento de decir eso", el clásico "sino estuviera rodeado de tal y pascual" y hacen mutis con "ya Chávez cumplió su misión". A los pocos días andan soltando sapos y culebras contra el líder que posibilitó la unidad de una mayoría de venezolanos que obtienen mayor participación en los asunt os de decisión del Estado (porque ahora hasta lo más radicales opositores pueden participar) y que puso el petróleo al servicio del bienestar social de todos los venezolanos.

Hoy, los tercios lanzan por todo lo alto un evento con solución de conflictos y talleres de negociación para alcanzar "la paz" bajo una ecléctica envoltura de celofán muy atractiva. La presentan como si aquí estuviéramos matándonos los unos a los otros. No es así. La polémica es válida, necesaria. A quien se le ocurriría sentar a caraquitas y magallaneros a encontrar salidas a sus diferencias beisbolisticas en las que a veces hasta se lanzan vasos y botellas; o sentar a los hermanos Escarra, a los Villegas (por nombrar a los más conocidos --saludos bolivarianos para Carlos, Vladimir y Ernesto) no sea que se golpeen entre ellos. O a mí con mis familiares, amigos, amigas, colegas y relacionados que no simpatizan con mis ideas bolivarianas ni yo con las de ellos, y nos queremos por encima de las diferencias políticas. Nadie vio a los observadores (la verdadera base) bolivarianos y de la oposición retándose a duelo a muerte en los eventos de recolección de firmas. Por supuesto que existen los aventureros del Plan B, los disociados que agraden a los funcionarios públicos en restaurantes y aviones, los terroristas. A eso se le debe aplicar la ley. "No se tú" pero ese "Aquí Cabemos Todos", me suena a "pagar justos por pecadores" a "Pacto de Punto Fijo" en el cual dejaron fuera a un buen número de "todos".

Hablar de crisis da rating y anotarse en terceras vías luce original: "Yo no estoy ni con uno ni con el otro". Hace unos años los centros académicos ofertaban "la tercera vía" del otrora popular Primer Ministro inglés Blair, quien terminó montado en el carro que va por la vía clásica del imperialismo.

Ahora como el asunto es la paz (¿de los sepulcros?, del "todo está normal", "todo estar chévere"-Paso y gano). Al respecto, citemos algo nada original que resume el sentir venezolano: "Sin justicia no hay paz" y lo traducimos: con impunidad no puede haber paz.

En esta historia venezolana abunda mucho crimen sin castigo, demasiado delincuente de cuello blanco riéndose de sus fechorías. Todos sabemos quienes son. Aparecían todos los días en diciembre 2002 y enero 2003 a las 6:00 PM en cadena privada nacional leyendo su parte de guerra; se mostraron deshonrando el uniforme en octubre 2002 en la zona liberada de Chacao, aparecieron el 12 de abril de 2002 gritando "democracia, democracia" genuflexos bajo un reyezuelo que con un "decretazo" (les encanta el "azo") pretendió sepultar la República.

Sin embargo, la fórmula es correcta. Venezuela es para los venezolanos. Estamos de acuerdo, aquí cabemos todos: Cada quien en su lugar de trabajo, de estudio, de descanso; pero los asesinos, fascistas-golpistas y los que pretenden arrasar con la nación en la cárcel para que purguen sus delitos. Luego podrán reinsertarse en la sociedad. Venezuela también tiene sus centros de reclusión.

Así sí.