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Latinoamérica

12 de diciembre del 2003

Uruguay: el truco de los fuertes fue derrotado por la tenacidad de los débiles
El modelo privatizador ha sido interrumpido y devuelto a su inmenso anacronismo

Federico Fasano Mertens(*)
La República

La Ley de Asociación con Ancap votada por blancos, colorados y el Partido Independiente, ya no existe. El modelo privatizador ha sido interrumpido y devuelto a su inmenso anacronismo.

Ha caído, a sólo diez meses de los comicios que cambiarán la historia del país, el último piso del edificio político privatizador, al que le quedan sólo paredes en demolición.

En marzo de 2001 el diario La República y la radio 1410 AM LIBRE que dirijo, comprometieron todas sus energías para la derogación de esta ley, que no fue votada por ninguno de los parlamentarios de la Nueva Mayoría, el Encuentro Progresista y el Nuevo Espacio.

En junio de este año, cuando fundamos TV LIBRE, el canal se sumó a la lucha por la defensa del patrimonio nacional, siendo el único canal de televisión que apoyó la papeleta rosada, como el diario La República fue el único diario de circulación nacional que también lo hizo, mientras AM LIBRE, primera en audiencia de las emisoras periodísticas, compartió con CX36 el honor de la defensa del Sí antiprivatizador en las ondas radiales. El Multimedio Plural fue la locomotora informativa de este recurso de la dignidad nacional.

Hoy podemos decir con orgullo, ¡misión cumplida! y ahora, ahora sí, abocarnos a la exigente profundización de este proceso con la mirada puesta en el nuevo Uruguay, que sí, es posible.

No fue fácil. Hoy, cuando observamos con alegría en las venas, las cifras impresionantes que hicieron colapsar este proyecto neoliberal, recordamos cuando no éramos muchos los que creíamos que se podía obtener en tiempo el 25% de las firmas del padrón electoral. Que éramos pocos los que creíamos que se podía superar la deserción, en este tema, de esa fuerza de izquierda tan importante como la que dirige el senador Danilo Astori. Y que fuimos pocos los que enfrentamos la masiva anulación de firmas válidas impulsada por una mayoría regimentada de la Corte Electoral. Maniobra que pudo ser impedida por la campaña que lanzamos con todas nuestras fuerzas y sobre todo por la actitud digna de los funcionarios de ese organismo que se negaron a la distorsión de la voluntad popular.

Sin olvidarnos de los pronósticos agoreros de las primeras encuestas que situaban la derogación de la ley, en una cifra no superior al 40%, o cuando hace unos meses los partidarios de la privatización creían que podían torcerle el brazo a la historia.

Este referéndum no dudo en calificarlo como, quizás, el más importante, por sus resultados, para el Uruguay que surgirá en el 2005.

El referéndum de 1992 que condenó al modelo privatizador en su conjunto no fue respetado por el sistema hegemónico.El truco de los fuertes inventó el ardid de las privatizaciones de Antel y después la de Ancap.

Pero el truco de los fuertes fue derrotado por la tenacidad de los débiles. Las 700 mil firmas juntadas a pulmón para defender a Antel obligaron a los parlamentarios blancos y colorados a derogar los artículos 612 y 613 de Antel para evitar una histórica paliza en un eventual referéndum cuya realización eludieron con vergüenza y, ¿por qué no?, también con lucidez.

Pero en Ancap los fuertes creyeron que podían ganar. Contaban con una Corte Electoral que cuando ya se llevaban 250 mil firmas signadas, en agosto del año pasado, decidió cambiar las reglas del juego aprobando una circular ominosa que reglamentaba antidemocráticamente las condiciones de entrega de las papeletas. Una Corte Electoral incurable, a la que ya le queda poco, que hasta último momento, hasta en la elección del color y en la elección de la opción afirmativa y negativa, jugó a favor de una de las partes. Contaban además con una porción de la izquierda, representada por Asamblea Uruguay, que estaba definida a votar con los blancos y colorados que aprobaron esta ley; ley convertida hoy en cadáver insepulto.

Pero no contaban con la rebelión del sentido común enfadado por el ardid, que ya se había manifestado claramente en 1992 con más de un 70% de los votos.

No contaban con la rebelión de los hombres y mujeres engañados que no aceptaron ser súbditos; que se convirtieron en ciudadanos.

La fuerza cívica ciudadana dejó escapar la protesta por el pulmón social, abierto por la falta de respeto al referéndum del 92, construyendo esa pedagogía de la libertad que nos hizo recuperar la virginidad de la mirada en una sociedad violada por el sistema político dominante.

No nos engañemos. Este referéndum es más que la derogación de la asociación con Ancap. Este referéndum parió el cemento ideológico que terminará con la alternancia perversa, vigente desde hace más de 150 años.

Fue un ensayo general de fuerzas, que se tensaron al máximo y que levantaron las tapas de las marmitas donde se cuece el porvenir.

Aunque las declaraciones formales lo nieguen y todos se limiten a hablar sobre la ley derogada, este referéndum se ubicó en el corazón del acontecimiento electoral. Porque gobierno, colorados, blancos y escindidos del Nuevo Espacio, más Asamblea Uruguay, bregaron juntos por la privatización sin fisura alguna. Y frente a ellos sólo el Encuentro Progresista y el Nuevo Espacio, y escasos y dignos aliados como el ex presidente de la Federación Rural, Gonzalo Gaggero, y el ex senador Flores Silva. ¿Cómo entonces desconocer el ensayo general antes de la apertura del telón cuando se estrene dentro de 10 meses la obra esperada por tantas generaciones de uruguayos?

Este referéndum prueba que sí existe la ganzúa capaz de abrir la puerta para pasar de un Uruguay a otro Uruguay.

De repente todo es posible.

La privatización en Uruguay es una idea cuyo tiempo ha pasado. Ya no se animarán a intentar antes de octubre una nueva estratagema.

Como creo que tampoco se animarán los que apuestan a humillar a un Poder Judicial valiente, que quiere devolverle el sueño a la sociedad uruguaya, terminando con la pesadilla de no poder enterrar los restos de jóvenes innegociables masacrados por criminales de guerra. Este referéndum les advierte a los prófugos, que existe el poder de la gente. Y deben escucharlo. Ya tienen que haber aprendido que sólo los crímenes no se entierran. Los seres humanos aún poseen ese derecho que hoy les niegan a decenas de ciudadanos desaparecidos. Porque existen los vivos y los muertos y en el medio los desaparecidos.

Permítanme hacer este paréntesis, dada la gravedad del desacato al Poder Judicial que se está gestando, con la complicidad del mismo gobierno que hoy fue derrotado en la consulta.

Retomando el tema, percibo que el régimen está fatigado y desanimado. La más alta constatación democrática que es la reflexión colectiva de las sociedades civiles lo ha derrotado. El régimen se hunde. Ya me parece estar escuchando el sálvese quien pueda. Y es en este contexto que hoy quiero ratificar mi compromiso fundacional. El mismo desde hace 40 años: el Multimedio Plural, La República, 1410 AM LIBRE y TV LIBRE continuarán, estén seguros, ayudando a construir el paradigma nacional del cambio social y político en cuyos umbrales hoy nos encontramos.

* Federico Fasano Mertens es director de La República de Montevideo.