VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

10 de diciembre del 2003

Uruguay: Voto castigo al gobierno y victoria popular en el Referendum
Golpe al corazón del neoliberalismo


Waldemar Torino y Mario Pieri


El movimiento popular y la izquierda han asestado un nuevo golpe a los profetas del neoliberalismo. Un 62.15% de votos enterraron definitivamente el principal proyecto privatizador del gobierno de la coalición burguesa, presidido por el derechista Jorge Batlle y apoyado por el Partido Colorado y el Partido Nacional.

La papeleta por el SI, que promovía la derogación de la ley que permitía una "asociación" de ANCAP (empresa pública de combustibles) con capitales privados, ganó en 16 de los 19 departamentos del país y obtuvo 1.154.676 votos. La papeleta del NO, por mantener la ley, apenas alcanzó el 36% y 660.124 votos. Más del 80% de los habilitados a votar en el Referendum, concurrieron a las urnas el domingo 7 de diciembre.

Este verdadero triunfo popular es el resultado de la acumulación de resistencias sociales que se han extendido desde el inicio mismo del gobierno de coalición neoliberal. Y se inscribe en medio de una brutal crisis social y económica que ha erosionado definitivamente la legitimidad del proyecto conservador y sus instrumentos políticos e institucionales; es decir, los partidos tradicionales (Colorado y Nacional) subordinados a las políticas de ajuste y "reformas estructurales" impuestas por el FMI, el Banco Mundial y el BID.

Otra vez, el movimiento popular ha ejercido el arma de la crítica frente al estado de cosas imperante por medio del voto. Es que democracia y neoliberalismo no se llevan bien, esto lo saben quienes añoran con nostalgia la imposición de las contrareformas neoliberales durante la dictadura de Pinochet en Chile.

Cada vez más el sistema político se encuentra en la disyuntiva de satisfacer las necesidades populares u obedecer los mandatos de los organismos financieros internacionales. En los últimos años si bien la resistencia al neoliberalismo se ha ampliado sobre todo en la clase trabajadora y sectores populares explotados y oprimidos, la fragmentación de esta resistencia había impedido asestar una derrota política de tal magnitud a la derecha burguesa. Pero cada tanto como en esta oportunidad la lucha de clases, imposible de detener y de expresarse de otra forma se escurre entre las papeletas y las urnas como sucedió el domingo pasado.

Esto es así además porque la configuración de los contendientes; quienes defendían la ley de "asociación" (privatización) de ANCAP y quienes la impugnábamos, era claramente clasista.

Del lado privatizador se alinearon colorados y blancos y el impresentable Partido Independiente, las cámaras empresariales que publicaron un manifiesto de apoyo a la ley, los poderes mediáticos (en particular la televisión) propiedad de tres familias, el capital transnacional, y un sector liberal del Frente Amplio (Asamblea Uruguay, encabezado por el senador Astori que participó en la redacción de la ley).

Del lado de quienes impugnamos la ley se ubicaba el grueso de las organizaciones sociales encabezadas por el PIT-CNT, FUCVAM, FEUU, ONAJPU (jubilados y pensionistas), el conjunto de la izquierda encabezada por el Frente Amplio, el Nuevo Espacio, y también la izquierda que no integra el Frente Amplio. Es decir, la confrontación de las opciones era netamente clasista, más si tenemos en cuenta que el Frente Amplio capta hoy, la mayor adhesión en las clases populares. Tanto soportamos durante mucho tiempo, los análisis triunfalistas de cierta izquierda, que a veces tenemos dificultades para reconocer una victoria. Un buen método para ello es ver que dice los enemigos.

El diario "El Observador Económico", expresión de la derecha ilustrada titulaba al día siguiente "Arrasó el SI, cayó la Ley". El conservador diario "El País", tituló: "Fue derogada la ley de Ancap: 62,21% por Sí, 35,42% por No", y agregaba en su editorial del lunes 8 de diciembre: "las cifras son elocuentes y categóricas. La gran mayoría de los uruguayos se pronunció en contra de la ley (...) Se dice que el resultado electoral de ayer podría hacer desistir de presentar sus candidaturas a algunos dirigentes políticos (...) Empresarios lamentaron la decisión ciudadana (...) Preocupación por resultado que impide el avance" y la modernización del país (...) Analistas coinciden en voto castigo a la gestión del gobierno (...) Para el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs la derogación de la ley de Ancap decidida ayer es "negativa" porque se mantendrá la ineficiencia en la producción de combustibles, y porque prueba la "falta de apoyo" de la ciudadanía a la liberalización económica y la reforma estatal, lo que para los analistas de la firma es "malo para las perspectivas de crecimiento a mediano plazo". "En medio de un general desconcierto, mucha confusión y falta de información de lo que se votaba -eso también lo apuntaban todas las encuestas- el elector decidió con pasmosa facilidad que era el momento de dar una lección y un mensaje a este gobierno. Que la brutal crisis de los últimos años, la pérdida de salarios y aumento del desempleo debían tener una condigna sanción y la oportunidad -la primera que se presentó- fue el referéndum. No importaba el proceso de la ley, ni quiénes la habían redactado. El gobierno la apoyaba y eso era suficiente. El voto buscó, más allá de todo, castigar fuerte al gobierno. Castigado está."

Este voto castigo se expresó aún más en aquellos barrios y zonas del país donde la profundidad de la crisis socio-económica, el desempleo y la pobreza han llegado a grados extremos, y en donde se desarrollaron largos procesos de resistencia social, como la lucha de los municipales en el departamento de Rocha, contra la corrupción en el departamento de Canelones, por la reapertura de la textil Sudamtex en el departamento de Soriano, y el caso más significativo en el departamento de Paysandú que hicieron una experiencia nefasta con la famosa inversión extranjera que los dejo sin una de sus tradicionales fuentes de trabajo como era la fábrica de cerveza cerrada este año.

El resultado es también una señal para quienes quieren invertir en nuestro país, y para los empresarios que han tenido una actitud arrogante ante los "ciudadanos", hay una desconfianza hacia la inversión privada y hacia las privatizaciones, que no es nueva, se expresó en 1992 con la derogación de la Ley de Empresas Públicas, y se volvió a expresar el domingo.

Se trata del triunfo de la movilización popular, por encima y a pesar de las direcciones mayoritarias de los partidos de izquierda y por encima y a pesar de los discursos de los mas connotados representantes de la derecha: los ex presidentes Sanguinetti y Lacalle. En cuanto al Presidente Batlle, se llamó a silencio (mas bien lo llamaron) en un intento (vano) de desvincular el Referéndum de cualquier juicio a una gestión de gobierno absolutamente desprestigiada.

Para los partidos tradicionales está planteada con crudeza la renovación de sus liderazgos en la medida que la presencia de los viejos dirigentes resultó irritante y negativa para la campaña por el NO. Y solo estamos a diez meses de la primera instancia electoral.

Es una derrota al modo de conducir las Empresas Públicas, a la corrupción y al uso político clientelista de los recursos públicos, como lo hizo el directorio de ANCAP en la campaña, en este sentido es muy saludable el pedido de renuncia del presidente del directorio de ANCAP efectuado por Hugo de Mello presidente del sindicato de ANCAP.

Se trató también de un triunfo de la conciencia popular a pesar del monopolio de la información al servicio de la derecha. Salvo honrosas excepciones, todos los medios de información estuvieron al servicio del NO (que paradójicamente era el voto a favor de mantener la ley privatizadora).
Fue también una derrota de las líneas mas colaboracionistas con el gobierno en el seno de la izquierda como las del senador Danilo Astori y del ex presidente del Frente Amplio, el general (R) Liber Seregni.

Replantea también, en el seno del movimiento popular el viejo tema de las vanguardias: parece que la tónica, también en Uruguay es que las políticas contra el sistema son generadas no tanto por las izquierdas partidarias sino por los movimientos sociales. En estos se produce la conjunción en la acción de militantes de base de esos mismos partidos y militantes independientes en el sentido más amplio.

Esta deberá ser la tónica, aun y sobre todo, si la izquierda accede al gobierno. Lo que no se imponga por la movilización popular no ocurrirá. Ahora en lo inmediato de lo que se trata es de capitalizar la victoria, de no mediatizarla.

La política de "diálogo" y "consenso" con el gobierno fue ampliamente derrotada, este fue uno de los ejes de la campaña de la derecha; que esta ley fue resultado del consenso, mal podemos proponer como salida un nuevo consenso con un gobierno indeseable por ello si "el pueblo se ha expresado y su decisión soberana ha de ser respetada por todos y en su totalidad (...) en tal sentido no corresponden dilaciones, excepciones o atajos de ningún tipo; tampoco la reiteración de instancias o procedimientos que la realidad de los hechos superó ampliamente", como dice la declaración de Tabaré Vázquez, no hay nada que consensuar con un gobierno que ha sido claramente repudiado por la ciudadanía.

Esta victoria de la movilización popular debe ser el punto de partida para derrotar a la derecha y terminar definitivamente con el ciclo neoliberal, que ha durado demasiado y a un precio demasiado alto. El resultado del Referendum puede tomarse como un ensayo general mirando hacia octubre 2004.

¿Esto asegura el triunfo de la izquierda en las próximas elecciones? Si ésta no es capaz de dar respuesta a las necesidades urgentes (actuales) de los trabajadores, desempleados y sectores populares marginados y reprimidos; si no es capaz de presentar un proyecto verdaderamente alternativo de ruptura con el neoliberalismo; si continua con su planteo de "búsqueda de grandes acuerdos nacionales" e inspirándose en el "modelo Lula" de colaboración de clases y "respeto a los compromisos" con el FMI y la deuda externa; si se trata de "administrar con mucha inteligencia la victoria" para ganar al "centro", como ha dicho Rodolfo Nin Novoa (vicepresidente del Encuentro Progresista); si se insiste en hacer la plancha hasta la elecciones del año próximo para no agudizar la confrontación política y social con las clases y el imperialismo, podrá darse, incluso, una victoria electoral el año que entra, en la medida que la crisis de legitimidad política de los partidos de la burguesía es incontestable.

Sin embargo, la llegada de un gobierno "progresista" no garantiza de por sí un programa de transformaciones y de ruptura con el neoliberalismo. Las experiencias de Lucio Gutiérrez en Ecuador y, en particular, el curso de continuismo neoliberal del gobierno Lula, indican que se puede llegar "por la izquierda" y gobernar con y para la derecha.

En tal sentido, el próximo Congreso del Frente Amplio (20 y 21 de diciembre) será un momento decisivo en términos de programa y estrategia para la izquierda. Y el debate ya está instalado en la militancia política y en los movimientos sociales de resistencia. (1)
Montevideo, 9-12-03

Waldemar Torino y Mario Pieri
Miembros de la dirección nacional de la Corriente de Izquierda (CI),
reagrupamiento de la izquierda radical en el Frente Amplio.