Aporrea
Desde hace meses hemos venido denunciando públicamente que en el Estado Zulia se está conformando todo un plan tendiente a promover su separación de la República Bolivariana de Venezuela. Tal como lo expusimos en un artículo del diario Panorama del pasado 30 de agosto, desde la gobernación del Estado se está tejiendo una conspiración que avanza por el camino del separatismo.
El domingo 26 de octubre, el diario antichavista La Verdad publicó una larga entrevista a Julio Portillo, ex-embajador de Venezuela en República Dominicana, cuyo título a cuatro columnas decía "La independencia del Zulia debe someterse a la consulta del pueblo" (página A-2). Dicho artículo comienza con una introducción del propio periodista, que refleja la evidente línea editorial separatista del periódico La Verdad. En esa introducción, se dice que "la idea de un estado Zulia independiente y establecido como república ha rodado a lo largo de la historia por debajo de las mesas dispuestas en los distintos predios políticos y sociales de la tierra de Urdaneta". Esto es una tergiversación de la historia, pues desde hace casi 150 años en el Zulia no se ha vuelto a hablar de separatismo como proyecto político.
Más adelante, el periodista argumenta que el carácter opositor del gobernador Rosales es uno de los elementos que, "cual efecto dominó", despierta las intenciones autonómicas: "La crítica y polarizada situación política que actualmente atraviesa nuestro país ha tenido un contundente efecto ... especialmente en el Zulia, donde su más importante gobernante es un férreo detractor de la gestión del poder central. Ello ha tenido sus consecuencias económicas en la región y ha despertado cual efecto dominó las intenciones autonómicas en la entidad petrolera". En otras palabras, el periodista justifica que los supuestos efectos económicos negativos para la región causados por el gobierno de Chávez serían los argumentos centrales para promover el separatismo. Esta introducción hecha por el periodista, repetimos, debe entenderse como la línea editorial del diario La Verdad. Una afirmación tan grave como esa no puede deslizarse en una entrevista si no cuenta con el visto bueno de los editores del diario.
Luego el periodista reconoce la gravedad de sus propias afirmaciones, cuando establece que "muchos han denunciado a gritos que se está fomentando un proceso secesionista e independentista en la región".
Motivado el diario por estas premisas, entrevista a Julio Portillo, quien es actualmente director de la Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Rafael Urdaneta (privada). Aunque comienza por apoyar la idea de una región autonómica antes que por la independencia del Zulia, más adelante se contradice y termina alentando una abierta separación del estado. Establece que la independencia del Zulia dependerá del "tratamiento que Venezuela le dé a la región". Propone que una salida sería "un referendo consultivo sobre la independencia de la región".
Portillo considera que el Zulia debe aprovechar el distanciamiento y disgusto internacional que ha provocado el gobierno nacional con países como España, Italia, Chile, Perú, México, República Dominicana, el Vaticano, Uruguay y los Estados Unidos, para reclamar su autonomía.
Es decir, Portillo propone que se aproveche el momento político que a nivel internacional se ha creado por las críticas hacia Chávez de parte del gobierno de los Estados Unidos y España, entre otros, para adelantar los planes autonomistas del Zulia.
Pero, ¿que entiende Portillo por autonomía de la región?. Eso lo sabemos unas líneas más adelante, cuando "recuerda con insistencia las semejanzas que guardan históricamente el Zulia y Panamá". Autonomía es entonces separatismo. Panamá fue independizada de Colombia en 1903 por medio de una conspiración orquestada por el gobierno de los Estados Unidos, con el fin de construir allí el Canal interoceánico y el gran negocio que ello representaba. Si Portillo compara al Zulia con Panamá, es porque su llamado a la autonomía es en realidad un llamado al separatismo.
Sus argumentos los mejora cuando nos compara también con Québec, la provincia separatista del Canadá. Dice que el Zulia aporta más del 10 % del PIB, y que por sus riquezas el Zulia se puede considerar "una nación". Siguiendo luego con sus comparaciones con Panamá, dice "durante todo el siglo XIX hay una serie de movimientos separatistas en Panamá, ... e increíblemente también los hay en el Zulia, porque la gran inquietud de los zulianos durante el siglo XIX y sobre todo a principios del XX, es que nunca ha habido una correspondencia entre lo que produce el Zulia y lo que se le regresa en obras públicas y asistenciales en beneficio de la calidad de vida de sus habitantes". Sus referencias al siglo XX son falsas en términos históricos, pues en las primeras décadas de ese siglo más bien se profundizó y consolidó el modelo centralista bajo las dictaduras de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. No existieron propuestas separatistas zulianas en el siglo XX.
Incluye hasta argumentos de carácter geográfico que supuestamente favorecen la autonomía de la región petrolera: "el Zulia tiene el lago más grande de Sudamérica, que tiene salida al mar y es el mayor reservorio de agua dulce del subcontinente; contamos con una cuenca petrolífera estratégica, de las más importantes del hemisferio occidental; el territorio que tiene el Zulia es más grande que El Salvador, que Dominicana, que Cuba; para citar sólo algunos ejemplos ante la necesidad de que el Zulia se sitúe él mismo, política y económicamente". Así termina la entrevista. Es evidente que la única conclusión posible de la misma es la necesidad de promover el separatismo del Estado Zulia y su constitución como una República independiente.
Este plan esbozado por Julio Portillo es la confesión pública de algo que se había venido adelantando con iniciativas como la aprobación por el Consejo Legislativo Estadal de la Constitución del Zulia, la cual habla en su artículo 2 de una supuesta potestad del estado para darse un "autogobierno". Las frases que insinúan el separatismo contenidas en la Constitución aprobada por las fuerzas opositoras en el Consejo Legislativo, ya fueron impugnadas por diputados del proceso ante el TSJ.
Por otra parte en el Zulia se han venido orquestando desde la gobernación del Estado una serie de factores de la conspiración. La presencia de Henry López Sisco como asesor de la policía de Rosales es una muestra contundente de que la CIA es quien dirige realmente a los cuerpos policiales del Zulia. Casualmente esto ha coincidido con el enorme auge de los secuestros en todo el estado, y con los informes sobre presencia de columnas paramilitares en distintos puntos de la frontera con Colombia. Las visitas continuas del embajador norteamericano Shapiro al gobernador Rosales son también un elemento poco explicado y justificado en términos políticos.
Es evidente que Shapiro es un contacto directo de los planes desestabilizadores gringos en Venezuela, y su presencia constante en el Zulia demuestra que este Estado juega un papel importante dentro de esa conspiración.
En el Zulia hay comandos paramilitares fuertemente armados, que actuaron en la noche del 11 de abril del 2002 al allanar el Hotel Del Lago, intentando detener a varios dirigentes políticos revolucionarios, y que hasta el presente no han sido identificados ni detenidos. Esos grupos de comando deben estar subordinados a la estructura que la CIA mantiene en el estado, y esperando el momento propicio para volver a actuar.
Las razones por las cuales el imperio desea independizar al Zulia podemos resumirlas así:
1) La necesidad de tener un control directo sobre los campos petroleros del Estado Zulia, enmarcada en la necesidad de garantizar a futuro una fuente de abastecimiento de petróleo segura y confiable, debido a las escasas reservas petroleras que los Estados Unidos tienen en su territorio, las cuales se agotarían en menos de dos décadas.
2) El separatismo zuliano es una carta que se la jugaría el imperio si no logra derrocar a Chávez.
Sería una forma de debilitar en lo económico y en lo político al gobierno de Chávez, para continuar intentando su salida del poder.
3) La estrategia separatista, además de ser vieja en su uso por el imperio (recuérdese que fue utilizada en Tejas y en Panamá), está siendo nuevamente reactivada en distintas regiones del continente suramericano, como la Patagonia en Argentina y Santa Cruz en Bolivia. Forma parte del plan imperialista para controlar directamente sus áreas de influencia, y para ello se propone la disolución de los estados nacionales, y la recolonización de la América Latina.
4) Los gringos también pueden usar el separatismo como parte de la actual estrategia golpista vinculada al reafirmazo y el revocatorio. Una eventual declaración de independencia por parte del gobernador Rosales generaría una inmediata crisis política en el país, que vinculada al proceso revocatorio podría incluso justificar la intervención militar de los Estados Unidos, para "proteger sus intereses vitales" en la región.
Estamos convencidos que esta estrategia imperialista no es de fácil aplicación para la burguesía internacional, y el triunfo de la misma tampoco está seguro. Primero que todo generaría un terremoto político en toda Latinoamérica, difícil de controlar por el imperio. Difícilmente algún gobierno apoyaría esta política separatista, y encontraría la oposición de las fuerzas militares de todos nuestros países, las cuales se han formado en el espíritu nacionalista creado por la misma guerra de independencia. En Venezuela, la declaración de independencia del Zulia significaría la inmediata guerra civil. Por ello creemos que dicho plan sólo puede venir si están considerando una inmediata invasión gringa y/o colombiana; única forma en que Rosales puede sostenerse en el gobierno más allá de unas horas.
De todos modos, nuestro deber como revolucionarios es denunciar estos planes separatistas imperialistas, y defender la unidad de la nación venezolana, enmarcada en un proyecto de integración continental bolivariano. Quienes se han vendido al imperialismo, traicionando nuestra dignidad y soberanía como nación, se exponen a recibir el mismo trato que nuestros libertadores le dieron a las fuerzas colonialistas españolas. La obra histórica de Simón Bolívar y Rafael Urdaneta reflejan el espíritu nacional y a la vez internacionalista de quienes lograron la independencia. Si es necesario, los venezolanos reeditaremos la guerra de independencia y expulsaremos de estas tierras a los lacayos del imperialismo.
¡¡ EL ZULIA ES VENEZUELA !!
¡¡ BOLÍVAR Y URDANETA POR SIEMPRE !!
MOVIMIENTO 13 DE ABRIL
Maracaibo, Noviembre de 2003.