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Latinoamérica

Bolivia: La batalla de nuestro tiempo


Por: Guillermo García Ponce (*)

La Fogata


No es el fracaso de Gonzalo Sánchez de Lozada. Es el fracaso de un sistema. No se correspondía a los nuevos tiempos de América Latina. Es el fracaso de los viejos partidos, de las viejas camarillas, de la vieja política.

Así ocurrió en Venezuela. Tuvieron su oportunidad y se agotaron. Hubo otra época cuando el pueblo creyó en sus banderas, en las arengas de sus líderes, en el mensaje de sus programas. Hablaron de justicia social, de tierras para los campesinos, de soberanía popular, de independencia nacional y de la defensa de los derechos de los pobres. El pueblo los siguió. Eran sus mismos sueños y sus mismos intereses.

¿Qué hicieron? Se hicieron servidores de las grandes empresas.

Apéndices de sus amos extranjeros. Creyeron en la eternidad del sistema de exclusión de los pobres y de la explotación sin límite de los pobladores originarios.

¿Por qué cree usted hubo tantos muertos durante la represión a las manifestaciones? ¿Acaso por negligencia o "excesos" policiales? El baño de sangre no fue otra cosa sino la expresión del desprecio por la vida de los pobres y de los habitantes originarios inculcado durante siglos por una cultura racista y excluyente.

La rebelión boliviana tiene un significado histórico social y político. Es la batalla de más nítido contenido nacional de nuestro tiempo.

Estaba en juego si los recursos de Bolivia deberían servir para enriquecer a los magnates extranjeros o utilizarse en provecho de la industrialización y las necesidades del país. La caída de Sánchez de Lozada es la derrota de la cultura de la sumisión, de la política de capitulación y entrega a los intereses norteamericanos.

Elevan el carácter y trascendencia de esta victoria nacional el hecho de haber sido librada por el pueblo pobre, excluido, indio y mestizo; dirigido por sus líderes naturales y por sus organizaciones clasistas.

Si se desarrolla, como esperamos, con la misma firmeza y decisión hasta ahora puestos en evidencia, estaremos en presencia de la revolución más profunda en América Latina y sus consecuencias serón como un cataclismo para los poderes dominantes tradicionales.

En el marco de la situación actual, con los cambios ocurridos en Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Cuba y El Salvador, la revolución boliviana tendrá el efecto de una catapulta para profundizar y darle más vigor al nuevo tiempo de nuestros pueblos.



(*) El autor es director del diario venezolano "VEA". Colaborador de Prensa Latina

2003-11-16