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Latinoamérica

29 de noviembre del 2003

Beneficios para las empresas
Se consolida política anticampesina en Bolivia


Econoticiasbolivia.com

La Paz, noviembre 27, 2003.- El alzamiento popular de octubre no les ha servido de nada a los campesinos e indígenas bolivianos: el nuevo gobierno del neoliberal Carlos Mesa sigue adelante con la misma política anticampesina del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y ahora se apresta a poner en marcha la Estrategia Nacional de Desarrollo Agropecuario y Rural (ENDAR) que privilegia solo a los grandes empresarios agroexportadores y olvida a los pequeños productores campesinos.

Según establece una investigación del Centro de estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), la Estrategia gubernamental no da respuestas a los acuciantes problemas productivos de los agricultores campesinos.

"Al pretender que el desarrollo agropecuario se apoye en las cadenas agroexportadoras se parte de una visión parcial del sector que no toma en cuenta la crisis económica de los actores menos favorecidos con las políticas de ajuste y la apertura comercial como son los campesinos e indígenas. Al poner énfasis en los exportadores, los pequeños productores quedan al margen de los beneficios, dice el Cedla, "más aún si la oferta exportable mantiene el mismo esquema de años anteriores".

La Estrategia oficial se concentra en el apoyo a tres cadenas productivas agroexportadoras (soya, productos agroforestales como la castaña y quinua) controladas por las grandes empresas y donde la participación campesina es limitada, especialmente en lo que se refiere a los beneficios monetarios. En el resto de las actividades agrícolas, donde la participación campesina es mayoritaria, el apoyo es nulo ya que no existen políticas de fomento ni incentivos de ninguna naturaleza.

El Cedla señala que si bien la ENDAR busca la consolidación de cadenas agroexportadoras -que articularán a pequeños productores campesinos como eslabón más débil- no propone soluciones efectivas para miles de pequeños productores campesinos que no estarán articulados a ninguna cadena, y son los que atienden el mercado interno y cuyos productos no son necesariamente industrializables.

Esta política gubernamental tiende a consolidar las enormes diferencias que existen en la agricultura boliviana. En el occidente , en el Altiplano y los valles, hay una economía agraria campesina básicamente de autoconsumo donde reina el arado de madera, el minifundio, la pobreza, la erosión de tierras y una bajísima productividad. Para este sector no hay apoyo ni financiamiento.

En el oriente, donde se levanta una agropecuaria comercial y las agroempresas, hay mayores ventajas productivas, una creciente mecanización y apoyo crediticio y tecnológico que permiten mayores niveles de rentabilidad. Sin embargo, este desarrollo puede ser un espejismo, ya que gran parte de la producción orientada hacia la exportación cuenta con mercados abiertos por acuerdos comerciales ventajosos, pero no sustentados en una competitividad sostenible por más tiempo. Pese a ello, el plan gubernamental apuesta a su mayor crecimiento y desarrollo, a través de las cadenas productivas.

Beneficios para las empresas

En las cadenas agroexportadoras, "los campesinos actúan como proveedores de materias primas con precios fijados por los agroindustriales y exportadores, de manera que los mayores márgenes del excedente son apropiados por los empresarios antes que por los pequeños productores".

Un ejemplo de ello se refleja en los datos que se tienen sobre la cadena agroexportadora de la castaña. "En el eslabón primario se hallan cerca de 10 mil recolectores (zafreros e indígenas) quienes obtienen un ingreso per cápita de 55 dólares en 100 días de trabajo. En el segundo eslabón, en el beneficiado de la castaña, más de 4 mil obreras obtienen 71 dólares al mes por jornadas laborales de más de 8 horas diarias".

Según la descripción del Cedla, luego viene la etapa de la exportación en manos de 20 empresas beneficiadoras de grandes, medianos y pequeños inversionistas que concentran el 25% del total de las exportaciones a Esdtados Unidos y Europa, el 75% se queda con las transnacionales. Del 25% del ingreso retenido a nivel nacional, los pequeños productores de la castaña se quedan sólo con el 8%.

Las cifras demuestran -dice el Cedla- que las cadenas agroexportadoras "no significan mayor beneficio para los pequeños productores porque se constituyen en el actor más débil de la cadena sin ninguna posibilidad de negociación que repercuta a favor de mejores condiciones de vida y de producción".