La Paz, 17 oct (PL)

Cuando Carlos D. Mesa Gisbert publicó en 1983 el libro "Presidente de Bolivia: entre urnas y fusiles", no podía imaginar que una insurrección popular le impondría la banda presidencial en ese convulsionado país andino.
Nacido hace 50 años, Mesa es un prestigioso escritor e historiador que acompañó como candidato independiente al hoy renunciante presidente Gonzálo Sánchez de Lozada durante las últimas elecciones. Asumió la vicepresidencia de Bolivia el 4 de octubre de 2002.
El vicemandatario, también titular del Congreso, se había desmarcado hace unos días de Sánchez de Lozada, en desacuerdo con la represión de la policía y el ejército que cobró varias decenas de muertos en La Paz y la colindante localidad de El Alto.
Diversas organizaciones campesinas, gremiales y de otros sectores del país reclamaron la renuncia del gobernante y la continuación del orden constitucional con la asunción del vicepresidente Mesa.
El nuevo Presidente boliviano es egresado en Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés y fundador-director de la Cinemateca boliviana. Tiene un amplio quehacer en la radio, televisión y prensa escrita de su país.
Cobró notoriedad como conductor del programa televisivo de entrevistas "De Cerca", que fue considerado el más importante de su género. Dirigió además varios canales televisivos.
Miembro de la Sociedad Boliviana de Historia, se hizo acreedor del Premio Internacional de Periodismo "Rey de España", en 1994.Además
es autor de varios libros y de más de medio centenar de videos.
El recién designado Jefe de Estado tiene ante si el reto de retomar la tranquilidad nacional, lo cual debe pasar por la satisfacción de demandas insatisfechas en uno de los países de mayor índice de pobreza en el continente.
Observadores aquí coinciden en que una de sus primeras definiciones deberá responder al reclamo de la población respecto al futuro de las riquezas naturales del país, en particular el gas natural y los hidrocarburos.
El estallido de las protestas contra el gobernante saliente fue provocado por el proyecto gubernamental para la venta del gas natural a una transnacional extranjera, que se llevaría la mayor parte de las ganancias.
Los pueblos indígenas y otros sectores demandan la nacionalización de ese recurso y un proceso de industrialización nacional que genere empleo y desarrollo a la nación.
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