Gobierno-desgobierno
David Vargas Flores
En este instante no hay gobierno, pero sí una salida. Gonzalo (Goni) Sánchez de Lozada y sus testaferros del Congreso Nacional deben renunciar a todo y dejar el gobierno en manos de la Corte Suprema de Justicia, ésta de forma inmediata debe convocar a la Asamblea Constituyente. Asi se despejaría la tensión, se evitaría enfrentamientos fraticidas y nos permitiría reconstituirnos.
En sentido castizo, gobernar un país es administrar adecuadamente los recursos y proyectarlos hacia el bienestar común de la ciudadanía, velando siempre por el mayor progreso. Contrariamente, desgobernar es desordenar, desorganizar, empujar al caos, a la anarquía y producir consiguiente desazón a sus gobernados. Esto es lo que sucede actualmente en Bolivia.
El Gobierno actual, en teoría, debería desarrollar acciones tendientes a consolidar nuestra nacionalidad, fortalecer la integración vial nacional, crear fuentes de trabajo para los cientos de miles de desempleados, ampliar la base hospitalaria, construir más escuelas, dotar de infraestructura sanitaria, diversificar la economía, establecer nexos internacionales para mejorar los flujos de exportación, intensificar y extender la seguridad ciudadana, preocuparse por la niñez, por la tercera edad, por el deporte, instituir una política marítima que nos retorne de forma soberana al pacífico, incorporar valor agregado a los recursos no renovables como el gas, en fín. Afianzar el territorio y asegurar el país, para garantizar el futuro de las nuevas generaciones. Pero este gobierno se esmera en hacer todo lo contrario, desgobierna.
El desgobierno del Presidente Goni y su "escudería" mega-colisionada impactaron con la Bolivia profunda, abigarrada y patriota. Son los empresarios-gobernantes que por doquier sólo ven negocios y siguen la lógica de la riqueza: ¡más riqueza!, los que han creado un clima de tensión a punto de colapsar el país. ¿Cómo es posible que pretendan potenciar con gas y sus derivados a los usurpadores de nuestro litoral? ¡Dios mío! ¿en qué cabeza a germinado esa idea boba? Precisamente, en respuesta a ésas "inteligentes" intenciones las multitudinarias expresiones de repudio. "La voz del pueblo es la voz de Dios" reza el refrán popular, si los que marchamos, los que protestamospor designio gubernamental: con el testamento bajo el brazo-no somos el pueblo, entonces, ¿donde está el pueblo? El desgobierno pretende pignorar nuestro presente y el futuro de los nuevos bolivianos, por eso tropieza con el sentir nacionalista de una nación en constitución. El desgobierno de la megacoalisión únicamente atina a urdir "magistrales planes":sacar sus huestes vacilantes a embestir y desbaratar al movimiento popular organizado. Con el mismo fin, han prefabricado la "Asamblea de la paceñidad " y una segunda versión Cobista. Para el resto de las peticiones ¡calla! No tiene respuestas y ¿qué logra? Un país paralizado. Eso ha conseguido la porfía gubernamental. ¿Hasta cuándo? ¿Debe haber más muertos y heridos? ¿Hay necesidad de mayor convulsión? No responde el presidente De facto. ¡Sí, de hecho! Por una parte, Goni accedió por segunda vez a la administración del ejecutivo por escasos 22% de la masa votante, el resto 78% le dijo ¡no! Por otra, a decir de Costa Obregón: "constitucionalmente no es Presidente", porque hay un vicio de fondo en el plebiscito de Potosí que fue "solucionado" por la Corte Nacional Electoral; entonces se encaramó empujado por un ardíd legal: una coalisión, y luego pretendió estabilizarse con otra juntura: la megacoalisión, y todo, por una chilenofilia ¿Será gratis? En este instante no hay gobierno, pero sí una salida. Gonzalo (Goni) Sanchez de Lozada y sus testaferros del Congreso Nacional deben renunciar a todo y dejar el gobierno en manos de la Corte Suprema de Justicia, ésta de forma inmediata debe convocar a la Asamblea Constituyente. Asi se despejaría la tensión, se evitaría enfrentamientos fraticidas y nos permitiría reconstituirnos. A la vez, Goni emanciparía su espectro: la oclofobia, y se reestablecería; porque hace unos dias se presentó temblequeando en la conferencia de prensa que dió a las agencias internacionales, pero no sabemos, si es por el aire frio e indómito que le produjo el irreverente cuerpo de la multitud movilizada, al chocar con el viento de su soberbia o porque se queda solo, más solo que solo, que hasta su soledad le abandona.
¿O, por ambos?