Sánchez Berzaín, El "ángel de la muerte" de Bolivia
Considerado el poder tras las sombras en el gobierno boliviano y el hombre de confianza de EE.UU. en el país altiplánico, Carlos Sánchez Berzaín ha sacado partido a sus excelentes nexos con las FF.AA. para evitar la caída del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.
Como ministro de Defensa, Carlos Sánchez Berzaín es el gran responsable de la sangrienta represión que ha atizado la crisis boliviana.
En Bolivia se dice que donde él actúa aparece el ángel de la muerte. La sola mención de su nombre genera una sensación de temor en la oposición y es, sin duda, el personero del gobierno del Presidente Gonzalo Sánchez de Lozada más odiado e impopular. Pero esto le tiene sin cuidado al ministro de Defensa boliviano, Carlos Sánchez Berzaín.
Y razones para ello tiene de sobra. A pulso de una habilidad propia de un avezado exponente del maquiavelismo más puro, este abogado de 44 años ha llegado a convertirse en el hombre fuerte del gobierno de OGoni¹, una especie de Vladimiro Montesinos "versión boliviana" que ejerce el poder tras las sombras. Pero más importante aún, es la figura de confianza de Estados Unidos en el país altiplánico.
Sánchez Berzaín protagonizó a partir de la década de los 80 un veloz ascenso a la cúspide dirigencial del gubernamental Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), donde hoy ejerce la Secretaria Ejecutiva Nacional.
Amigo personal de Sánchez de Lozada, el "zorro Berzaín" -como se le conoce- ha acompañado a OGoni¹ como ministro en sus dos gobiernos (1993-97 y 2002-?). Su influencia sobre el gobernante es tan grande, que todas las decisiones importantes que éste adopta le son consultadas.
En realidad, el Presidente debe agradecerle a él su aún permanencia en el poder a pesar de la aguda crisis que vive el país. Aprovechando sus buenos nexos con las Fuerzas Armadas, Sánchez Berzaín logró evitar el lunes la caída del gobierno tras convencer a la cúpula militar castrense de emitir un comunicado de respaldo al gobernante.
Pese a ser un hábil operador político, el ministro de Defensa no ha dudado en usar la fuerza a la hora de restablecer el orden, aún cuando el costo en vidas sea alto.
Así lo dejó de manifiesto en febrero, cuando coordinó la represión contra un motín policial-sindical en La Paz, con un saldo de 32 muertos y más de 200 heridos.
De hecho, Sánchez Berzaín fue quien prendió la llama de la actual crisis.
El 19 de septiembre, comandó personalmente un "rescate humanitario" de turistas extranjeros aislados por los bloqueos en el pueblo de Warisata, el cual dejó siete muertos. Y ha sido también él quien ha dirigido las últimas represiones en el Alto y La Paz, que en tres días de enfrentamientos dejaron 57 víctimas fatales.
Pese a tener sus manos manchadas de sangre, Sánchez Berzaín tiene a un importante aliado externo que lo protege: Washington. El "zorro" no sólo posee estrechos lazos con la administración de George W. Bush (es amigo personal del embajador norteamericano en La Paz, Davis Greenlee), sino que también es el más fiel colaborador de la Casa Blanca en los planes de erradicación de los cultivos de coca en la zona del Chapare.
Además, es un férreo defensor de los intereses de las transnacionales norteamericanas, al punto de ordenar el resguardo militar de dichas empresas. Así, el protegido de Washington posee un poder casi absoluto en Bolivia; un intocable con fuero para hacer y deshacer a su soberano antojo.
fuente: "La Nacion" (Chile)