La Paz, octubre 14, 2003 (hrs. 19:10).- Una multitud de miles y miles de trabajadores y vecinos de las principales ciudades del interior de Bolivia clamaron hoy por la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, acosado hasta ahora solo en el altiplano.
Respaldado por estas gigantescas manifestaciones, que abren un nuevo y peligroso frente para el gobierno neoliberal en todo el occidente y la región de los valles, el minero Jaime Solares, máximo dirigente de la Central Obrera Boliviana (COB) convocó hoy al pueblo a mantenerse firme y profundizar la movilización social para recuperar el gas y el petróleo para los bolivianos.
"No vamos a dar ni un paso atrás", dijo al atardecer de hoy en medio de precarias barricadas que se levantan en una zona céntrica de la ciudad de La Paz, mientras se mantenía un paro total en La Paz y El Alto .
Solares llamó a las organizaciones sindicales y populares a conformar de inmediato "los comités de autodefensa para detener a los grupos de vándalos que se quieren aprovechar de la revolución social" y para impedir que grupos irregulares del gobierno apresen y repriman a los dirigentes de la protesta.
"La única salida para pacificar el país es que Goni abandone el gobierno", advirtió el líder de la COB, entidad que agrupa a los sindicatos obreros, campesinos y de clase media de Bolivia, fortalecida por una creciente movilización popular que ha comenzado a crecer rápidamente en el interior del país.
Las manifestaciones fueron multitudinarias en Cochabamba, Oruro, Potosí, Sucre y en el norte de Santa Cruz en Yapacaní, donde miles y miles de trabajadores, estudiantes, sectores de clase media y vecinos de los barrios más pobres ganaron las calles repudiando la masacre desatada en La Paz y El Alto. La multitud clamó por la inmediata renuncia de Sánchez de Lozada.
"Fuera Sánchez de Lozada, fuera de Bolivia", clamó, por ejemplo, el ejecutivo de la Central Obrera de Sucre ante una multitud pocas veces vista en la historia de esta ciudad.
Desde otros distritos menores también se informó sobre marchas y bloqueos y el inicio de marchas forzadas hacia La Paz para reforzar la lucha popular, que otra vez comenzó a agigantarse desde abajo, desde la base.
"Hay que profundizar más la movilización social", señaló Solares, al asegurar que el imponente movimiento de masas que se da a lo largo y ancho del país no tardará en sepultar a Sánchez de Lozada y neutralizar la capacidad de fuego del Ejército, que hasta dejó 64 muertos y dos centenares de heridos en la población civil.
"Llamo a los hermanos militares patriotas para que no disparen más contra su pueblo", dijo, mientras se conocía a través de la cadena radial Erbol un pronunciamiento atribuido a un grupo de militares que habrían decidido exigir la renuncia de Sánchez de Lozada.
Hasta el cierre de este despacho, en La Paz y El Alto se mantenía a lo largo de todo el día una precaria tregua, interrumpida a ratos por disturbios y choques entre militares y campesinos y vecinos en las afueras del sur de la sede de gobierno.
Hoy, los vecinos de las dos ciudades hermanadas por la masacre hacían un alto en la lucha para velar a sus muertos, curar a sus heridos y encomendarse a la madre tierra antes de volver a la batalla.