El avión con el ex presidente boliviano Sánchez Lozada a bordo aterrizó en el aeropuerto de Miami
El avión de las Líneas Aéreas Bolivianas (LAB) con el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada a bordo ha aterrizado esta mañana en el aeropuerto de Miami. Mientras, en La Paz, siguen las celebraciones populares por la renuncia de Lozada, al que sustituirá provisionalmente en el cargo, hasta la celebración de elecciones, el vicepresidente Carlos Mesa.
El cónsul de Bolivia en Miami, Moisés Jarmuse Levy, ha confirmado a media mañana de hoy la llegada del ex presidente boliviano que ayer viernes dimitió de su cargo en medio de una grave crisis política y social en el país.
El vuelo número 900 de LAB aterrizó en Miami con 30 minutos de antelación respecto al horario anunciado, según fuentes del aeropuerto.
Sánchez de Lozada tiene previsto viajar de inmediato a una residencia privada acompañado de sus familiares y colaboradores más cercanos.
Referéndum sobre la explotación del gas Mientras, en La Paz, el movimiento social que ha logrado la caída de Lozada sigue las celebraciones por su salida del poder, en el que ha sido transitoriamente relevado por el vicepresidente Carlos Mesa, a quie se reclama ahora la pronta convocatoria de elecciones.
El nuevo presidente de Bolivia afrontará desde hoy el reto de dirigir a la nación más pobre de América Latina, un país roto por la convulsión social y la caída de la credibilidad de las instituciones.
Mesa deberá enderezar el rumbo de una nación con una renta per cápita aproximada de 950 dólares, una deuda externa de 4.302,5 millones de dólares y un déficit fiscal que puede alcanzar a finales de año el 7 por ciento.
El país, cuyo Producto Interior Bruto apenas alcanzó los 1.550 millones de dólares en el primer semestre de 2003, sufre además desde hace cinco años los efectos de una crisis económica difícil de paliar.
Mesa también tendrá que aplacar el asedio de los organismos financieros internacionales, cuya insistencia en reducir el déficit propició una normativa tributaria que desembocó en febrero pasado en un conflicto social que causó 31 muertos y alrededor de 200 heridos.
Fue la primera y única crisis de gravedad superada por el hasta ayer presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, que no tuvo tanto éxito en capear el segundo brote de descontento popular que terminó costándole el cargo ayer viernes y causó más de setenta muertos.
Mayor reto será definir una política sobre la riqueza natural del territorio boliviano, explotada por empresas multinacionales desde el proceso de capitalización lanzado por Sánchez de Lozada durante su primer mandato (1993-97), medida que se ha convertido en el principal reclamo de los partidos indígenas de la oposición.