Washington y la OEA, "cómplices
de la matanza"
al respaldar al presidente: Evo Morales
La Paz, tomada por el ejército; se agrava la
escasez de alimentos
Seguirán las marchas hasta que caiga Sánchez de Lozada, sostiene
Felipe Quispe
Unos dos mil campesinos llegarán a la capital; la represión
ha dejado más de 70 muertos
STELLA CALLONI
CORRESPONSAL / LA JORNADA
"¡Que se vaya el Goni!" es el reclamo de la protesta social que ya ha
dejado al menos 70 muertos y centenares de heridos en Bolivia, pero el presidente
Gonzalo Sánchez de Lozada, aunque aislado políticamente, recibía
el apoyo de las fuerzas armadas y el de Estados Unidos, sin dar señales
de que pudiera abrir el camino para una salida a la grave crisis.
La Paz amaneció este martes tomada por el ejército. La ciudad,
sede del Ejecutivo, está totalmente paralizada, en tanto la vecina El
Alto era la expresión del dramático momento que vive el país,
con los entierros de las decenas de víctimas de la represión.
Algunos van a las marchas, pero la jornada pertenece a los cortejos fúnebres,
a los funerales improvisados, al dolor y la rabia. Incluso hoy hubo otro muerto
aquí, en enfrentamientos con las fuerzas militares, según informa
la Asamblea Permanente de Derechos Humanos. El organismo habla de 71 muertos
por la represión de las protestas, pero el número podría
aumentar porque este no es el balance definitivo y hay denuncias de que algunos
cadáveres no han podido ser recuperados.
"Se anuncia que arribarán a La Paz unos 2 mil campesinos que vienen de
los Yungas. Los mineros, sabemos que están en las inmediaciones y se
habla de miles, y todo esto crea tensión en forma permanente. Aquí
nada se mueve (por el paro decretado)", alerta el diputado Antonio Peredo, del
Movimiento al Socialismo (MAS), en comunicación telefónica con
La Jornada.
El líder indígena Felipe Quispe, otro de los que encabezan las
protestas que comenzaron rechazando entregar el gas a las petroleras para su
exportación, dijo que las marchas continuarán hasta la caída
de Sánchez de Lozada, según reportes radiales.
Y Evo Morales, el diputado del MAS y líder indígena que no pudo
llegar a la presidencia cuando el Goni se alió con el otrora progresista
Jaime Paz Zamora en el Congreso, acusó a la Organización de Estados
Americanos (OEA) y a Estados Unidos, que han dado su apoyo total a Sánchez
de Lozada, de ser "cómplices" de las matanzas.
El pueblo, explicó en declaraciones divulgadas aquí por argencias
de prensa, "se ha movilizado para recuperar y defender sus intereses, como los
hidrocarburos", y reiteró que la salida que se pide es constitucional,
ya que el actual mandatario podría ser remplazado por el vicepresidente
Carlos Mesa, quien ha roto con Sánchez de Lozada.
En este sentido, encabezados por Peredo, diputados de distintos sectores pidieron
a Mesa, quien preside al Congreso, una reunión urgente, "ya que estamos
en tiempo de asamblea ordinaria, pero no tenemos posibilidad física de
reunirnos. Le pedimos la convocatoria porque cada hora que pasa la situación
se vuelve más grave, y el Congreso sin funcionar la hace mucho más
peligrosa".
Sobre la actitud de Mesa, que se distanció de la represión pero
no ha renunciado, Peredo consideró que "no se lo ve muy fuerte, (pero)
mañana puede ser otra cosa. Sabemos que hay fuertes discursiones internas
en el oficialista Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). Hay allí
grupos que creen que se le debe quitar el apoyo al presidente". Además,
cuatro ministros abandonaron el gabinete, y aunque el ex presidente Jaime Paz
Zamora, del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) dio su respaldo a Sánchez
de Lozada, el titular de Desarrollo Económico, del mismo partido, es
uno de los que se fue del gobierno. Y el líder de la Nueva Fuerza Republicana,
Manfred Reyes, ya condicionó su apoyo al presidente a "reformas profundas",
tras un encuentro entre ambos.
Peredo destacó asimismo que grupos de policías hicieron ondear
hoy banderas blancas, como un mensaje de que no estaban dispuestos a disparar
sobre la gente.
Pero Sánchez de Lozada, dueño de una de las mayores fortunas del
país y quien tiene un marcado acento anglosajón que le hizo ganar
el mote de el gringo, parece haber optado por un esquema que recuerda
a los tiempos de la guerra fría.
Mientras en días pasados habló de "sediciosos", su vocero declaró
hoy a una emisora colombiana que quienes protestan están apoyados por
"las guerrillas colombiana y peruana". Mauricio Antenaza -el vocero- se limitó
luego a instar a que los bolivianos "depongan las actitudes beligerantes y que
no se incurra en actos de confrontación y violencia".
Son cada vez más escasos los aliados del presidente. Una primera declaración
de las Fuerzas Armadas señaló que se apoyaba al presidente, aunque
aclaró que no como persona sino como "institución". Al parecer,
esto provocó rumores sobre divisiones en las filas castrenses, por lo
que otro comunicado emitido en la noche habló de "subordinación,
acatamiento y respaldo" a Sánchez de Lozada.
Este martes, el ejército sacó sus tanques a las calles de La Paz
-como lo hizo en El Alto en el trágico fin de semana-, una ciudad paralizada
donde aumenta la escasez de combustibles y alimentos, desierta, sin circulación
de vehículos. Se dijo que un grupo intentó entrar en la residencia
privada de Sánchez de Lozada, pero fue reprimido, y se reportaron algunos
saqueos. Los hospitales están al borde del colapso y además tres
bebés habrían muerto por falta de suministro de oxígeno.
Incluso faltan los alimentos para los pacientes, además de medicamentos
y sangre para transfusiones.
La agencia alternativa boliviana Econoticias informó que más de
millón y medio de vecinos de las ciudades de La Paz y El Alto "paralizaron
todas las actividades públicas y privadas y en silencio condenaron la
cruel matanza que ensangrentó al Altiplano. En los barrios de clase media,
pena infinita y llanto. En los residenciales, tristeza y temor. Lo mismo sucede
en El Alto, a escasos kilómetros de esta capital, donde tampoco hay transporte
público, los comercios están cerrados y no hay actividades públicas
ni privadas".
"Aquí muchos lloran a su muertos, cuidan a sus heridos y maldicen al
presidente Sánchez de Lozada, que tras anunciar en la tarde de ayer que
no renunciará y recibir el respaldo del Departamento de Estado de Estados
Unidos, dispuso la militarización de la sede de gobierno", señala
Econoticias. "Un anillo de metralla y fuego custodia palacio."
El ambiente de tregua que se vivió hoy "se puede romper en cualquier
momento", advierte Econoticias, mientras que analistas consultados por este
periódico mencionan preparativos militares y policiales en diversos cuarteles
y puntos estratégicos de La Paz y El Alto.
El rumor de la llamada "guerra del gas" se siente especialmente en los cerros
altos, donde se levantan los barrios más pobres, las ciudades perdidas,
donde la población sólo tiene palos, resorteras y piedras, aunque
la rebelión se extiende, incluso a Santa Cruz, una fuerte región
económica.
"Aquí lo que hay es una verdadera insurrección popular ante un
presidente que defiende sus intereses de empresario, que nunca vivió
en el país (creció en Estados Unidos). Y podemos ver los intereses
que lo respaldan, porque no vimos al Departamento de Estado correr a defender
supuestamente, a (Fernando) De la Rúa cuando el pueblo se alzó
en Argentina" en 2001, indicó en Buenos Aires un dirigente de la comunidad
boliviana, cuando en la capital sus connacionales, junto con desocupados, marcharon
para protestar ante la embajada de Bolivia en Argentina.
La red radial alternativa Erbol señalaba a estas horas que "en la lucha
por la renacionalización del gas y el petróleo han muerto por
lo menos 64 ciudadanos por balas (...) Es la mayor matanza en tiempos de una
democracia enloquecida que cada día se asemeja más a las viejas
y sangrientas dictaduras militares".
"Es una lucha de largo aliento", sostiene el líder de la Central Obrera
Boliviana (COB), el minero Jaime Solares, quien propuso masificar bloqueos y
marchas, así como la paralización de actividades en todas las
ciudades. "Todos queremos que se vaya el gringo (Sánchez de Lozada),
todos gritamos que se vaya", afirmó Quispe, el líder aimara también
conocido como el Malku.
Sin embargo, "la gigantesca movilización popular, que mantiene cercada
a la sede de gobierno desde hace casi una semana, no ha logrado incluir con
la misma intensidad y radicalidad a los diferentes sectores y regiones. Esa
es su gran debilidad", precisa Econoticias.
Con todo, mientras, nadie del gobierno quiere hablar con la prensa sobre el
tema militar, y cuando desde el extremo norte del país, casi en la frontera
con Brasil, llegan otros dos contingentes de conscriptos armados, "desde Cochabamba,
en el centro de Bolivia, se abre otro frente. Hay escaramuzas entre manifestantes
civiles y policías en varios puntos en la tercera ciudad del país.
Cunden los bloqueos, los cocaleros y los campesinos ya se hacen sentir en el
Chapare y en varias provincias. Hay corte de rutas, gases y balines. En el oriente,
en Santa Cruz, en la región económicamente más fuerte del
país, hay movilizaciones populares, aún pequeñas pero van
en aumento. Desde el norte, desde Yapacani viene la marcha. En Potosí,
en el extremo sur del occidente, hay movilización total", señalan
las agencias alternativas.
"Todas estas acciones populares están mostrando que la población
civil más pobre de Bolivia está haciendo un gigantesco esfuerzo
para movilizarse en todo el país, tratando así de frenar la masacre
que se avecina otra vez en el Altiplano. Es la gigantesca sublevación
de la piedra y el palo contra los tanques"