15 de septiembre del 2003
La posguerra: la lenta marcha de la economia y los problemas en Irak, entre las causas
El apoyo a Bush cayó casi 20 puntos en sólo cinco meses
Alejandra Pataro
Clarín
Acorralado entre una economía que, paradójicamente, se recupera pero pierde empleos, y una guerra en Irak fuera de control y extremadamente costosa, el presidente George Bush cosecha hoy su peor índice de popularidad desde el 11 de setiembre de 2001, cuando disfrutaba de un saludable 90 por ciento de apoyo. Hoy, con 40 puntos menos, la aprobación a su gestión llega a 52%, según una encuesta de USA Today/CNN/Gallup, divulgada ayer.
El dato es aún más alarmante si se tiene en cuenta que esos 52 puntos de apoyo son parte de una constante y firme tendencia en baja, en boga desde abril, mes en que la guerra en Irak le reportaba al presidente un glorioso 71 por ciento de respaldo popular.
Si bien fue dada por terminada al mes siguiente, la guerra siguió provocando muertos entre los marines estadounidenses, a un promedio de uno por día. Rápidamente, el 71% de abril se convirtió en 69 en mayo; 63 en junio; 59 en julio, y 52, este mes.
Según la encuesta de USA Today, "59% de los encuestados cree que Bush no tiene un plan claro para controlar la situación en Irak", frente al 40% de agosto.
Pero no sólo la guerra jugó en contra del presidente, quien el año que viene peleará por su reelección. La economía es la otra pesadilla de la Casa Blanca, desde donde se esfuerzan en demostrar con todo tipo de estadísticas que la recesión terminó y que la recuperación llegó. Un esfuerzo futil cada vez que el departamento de Trabajo publica la cantidad de empleos que la empresas norteamericanas destruyen mensualmente. En agosto, fueron 93.000; una sangría de puestos de trabajo que se viene repitiendo en los últimos siete mes y que, en lo que va del año, totaliza 600.000 despidos.
La gestión Bush no sólo perdió 20% de apoyo en cinco meses, sino que sumó -a su pesar- 20% más de desaprobación, el nivel más alto de descontento popular en lo que va del año.
Bush había arrancado el 2003, con un 32% de los norteamericanos en desacuerdo con su desempeño. El nivel cayó en plena guerra a 24%, y trepó hasta 43, durante los primeros días de este mes, según la encuesta de USAToday.
Citado por ese diario, el encuestador demócrata, Mark Mellman, opinó que Bush "se ha beneficiado de circunstancias más allá de su control. Y ahora se está instalando la realidad".
Según el periódico, si las elecciones presidenciales se celebrarán hoy, Bush enfrentaría una dura pelea. Entre los norteamericanos aptos para votar, el presidente obtiene una apretada victoria de 4 puntos sobre un rival demócrata. Hace quince días la diferencia era de dos dígitos.
Según una encuesta que publica CNN en su página de Internet, 41% de los votantes aseguró que "definitivamente votará en contra del presidente" frente a un 29% que votará a su favor, y un 25% indeciso.
El verano boreal parece haber traído algo que más que calor a la Casa Blanca. Primero fue la clara percepción de que la guerra en Irak no sólo es costosa en términos de dinero sino también en vidas humanas. Luego se desató la polémica sobre los verdaderos motivos por los cuales Bush envió tropas al Golfo.
Se sumó la confirmada mentira en la que incurrió la inteligencia de EE.UU. (que acusaba a Irak de querer comprar uranio a Niger) para justificar la intervención en el Golfo. Y cuando se hizo patente una real guerra de guerrillas en Irak, la economía estadounidense volvió a indicar que crece pero a espaldas de millones de desempleados, y la guerra global contra el terror mostró que el mundo es hoy un lugar más peligroso que 2 años atrás.
El costo político se refleja en los índices de popularidad. Y los sondeos le están valiendo al presidente el mote de "vulnerable" algo que nadie hubiera pensado en atribuirle dos años atrás cuando apareció heroicamente abrazado al entonces alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, sobre los escombros de las Torres Gemelas, o en mayo último, cuando vestido al estilo Tom Cruise en Top Gun, aterrizó en un avión de guerra sobre un portaaviones nuclear para declarar el fin de las operaciones en Irak.
"Era inevitable una caída, pero ahora es cada vez más vulnerable", opinó Jaime Regalado, politólogo de la Universidad de California. Y el corresponsal de la BBC en Washington escribió días atrás: "La economía aún no corre sobre rieles, la pérdida de empleos desde que asumió George W. Bush no se ha resuelto y el plan iraquí está en peligro de revelarse. Este es un presidente potencialmente vulnerable".