La Administración Bush mantiene al Medio Oriente, en especial la zona del Golfo Pérsico como uno de los principales objetivos estratégicos en su proyecto político de dominio global..
Muchos analistas y periodistas han sobredimensionado la importancia del petróleo en este nuevo diseño colonial, sin embargo partir del elemento energético como determinante en esta nueva cruzada de Washington, nos haría precipitarnos en análisis simplistas, puesto que la realidad va mucho más allá: el control militar del corazón territorial del planeta..
Es decir, controlando al Medio Oriente, Estados Unidos se asegura vías de acceso que le permitan su posterior expansión hacia los recursos y mercados de Asia Central, Africa e incluso Europa..
En este proyecto de expansión a largo plazo, uno de los escollos que debe enfrentar Washington lo constituye Irán, tradicionalmente hostil al intervencionismo de Estados Unidos en la región..
Se ha especulado si después del proceso de ocupación en Iraq, su Estado vecino será el nuevo objetivo de la presente lucha contra el terrorismo. Lo cierto es que fue Siria la que recibió los primeros amagos y acusaciones una vez finalizada la agresión sobre Iraq, mientras contra Irán existió un primer momento de bajas tensiones..
En los últimos meses si han existido acusaciones de Bush contra Irán como Estado que ampara el terrorismo internacional y que proyecta un programa integral de elaboración de armas de destrucción masiva (ADM)..
Aunque no existe nada definitivo al respecto, hay que tener en cuenta que las relaciones irano-estadounidenses se han deteriorado aún más, en especial a partir de la actitud de Teherán hacia la agresión britano-estadounidense sobre Iraq. Para Las autoridades iraníes, el gobierno de Hussein dejó de ser un peligro potencial a su seguridad, en cambio, la creciente presencia militar de Estados Unidos en el Golfo si resulta mucho más peligrosas a sus intereses regionales..
Estos temores iraníes se justifican, pues tal parece que el actual diseño estratégico de la Administración Bush tiende a trazar un cordón militar alrededor de Irán para utilizarlo como clavija de presión contra el Gobierno de Teherán a mediano plazo..
De este modo, Irán ha quedado sitiado con el establecimiento del régimen de Karzai en Afganistán bajo el patrocinio norteamericano; el aumento de la cooperación de Estados Unidos con Turquía en el noroeste, y con Pakistán en el sureste; la fortalecida presencia de Estados Unidos en los Emiratos del Golfo; y el masivo aumento del ejército estadounidense en el Golfo Pérsico en su conjunto..
Por otro lado, no pueden descartarse las presiones del lobby judío en Washington, en relación directa con Tel Aviv, de asegurar que Irán constituye el principal peligro a su seguridad como Estado, debido al supuesto desarrollo armamentista iraní en los últimos años con tecnología rusa y china..
Otro factor que pudiera originar una agresión contra territorio iraní, sería la propia situación interna en Irán, aunque este sea el elemento de menos peso que determinaría la incursión militar..
Independientemente del grado de frustración social que ha originado el lento proceso de reformas en Irán, en especial sobre el amplio sector juvenil, el gobierno de Estados Unidos está desencadenando un sofocado clima de tensión entre los dos sectores que predominan en la escena política del país: los reformistas y los clérigos de línea dura con el fin de socavar la legitimidad del modelo político iraní ante la opinión pública internacional..
Aunque la presión popular logre algunos cambios en el tradicional proceder de los líderes iraníes, esta variante aunque es aplaudida por el mismo Bush, carece de fuerza, ya que en la práctica existe una carencia de recursos necesarios de los partidarios a la reforma para derrotar a la jerarquía religiosa que conserva el poder económico y militar del país..
De cualquier modo, para desencadenar una guerra contra Irán, Estados Unidos tendría que crear condiciones militares y fabricar pretextos más creíbles para la opinión pública internacional y nacional..
En este sentido cabe destacar que la apertura de dos frentes de conflicto: Afganistán e Iraq, le han sido muy costosos al arsenal militar estadounidense. En caso de extenderse a corto plazo (un año) las tensiones en ambos territorios, le será muy difícil a Washington llevar a la práctica una agresión hacia otro país islámico, que en este caso, prevalece por una identidad religiosa casi extensiva en la población iraní, elemento que pudiera actuar como factor de unidad nacional frente a una invasión..
De este modo, existen otros factores que actúan como obstáculos inmediatos a la cacareada agresión contra Irán. En este sentido caben destacar: el poderío militar iraní; el creciente peso económico y político iraní en la región; influencia directa de la dirigencia iraní sobre el amplio espectro social shiíta en Iraq..
En primer lugar, Irán cuenta con un ejército más consolidado y se encuentra en muchas mejores condiciones que las derrotadas fuerzas iraquíes, que ya se habían deteriorado producto de la Guerra del Golfo, las sanciones y embargos. Para reafirmar la idea anterior es válido señalar que los gastos militares de Irán hasta ahora son 6 veces mayores que los de Irak. El Estado iraní cuenta con misiles Scud, además de misiles Shahab-3 de mayor alcance, con un radio de acción que alcanza objetivos en el Medio Oriente y el sur de Asia. Se plantea además, que Irán posee armas químicas y biológicas y podría estar en capacidad de desarrollar el arma nuclear..
En segundo lugar, no se pueden descartar futuros contactos económicos e incluso políticos (ya estos se habían desarrollado antes de la agresión contra Iraq), entre figuras importantes de Estados Unidos y la dirigencia iraní. En especial, hacia el establecimiento de relaciones cooperadas en materia energética para la explotación conjunta de los yacimientos del Mar Caspio, donde la posición de Irán está consolidada..
En tercer lugar, Irán ha mantenido el diálogo con la oposición shiíta en Iraq para impactar en la naturaleza del actual régimen de ocupación estadounidense en este país..
De este modo, como réplica a esta estrategia iraní, Estados Unidos ha encaminado sus pasos en debilitar la influencia del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Iraq (SCIRI), dirigido por Abdulaziz Hakim y su hermano Mohammah Bakir Hakim, limitando la participación de estos en un futuro gobierno controlado por Washington..
A manera de conclusión podemos decir que Estados Unidos no desea repetir los errores cometidos en Iraq luego de finalizar la agresión, los propios medios de defensa de Estados Unidos plantean la duda de un ataque inminente sobre Irán, siempre y cuando no se agoten las operaciones de inteligencia previas sobre el terreno. Más cuando, Irán cuenta con misiles cuyo radio de acción puede causar grandes pérdidas a Israel, el principal aliado de Washington en la zona. De este modo, la próxima invasión debería contar con un adecuado clima de preparación que le ofrezca garantías casi absolutas al ingreso de tropas estadounidenses en Irán. Por este motivo, lo más conveniente para Washington sería desencadenar un clima de tensiones socio-políticas al interior del régimen iraní, con la finalidad de debilitarlo en aras de lograr un golpe militar más efectivo.