3 de julio del 2003
Otro Vietnam?
Cándido
Liberación
Las previsiones de algunos periodistas "controvertidos" (adjetivo que los guardianes
del "pensamiento único" aplican a todos aquellos que disienten con las
"verdades" que difunde el imperio), muestran indicios claros de que están
siendo confirmadas por la realidad. La aventura guerrera de Estados Unidos y
Toni Blair, secundada por un par de vasallos de rango menor, Aznar, Berlusconi,
y el nuevo socio mimado, Polonia que ocupa ya un lugar privilegiado en la quintacolumna
europea, se está pareciendo cada vez más a una pesadilla. Y el
fantasma de Vietnam -al margen de las enormes diferencias geopolíticas
entre aquélla y esta guerra- empieza a golpear la conciencia del pueblo
norteamericano y a minar la moral de los casi 150 000 soldados, negros e hispanos
en su mayoría, que el imperio tiene desplegados en Irak.
La distorsión sistemática de la información, la ocultación
o minimización de noticias que importan -ataques cotidianos con pérdida
de vidas de las fuerzas ocupantes, sabotages contra pozos petrolíferos
y fuentes de energía, con la consiguiente interrupción del suministro
de electricidad en un país de temperaturas superiores a los 40 grados
en la época actual, no pueden ser contrarrestadas con la priorización
de la noticia de la detención de algún personaje de rango inferior
del entorno de Sadan, o la realización de un partido de fútbol
entre un equipo iraquí y los soldados ocupantes. La realidad, que algunos
honestos corresponsales describen, poniendo en ridículo, sin proponérselo,
a los editorialistas del medio para el que trabajan, es muy distinta. Y muestra
inequívocamente que los iraquíes, como ocurre con cualquier pueblo
del planeta que tenga un mínimo de dignidad, odia a los ocupantes. Mucho
más en la medida en que estos ponen en evidencia cada día, que
sólo saben matar, y destruir. Para controlar las riquezas del territorio
ocupado, el petróleo en este caso, afirmar su dominio geopolítico
en una región por demás conflictiva, verdaderos objetivos bajo
la hipocrita fachada de la "liberación del Irak". A dos meses de proclamada
la "victoria", Irak es un país sin ley, donde la moral de los ocupantes,
en tensión permanente ante la imprevisble mortal picadura del "escorpión",
bajo el azote agobiante de un calor de 40 grados decrece al mismo tiempo que
aumenta el nivel de resistencia de los ocupados.
Esta guerra, montada sobre una estructura de mentiras infames, de Bush y la
pandilla que lo maneja, de personajes como Blair y Aznar -no los recuerda el
lector asegurando con rostro de circunstancias, la inminencia de un ataque con
armas de destrucción masiva- como justificación para pasar por
encima de la ONU y el derecho internacional, va a terminar mal para el imperio.
Los días de la "burbuja" Bush pueden estar contados. El pueblo norteamericano,
víctima principal de esta sórdida historia, anestesiado por el
control casi total de los medios de comunicación que alimenta el chovinismo
patriotero, empieza a despertar. Sus condiciones de vida empeoran dramáticamente
día a día y ahora golpea no sólo a los pobres de siempre,
40 millones de negros e hispanos negros e hispanos, sino a las clases medias
soporte de la sociedad norteamericana. Estas empiezan a comprobar que Bush,
Cheney y Rusmsfeld, no sólo les robaron sus ahorros en las empresas a
las están ligados, sino que los han instalado en el miedo, la incertidumbre,
la falta de empleo. Le han robado la esperanza y la creencia en el futuro que
han sido sus rasgos salientes. Todo lo contrario de lo que le prometieran para
"engancharlos" en la guerra.