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Internacional

12 de junio del 2003

La prosperidad según Powell

Angel Guerra Cabrera
La Jornada
En el colmo del cinismo, el jefe de la diplomacia imperial Collin Powell declaró que Estados Unidos podría "sumarse" a las más recientes medidas contra Cuba anunciadas por la Unión Europea. La superpotencia que fulminó a Hiroshima y Nagasaky no sólo tiene la primacía mundial en la posesión y el empleo contra civiles de las armas de destrucción masiva -que brillan por su ausencia en Irak- sino en el uso sistemático de la mentira y la deformación deliberada de los hechos. De allí el escándalo destapado en la prensa estadunidense ante la evidencia de que el presidente y varios de sus más cercanos colaboradores, incluyendo a Powell, engañaron al país y al mundo sobre los móviles de la invasión al Estado mesoriental.

Al contrario de lo afirmado por el secretario de Estado, son los gobiernos europeos los que se disputan un lugar junto a Washington en el cerco contra La Habana y la razón está a la vista: después de la ocupación de Irak no hayan qué hacer para congraciarse con Bush y apoderarse de alguna migaja en el festín post Sadam. Están los que se opusieron a la agresión contra Bagdag antes que comenzara y no han logrado el perdón del inquilino(ilegítimo) de la Casa Blanca ni siquiera con su indigna y cobarde actitud al refrendarla a posteriori en el Consejo de Seguridad de la ONU, que ahora intentan conseguirlo integrándose a la jauría anticubana. Y están Aznar y Berlusconi, palafreneros de la llamada coalición, desesperados por disputar a Blair el puesto de favorito del junior Bush, aunque el primero se haya esmerado más en lograrlo al convertir a Madrid en caja de resonancia de las iniciativas de la mafia de Miami, su vieja socia en negocios y generosa contribuyente a las campañas del Partido Popular. En su auxilio ha podido contar con la colaboración dócil de medios diz que opositores como El País, que ya no puede esconder su atavismo colonial, vista la bilis que descarga contra la rebeldía en cualquier parte, pero con particular saña si se trata del País Vasco, de Cuba o de Venezuela.

No es extraño que ante el nuevo arrebato de Washington por destruir a la revolución cubana se ponga de moda entre los serviles y los tránsfugas colocarse del lado de la superpotencia. Así se ha visto también de este lado del Atlántico, entre los arrepentidos de sus reales o supuestos pasados izquierdistas como entre los ultracipayos de pura cepa. Pero hete aquí que el sueño bushista de dominar al mundo no pasa de ser eso, un sueño, y se comprobó en la reciente reunión en Santiago de Chile de la mismísima y desprestigiada OEA. Allí Powell se rasgó las vestiduras pidiendo, sin éxito, al menos una amonestación contra Cuba, "el único país no democrático de este hemisferio". Lo más interesante es que no sólo se tuvo que ir con las manos vacías, apoyado únicamente en su empeño por Canadá, Uruguay y Costa Rica, si no que a esa humillación se sumó la que nunca esperó el ex general. Resulta que mediante el voto secreto Estados Unidos quedó excluido, por primera vez en la historia de la OEA, de la Comisión de Derechos Humanos del organismo, al rechazar a su candidato una abrumadora mayoría de miembros. ¿Quién iba a ser?, pues un integrante de la mafia de Miami hermanísimo de Mel Martínez, secretario de Vivienda del gabinete Bush. Más aún, fueron derrotados también en la votación para integrar esa instancia dos favoritos de Washington: la guatemalteca Martha Altolaguirre y el argentino Juan Méndez. Y es que en América Latina, aunque algunos letrados no se percaten, la admiración por Fidel Castro y la impopularidad del acoso yanqui a Cuba son raigales. Sólo que van en aumento al hacerse tan evidentes, por un lado, la conducta gansteril en el mundo de Bush y sus secuaces y, por otro, la gallardía de Cuba ante sus amenazas, justo en una región que ha sufrido innumerables intervenciones militares y planes desestabilizadores del vecino del norte.

¿Qué ofreció Powell en Santiago de Chile? La prosperidad y el progreso que traerá el ALCA. Por favor, ¿cree el secretario de Estado que los latinoamericanos y caribeños somos retrasados mentales? ¿ No se ha enterado que sin llegar al ALCA hay ya del Bravo a la Patagonia una sublevación en marcha contra las políticas de Washington? Que le pregunte a los maestros mal pagados, a los desempleados, a la mitad de la población en pobreza, a los 20 millones de niños que trabajan por un salario mísero. O simplemente, que lea este párrafo en el reporte del nada sospechoso de radical Diálogo Interamericano: "Desde nuestro último informe en noviembre del 2000, se han deteriorado las circunstancias en casi todos los países de América Latina y el Caribe. El crecimiento económico se detuvo, las inversiones extranjeras disminuyeron y el desempleo y la pobreza empeoraron".

guca@lanerta.apc.org