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La vieja Europa

16 de julio del 2003

Tras el 14 de julio: Las dos Francias

Lisandro Otero
Organizacion Editorial Mexicana
Hace apenas 48 horas que conmemoramos un nuevo aniversario del glorioso catorce de julio, una efemérides que simboliza el despertar de los principios de libertad, igualdad y fraternidad que han iluminado las democracias modernas. Los hombres que impulsaron una nueva manera de pensar fueron Montesquieu, Diderot, Rousseau, y Voltaire, entre otros. Voltaire luchó por la libre expresión de las ideas. Montesquieu fue quien ideó la separación de poderes del estado, el mecanismo de contrapeso y balance que permite que ninguna fuerza social se imponga sobre otra. Para Montesquieu el gobierno republicano era aquél donde la soberanía residía en el pueblo y no en el derecho divino de los reyes, como había sido hasta entonces.

Pero no debemos olvidar que junto a estos esclarecidos humanistas hubo otros, como Rivarol quien sostuvo los principios de la iglesia y la monarquía y Joseph de Maistre quien defendería la fé católica, sembraría el escepticismo en las conquistas de la revolución francesa de 1789 y se declararía solidario del orden convencional y las tradiciones. Siempre han existido estas dos Francias, de una parte una nación de claridades y emancipaciones, un país de hondos hallazgos estéticos, de inmunidades y fecundidad. De la otra parte, un pozo sombrío de aberraciones.

Posteriormente Francia dió al mundo el pensamiento de los grandes reformadores sociales, de los socialistas utópicos como Saint-Simon, Fourier, Proudhon y Blanqui. Francia fue el nido revolucionario de donde nació la Comuna de París, pero también nutrió el pensamiento nacionalista burgués y contrarrevolucionario de Maurice Barres y de Charles Maurras, de los protofascistas de Acción Francesa y del antisemitismo del proceso Dreyfuss. Pero frente a ellos se impuso la Francia ilustrada de Leon Blum y del Frente Nacional, la Francia de Jean Jaurés.

Cuando Francia fue ocupada por el expansionismo nazi hubo intelectuales que se empeñaron en la heróica resistencia clandestina como Vercors, Jean Moulin, Eluard, Jean Paulhan, Malraux, Mauriac y DŽAstier de la Vigerie. El nivel máximo lo encarnó el pulcro símbolo de Charles de Gaulle y la Cruz de Lorena. Pero junto a aquellos esforzados y heroicos intelectuales también surgió el lado oscuro de Francia con colaboracionistas, simpatizantes del fascismo, como fueron Brasillach, Drieu la Rochelle, Petain y Laval.

Cuando los argelinos decidieron independizarse surgió la siniestra organización clandestina OAS, integrada por los paracaidistas torturadores que intentaron, incluso asesinar a De Gaulle. Frente a ellos se alzó la valiente denuncia de Henri Alleg, el vibrante Manifiesto de los 121, en el cual la intelectualidad francesa protestaba contra la represión colonialista en el norte de Africa. Esa, renovadora y libertaria, fue la Francia de mayo del 68 en el cual el pueblo se alzó en las calles de París contra un continuismo retardatario.

El actual Presidente Jacque Chirac surgió de un rechazo del pueblo francés contra el cavernario Jean Marie le Pen, quien representaba a la ultraderecha profascista. Le Pen, que ha sido calificado de "siniestro demagogo" por el diario Le Monde, es el continuador de una larga tradición derechista en Francia. Le Pen ha declarado públicamente que los hornos crematorios de Hitler en los campos de concentración no constituyen más que "un pequeño incidente" en la historia.

El Frente Nacional de Le Pen, fundado en 1972, con un programa racista, antisemita, xenofóbico y de economía de mercado ultraderechista, obtuvo el 17% del electorado. En tanto que los socialistas de Lionel Jospin obtuvieron el 16%. Es la inauguración en la historia de Francia de un respaldo tan elevado para los fascistas, la primera ocasión en que derrotan a los socialistas. Los periódicos franceses amanecieron con cintillos: "¡Vergüenza!", "¡No!", "¡Sismo!", que dan una idea del embarazo de la opinión pública.

Todo ello debe tenerse en cuenta al juzgar la adhesión de Francia a los acuerdos de la Unión Europea contra Cuba. Ahí se impuso circunstancialmente la Francia sombría. Pero Francia es y será un bastión de libertades y esclarecimiento intelectual, un hito orientador en las búsquedas estéticas, un país que ha sido mansión de la creatividad humana y eso jamás podrá ser opacado a pesar de temporales nebulosidades.

golti2002@yahoo.com