9 de julio del 2003
Gente de Bagdad; gentuza de Londres
Pedro Prieto
Rebelión
Apenas un día después que el propio diario El País, que tan cordial como frecuentemente alberga a Vargas Llosa, publicase en un editorial "Con una preocupante falta de respeto hacia la legalidad internacional, Estados Unidos mantiene hacinados a 2.300 presos en Irak sin acusaciones ni defensa", este elemento se descuelga con un artículo que sí tiene desperdicio. Vargas Llosa publicó urbi et orbi l pasado 6 de julio, un artículo titulado "Gente de Bagdad", que lo mismo se podía haber titulado "Gentuza de Londres", que es donde creo vive el eximio escritor, porque lo podía haber escrito igualmente sin moverse de su residencia habitual, que parece estar por allí.
Para Vargas Llosa, no hay nada que comentar sobre la existencia de norteamericanos en suelo iraquí, salvo que sea para algo bueno. Para Vargas Llosa, las desgracias del pueblo iraquí parecen ser objeto de la inspiración de su excelente prosa, pero no se sabe bien por qué están causadas. O más bien sí se sabe: si algo las causó, fue el malo de Sadam Husein.
Copio a un amigo de foro, Francisco, en una de sus magníficas referencias a este abominable artículo, porque lo describe a la perfección:
Así es capaz de terminar un artículo sobre Bagdad haciendo un elogio del sano "cinismo estoico" que la gente sabe encontrar en la desesperación que impera (como por casualidad) en ese lugar. Ese "cinismo estoico" afirma encontrarlo en la frase de alguien que dice que allí "no gobiernan los americanos, sino los ladrones, los chinches y los piojos", o algo así. Y luego tiene el morro de explicarnos que, aunque a "los demás parroquianos" no les hizo mucha gracia ese chiste lleno de "cinismo estoico", a él, Vargas Llosa, hombre cultivado y perspicaz, le hizo mucha gracia, porque ese "cinismo estoico" representa una "bocanada de civilización" y una "excelente estrategia contra la desesperación" caída del cielo y del infortunio. No se les ocurra, ni por chiste, relacionar esas "bocanadas de civilización" con las ráfagas que salen de las ametralladoras del ejército de ocupación. Y recuerden, además, que los estadounidenses no son culpables del expolio, el caos y la desesperación que reina por allí. No, no, los culpables son los "Alí Babás y los piojos". No olviden tampoco sonreír ante estas manifestaciones de "cinismo estoico".
Vargas Llosa cuenta como experiencia emocionante, como el que vuelve de hacer "rafting" en el Pirineo, que a su hija Morgana casi la dan un "manazo", por hacer fotos en la mezquita de Najaf. La ciudad de Najaf, por lo que se de ella (he estado allí unas cuantas veces), es la cuarta ciudad más santa del Islam. Aparece un fulano occidental, seguramente bien vestido, con su hija, probablemente vestida como occidental (el emocionante artículo no lo especifica) y se mete en el corazón más sagrado de la ciudad: la mezquita donde está enterrado el nieto de Mahoma, con un guardaespaldas, pagado y armado por el ejército invasor, a hacer fotos a creyentes (es un lugar de peregrinación de musulmanes de todo el mundo, incluyendo el vecino y hasta ahora archienemigo Irán), que están generalmente tan en trance, como un peregrino católico después de hacer 700 Km en el camino de Santiago y entrar por vez primera a la tumba del apóstol. Y el literato se sorprende de esa reacción.
Yo he entrado en la mezquita con mi esposa. Ella llevaba la "abaya" y yo iba con un pantalón y camisa normalita. Nos descalzamos respetuosamente, entramos en silencio; sabíamos las primeras suras (no suelen dejar entrar a los no creyentes, si lo saben y a veces los interpelan, si sospechan) y los rezos y saludos habituales y por supuesto, no se nos ocurrió hacer fotos ni siquiera en el patio de la mezquita. Nadie nos tocó un pelo nunca, a pesar de esta respetuosa trasgresión. Otra vez en Samarra, intuyeron que éramos no musulmanes y nos invitaron a salir de la mezquita sin violencia alguna.
Pero volvamos a Vargas. Aparece un "creyente exaltado" (Vargas nunca se exalta, él tiene mucha flema británica; solo nos exaltamos algunos tipos muy temperamentales) y trata de atizar a su hija, la profanadora. Claro, eso es terrorismo del malo y no se puede aguantar que el ilustre novelista se lleve tal susto por un patán. En EE.UU., por ejemplo, la invasión de la propiedad privada, autoriza al dueño a dar unos cuantos tiros al "trespasser", esto es, al intruso, pero eso no es integrismo ni fanatismo; eso es la libertad de acción que exige la Asociación Nacional del Rifle y el derecho sagrado a la privacidad. Si en el Islam el ámbito de la mezquita es una mezcla de dominio muy público y muy privado al mismo tiempo (algo duro, muy duro de entender, para aquellos que cifran la propiedad y sobre todo la privacidad, en "lo mío" y no en un lugar de meditación, por ejemplo), eso para el escritor no tiene ninguna importancia. Se puede violar esa privacidad, porque una es hija de famoso escritor. Y recibir un "manazo" en Najaf por asaltar la vida privada y espiritual de los creyentes, es mucho peor que recibir dos tiros por meterse en casa ajena en EE.UU.
A Vargas Llosa le cae muy bien el tipo que le protege con pistola, porque es "musulmán de noche y cristiano de día para poder tomarse una cerveza" y lo entiende. Al ser tan leído, seguro que encuentra un magnífico paralelismo con la famosa "Belle de jour" de nuestro querido Buñuel. Es un doctor Jekill cristiano diurno y un Mr. Hide nocturno (lo musulman, siempre "hide") y aprecia que un "bípedo" como su guardaespaldas pueda tener esas debilidades alcohólicas, cuando hay 50 grados a la sombra. Vargas no explica, claro, que Irak ha sido desde la revolución anterior a Sadam Husein, el país probablemente más laico del Islam, en el que el alcohol se expende libremente (salvo en las ciudades santas de Najaf, Kerbella y Kufa) y que hay millones de personas que lo beben habitualmente, sin tener que hacer de Dr. Jekyll ni Mr. Hyde ni tener que esconderse de sus paisanos. Había en mis tiempos hasta un "State Organization for Alcoholic Drinks" o "Beverages", no recuerdo bien, con bastantes fábricas de estos productos en territorio nacional. Esta trasgresión al lslam se ve en aquel país con el mismo sentido de culpa en Irak, que el que experimenta un cristiano católico por comer carne los viernes de cuaresma (ninguno tiene sensación de tener que hacer de "belle de jour", creo). Recuerdo que eran los kuwaitíes y sauditas los que a finales de los 80 peregrinaban a Basora a ponerse ciegos de alcohol y luego, como ellos si que no podían ingresarlo en su territorio, se solían llevar puestas las botellas y la carretera Basora-Kuwait eran un fantasmagórico estercolero de coches de mucho lujo destrozados en situaciones inverosímiles. Pero claro, los sauditas y los kuwaitíes son nuestros hache de pé.
Sigue Vargas hablando de que los hijos de los sátrapas suelen superar a sus progenitores en iniquidades, en referencia a Sadam e hijo. Seguramente no se ha dado cuenta de lo perfecto idiota latinoamericano que resulta haciendo esta afirmación y salvando las diferencias, claro, porque Vargas Llosa hijo no parece haber violado miles de indefensas mujeres, como el famoso guardaespaldas y bebedor de jour atestigua y Varguitas padre cree inmediatamente a pies juntillas.
Luego menciona haber tenido un traductor de excepción, con estrechos lazos con una universidad española. No habla de cuanto le ha pagado a ese excepcional traductor, pero si le cabe la oportunidad de mencionar que tuvo que traducir al demagogo Chávez, que gobierna Venezuela, para Sadam Husein. Es curioso que mencione que el traductor Rashid tiene fotos de los reyes de España y no mencione que alguien ha tenido que traducir a sus majestades (digo sus de ellos) Juan Carlos y Sofía, cuando también se entrevistaron con Sadam Husein en el año 79 y le estrecharon afectuosamente y cordialmente la mano. Claro, Juan Carlos y Sofía no son demagogos locos, sino reyes muy respetables, que para la cosa de la venta de armas no se pringaban directamente, sino para eso debía estar el ya fallecido Gutiérrez Mellado, quien no solo debió estrechar también la sangrienta mano del dictador sin ningún escrúpulo, sino que trató con el cuñadísimo, luego ejecutado, Adnan Khairallah.
En fin, Vargas Llosa viaja a países verdaderamente exóticos, se toma la molestia de hacer viajes de riesgo, de alto riesgo a dar fe, como los notarios, de que todo marcha bien y que hay miradas cómplices en los iraquíes, que le merecen toda la confianza en que Irak irá bien, como España.
Porque lo que es hablar de cultura, no lo ha hecho; ha desperdiciado totalmente ese artículo. Apenas habla del código de Hammurabi y algún otro lugar común. Y hace referencia a que era el código de leyes más antiguo, como muchos creen, pero no sabe que aún más antiguo es el código de Eshnunna, descubierto en lo que hoy es el devastado suburbio de Bagdad Yedida (Nueva Bagdad), que data del 1.850 a.C., unos doscientos años más antiguo que el de Hammurabi. Pero eso no importa. Vargas echa un copyright a la firma y ya está el viaje amortizado, que para eso es famoso.
Y uno, al final se pregunta: si Vargas no fue a Irak a un viaje cultural, ni se ha enterado muy bien de donde ha estado, ni ha podido relatar nada del sufrimiento de los iraquíes, ni ha descubierto otra cosa que lo que ya nos han contado los periódicos del pesebre; esto es, que el malo y el responsable único de todas las culpas fue Sadam, entonces ¿ a que demonios bajó Vargas Llosa a los infiernos de Irak y quien patrocinó ese incomprensible viaje al famoso escritor, haya sido moral o materialmente o mediante cobijo a tan deleznable artículo?