5 de julio del 2003
Berlusconi presidirá una UE que toma decisiones profundamente antidemocráticas, promonopolistas, y que siguen sin chistar los dictados imperialistas norteamericanos
Un mafioso para toda Europa
Pepe Viñoles
Liberación
Mediante ese sistema rotativo presidencial del que se ha dotado la Unión
Europea, a partir de esta semana y por espacio de seis meses, los habitantes
del viejo continente estaremos gobernados por el caballero Silvio Berlusconi
que hoy está al frente de Italia y que cuenta con sostén político
de otros dos siniestros personajes: el racista Umberto Bossi, líder de
la Liga Norte y el neofascista Gianfranco Fini, jefe de la Alianza Nacional.
Si bien podemos pensar que estas presidencias rotativas de la EU tienen mucho
más de simbólicas que de poder real; no es menos cierto que a
cada una de ellas les ha tocado organizar cónclaves decisorios sobre
temas importantes que van haciendo a la conformación de una política
común europea en diferentes ámbitos. Decisiones por otra parte,
que a poco de ser aprobadas -generalmente amparadas por una inmensa desinformación
ciudadana- se han mostrado a la postre profundamente antidemocráticas,
promonopolistas, y en materia de política exterior, que siguen sin chistar
los dictados imperialistas norteamericanos.
Aunque es difícil advertir actualmente diferencias políticas entre
los gobernantes europeos de orígenes ideológicos opuestos, dado
que todos siguen en sus países con mayor o menor profundidad y brutalidad
las directivas del neoliberalismo, el caso Berlusconi es si se quiere paradigmático
e indicativo de los tiempos que corren y del nuevo tipo de rufianes políticos
capitalistas que gobiernan en el mundo occidental de la "democracia" y "libertad",
como les gusta decir a los más fervorosos propagandistas del statu quo.
Surgido Berlusconi de la caída estrepitosa en los 80 del sistema político
italiano y de sus dos grandes partidos gangrenados y podridos por la corrupción
y el nepotismo, consigue pacíficamente mediante una efectiva operación
publicitaria ganar las elecciones de 1994.
Aprovechándose de la ola de escándalos y el descrédito
que tocó a toda la clase política italiana acusada de corrupción,
perseguida por los jueces y vilipendiada en los medios de comunicación,
Berlusconi logra con Forza Italia presidir por un corto período un primer
gobierno que resultó un fracaso.
Pero este antiguo cantante de romanzas -que llegó a concursar hasta en
el Festival de San Remo- no se desanimó y en mayo de 2001 vuelve a ser
primer ministro gracias a contar con muchos más naipes en la manga.
La carta más fuerte de don Silvio es la inmensa fortuna que posee, la
decimocuarta del mundo y la primera de Italia. Construida a partir casi de la
nada, gracias a la protección inicial que tuvo de su amigo Bettino Craxi,
aquel "gran" líder socialista que por corrupto terminó exiliado
en Túnez para escapar de la justicia italiana. A fuerza de matufias va
amasando Berlusconi primero dinero en el sector inmobiliario; después
en la distribución en gran escala y en los supermercados, seguido de
los seguros, la prensa y la publicidad, y por último en el cine y la
televisión. En pocos años se convierte en uno de los emperadores
de los medios de comunicación de Europa junto al grupo Bertelsmann, Ruper
Murdoch, Leo Kirsh y Jean-Marie Messier.
Aprovechando su fabulosa fortuna y el poder arrasador que le confieren sus cadenas
de televisión confirma la regla de oro de la mundialización capitalista:
quien posee el poder económico y el poder mediático casi de inmediato
puede adquirir el político.
Y así fue como en mayo de 2001 Forza Italia se pudo transformar en la
primera fuerza política de Italia…
Para lograr este objetivo Berlusconi no le hace asco a nada, como intentan probar
ahora los jueces que lo quieren llevar a la cárcel por coimero y mafioso.
Se salva por ahora porque tiene el poder para autovotarse en el Parlamento una
ley de inmunidad que le protege de la mano de la Justicia. En cuanto a las alianzas
que le sostiene tampoco ha tenido este demagogo y populista empacho en pactar
con el neofascista Fini y el xenófobo Bossi, (el mismo que algunas semanas
atrás propuso que la Marina de Guerra disparara contra los barcos cargados
de emigrantes que intentan ganar las costas italianas).
Este triunvirato grotesco y que huele a un "nuevo fascismo" como lo calificó
Dario Fo, surgido del gran naufragio italiano es el que hoy preside Europa.
En sus manos está tratar "las políticas europeas" relacionadas
con la creación del futuro poder ejecutivo de la UE con un presidente
y una nueva Constitución; las relaciones con EE.UU. después de
la ocupación de Irak (fue Berlusconi junto a Aznar uno de los más
fervientes aliados europeos de la invasión); la política común
europea sobre refugiados; y por último entre muchos temas más,
don Silvio quiere durante su período organizar una conferencia sobre
la paz en Medio Oriente. En este tema Berlusconi no parece contar con mucho
consenso, porque la semana pasada ya mostró la hilacha cuando visitó
Medio Oriente y se reunió solamente con Sharon, negándose a encontrarse
con los palestinos!
Es de notar que algunas semejanzas unen a Silvio Berlusconi con ese otro gran
estadista llamado George W. Bush. Sobre todo ideológicas y en lo referente
a cómo ambos pudieron acceder al poder. A Berlusconi lo ayudaron a cazar
votos ( a parte contar con sus canales, diarios y revistas) los neofascistas
y racistas; mientras que Bush tuvo la ayuda con el fraude que le organizó
en la Florida la mafia cubano-americana. Pero también son diferentes,
porque mientras que Bush fracasó en los grandes negocios y fundió
una empresa petrolera que su papá le dio para dirigir después
que mal terminó sus estudios universitarios pagos; Berlusconi en cambio,
de la nada, (como El Padrino del film de Coppola) y sólo contando con
su labia y una guitarra, se hizo de un imperio económico y es hoy -aunque
sólo sea por medio año- el jefe de toda Europa. Y a esta altura
debe sentirse muy feliz de que la revista alemana Der Spiegel le haya dedicado
en su último número la portada simulando el afiche de la famosa
película con su imagen y la leyenda de "El Padrino… próximamente
en toda Europa".
Mientras tanto algunos europarlamentarios están preocupados y se agarran
la cabeza. Como el alemán Martin Schulz que le dijo a la BBC: "Berlusconi
no tiene inspiración política; sólo le interesan apariciones
efectistas en los medios de comunicación."
¿Pero acaso piensa Schulz que se precisa otra cosa para ser hoy gobernante en
el mundo de la globalización capitalista?