3 de junio del 2003
Evian: Marea humana contra el G8
Eduardo Tamayo G.
Servicio Informativo "alai-amlatina"
Este primero de junio, más 100.000 personas de varios países de Europa se manifestaron contra la Cumbre del G8 de Evian, Francia, en medio de un ambiente festivo y pacífico.
Dos movilizaciones partieron simultáneamente desde Ginebra (Suiza) y Annemase (Francia) para encontrarse en la frontera franco-suiza, pasado el medio día. Del lado suizo, encabezó la movilización una delegación de países africanos, latinoamericanos y asiáticos, que en conjunto con los europeos, reclaman de los países más ricos la anulación de la "odiosa deuda externa que ya ha sido pagada varias veces". Del lado francés, hicieron lo propio los profesores y otros trabajadores que se encuentran luchando desde comienzos de mayo contra la pretensión de recortar las conquistas sociales y laborales.
La marea humana se tomó la zona aduanera franco-suiza, borrando por unas horas las fronteras que dividen artificialmente a los pueblos. Mientras se multiplicaban los gritos para que Estados Unidos y el Reino Unido pongan fin a la ocupación de Irak y en solidaridad con el pueblo palestino, se desarrollaron dos actos simbólicos. El primero consistió en acostarse en el suelo y guardar un minuto de silencio en memoria de los 26 millones de hombres y mujeres que han muerto a causa del VIH-SIDA y cuestionando a las transnacionales farmacéuticas, con asiento en los países del G8, que defienden sus tasas de ganancia y sus patentes y se oponen a la producción de medicamentos genéricos a precios asequibles, en los países del Sur. El otro acto simbólico consistió en romper y quemar las cadenas de la deuda -elaboradas con cartón- que esclavizan a los países del Tercer del Mundo hundiéndoles en la pobreza y la desesperanza.
En la madrugada del primero de junio, a partir de las 5h30, los altermundialistas organizaron acciones de bloqueo en Lausana y Ginebra (Suiza) y en Annemase (Francia), ciudades próximas a Evián. Con ellas intentaban impedir o retardar la llegada del personal de apoyo (traductores, secretarias, etc.) que se aloja en esas ciudades a la Cumbre de Evian. En Ginebra, cortaron la circulación en tres puentes durante cuatro horas. En Francia, igualmente unos 2000 manifestantes interrumpieron una de las rutas que conduce a Evian y la policía procedió a dispersarlos con gases lacrimógenos. Con estas acciones se logró retrasar por dos horas el inicio de la Cumbre.
En Lausana, las autoridades suizas construyeron una pared de metal de dos metros de alto, reforzada con alambre de púas, para aislar la zona donde se alojaron los presidentes de América Latina, Asia y Africa invitados a la Cumbre del G8. En las inmediaciones de este muro, que pronto fue bautizado como el "muro de la vergüenza", se desarrollaron varias manifestaciones públicas. La más grande fue la del 29 de mayo que congregó a unas 10.000 personas. Algunos carteles resumían el espíritu de la protesta: "G8: La fiesta de los grandes sobre la espalda de los pequeños", "Ellos son 8, nosotros somos millones".
Violencia aislada y represión
Las movilizaciones del G8 estuvieron empañadas por las acciones de pequeños grupos que atacaron edificios públicos, empresas, comercios y gasolineras, principalmente en Ginebra y Lausana. En la primer ciudad, durante la noche del 31 mayo al 1 de junio, enmascarados lanzaron bombas molotov a tres edificios públicos y quebraron las vitrinas de unos 40 comercios. Estas acciones se repitieron el 1 de junio tanto en Lausana como Ginebra. La autoría de estas acciones todavía no se ha establecido, porque, si bien la prensa responsabiliza de la mayor de ellas a los "Black Blocs", que visten de negro y van a las manifestaciones enmascarados, representantes de Foro Social Lemanique declararon que se trataría de grupos de extrema derecha o incluso de delincuentes comunes que se mezclan con los manifestantes para conseguir sus propios intereses.
Los organizadores de las movilizaciones del G8 condenaron estas acciones violentas y aisladas que perjudican al movimiento y sirven para crear un clima de criminalización de la protesta social. Con el pretexto de perseguir a los "black blocs", la policía de Lausana, en la tarde del primero de junio, cercó un campamento de jóvenes procediendo a llevarlos maniatados y en grupos de 20 a un centro de detención con el fin de verificar sus documentos de identidad y encontrar a los supuestos culpables de actos violentos cometidos en la mañana. La policía interrogó a 400 personas pero solo arrestó a una. En otros lugares, sin embargo, la policía procedió a arrestar a varias decenas de personas mientras otras tanto resultaron heridas. En Aubonne (Suiza), un activista británico, de 39 años, resultó gravemente herido luego de que un policía cortó la cuerda en que estaba suspendido intentando bloquear la autopista Lausana-Ginebra.
La mayoría de la prensa ha dedicado gran espacio a los actos violentos y ha enfocado las movilizaciones anti- G8 como un asunto de orden público, intentando desviar la atención sobre las razones de fondo que mueven a millares de personas a abandonar sus países, trabajos y hogares para manifestarse contra las profundas desigualdades que provoca la globalización neoliberal impulsada por el G8: desigualdades entre hombres y mujeres, entre Norte y Sur, entre Este y Oeste, entre ricos y pobres, entre campos y ciudades. A pesar de los incidentes, la manifestación del primero de junio se une a la lista de las grandes luchas globales por la solidaridad internacional y otro mundo mejor.