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La vieja Europa

13 de junio del 2003

Un mercado global
El dominio de la Tríada

El Atlas de Le Monde Diplomatique

La globalización genera contrastes y brechas crecientes entre países y regiones. Esto se refleja claramente en el comercio internacional, dominado por tres bloques regionales: la Unión Europea, los países del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) y los de Asia Oriental. La importancia de esa "Tríada", que controla algo más del 75 de los intercambios comerciales mundiales, viene acentuándose en las últimas dos décadas.

Los intercambios entre países de la Tríada se efectúan mayoritariamente dentro de los sectores y muestran un fuerte desequilibrio. Estados Unidos, a la cabeza del comercio mundial, acumula défícits comerciales gigantescos y crecientes en la relación con sus socios. Estos saldos negativos, financiados por flujos de capitales (principalmente japoneses y europeos), colocan al país en una posición singular, que sólo Estados Unidos puede sostener, gracias a su poder político, económico y monetario.

Aprovechando su condición de única superpotencia, desde la década de 1990 Washington desarrolla una política comercial calificada a veces de "neo-mercantilista", y no duda en adoptar medidas unilaterales contra sus socios. Con el antecedente de las ventajas obtenidas a través del NAFTA, Estados Unidos apunta a construir un espacio económico continental, el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), para el año 2005.




Principales zonas de Libre Comercio



La Unión Europea (UE) es la primera zona comercial del mundo. Durante las décadas de 1970 y 1980 los países miembros aumentaron el volumen y el peso relativo de sus intercambios intracomunitarios, que ahora representan algo más del 60% del comercio exterior de la UE.

Esto se debe en gran medida al fuerte aumento de los intercambios de productos agroalimentarios, en tanto que se registra un retroceso en el comercio de manufacturas. Por otra parte, aumenta el comercio europeo con Estados Unidos, lo que podría indicar que no existe una preferencia comunitaria en materia industrial.

El avance de Asia Oriental en el comercio mundial es impactante. Sin embargo, ese progreso fue interrumpido por la crisis de 1997, que hizo bajar la participación asiática en los intercambios internacionales. El comercio intrazona, dominado por Japón, representa casi la mitad del total de la región.

¿PRIVATIZAR LA SALUD?

El crecimiento –absoluto y relativo- de los intercambios intrarregionales se debe, en buena medida, a las estrategias de los grandes grupos multinacionales, que tienden a considerar a cada una de las zonas de la Tríada como una base 'local'.

La liberalización del comercio exterior y la desregulación de mercados y sectores mantienen un continuo avance desde la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994. El Acuerdo General sobre Comercio y Servicios (GATS) incluye la educación y la salud entre las actividades cuya privatización es preconizada por la OMC. Los acuerdos sobre los derechos de transferencia de la propiedad intelectual proponen aplicarlos incluso a las patentes de organismos vivos, lo que desató grandes polémicas.

Esas medidas pueden tener graves consecuencias sociales y ecológicas, además de profundizar las desigualdades entre los países desarrollados -cuyos conglomerados industriales cuentan con una aplastante superioridad en ese terreno- y el resto del planeta.

La extensión de la "mercantilización" a otras actividades converge con un creciente activismo de grupos industriales y financieros ante organizaciones internacionales y oficinas de la Comisión Europea. Los esfuerzos en este sentido resultan particularmente eficaces, puesto que esas organizaciones internacionales y sus responsables disfrutan de prerrogativas que les permiten imponer su voluntad a los gobiernos.

Las decisiones del Órgano de Resolución de Desacuerdos de la OMC, al igual que las de la Comisión de Bruselas, tienen carácter obligatorio para los Estados miembros. Considerado a veces como un primer paso hacia el gobierno global, el ORD está sin duda bajo la influencia de los Estados dominantes, a pesar del margen de autonomía de que dispone. La mayor liberalización en los intercambios comerciales no se debe a procesos espontáneos del mercado (la "mano invisible"), sino, en realidad, a medidas políticas, adoptadas por iniciativa de instituciones internacionales, con el apoyo de gobiernos y de grupos privados beneficiados por esas decisiones.