La vieja Europa
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16 de junio del 2003
La cumbre del terror
Redacción
Liberación
Versalles, en tiempos de Luis XVI y María Antonieta, hubiera sido el escenario más adecuado para celebrar la cumbre de los 7 países más ricos del mundo, con el agregado de Rusia, cuyo líder ha hecho méritos suficientes como para ser considerado, aunque con reticencias, aceptable. Si María Antonieta aconsejaba a la "plebe" que reclamaba pan en las calles de París. que "si no tienen pan que coman tortas", los líderes parapetados en Evían, protegidos por decenas de miles de policías armados a guerra, habían dado carta blanca a estos para que apalearan a los cientos de miles de manifestantes que repudiaban el modelo genocida defendido por los dirigentes de los países ricos.
(Los presuntamente infiltrados por los servicios, para romper vidrieras y saquear algunos comercios sin que extrañamente no aparecieran policías para impedirlo, fue casi lo único que mostraron las televisiones, sobre las protestas).
Con su estilo de "guapo de cartón" llegó el "César", les dictó lo que tenían que hacer y se marchó, antes de que terminara la reunión, sólo en busca de la gloria de ser artífice de la difícil misión de lograr la paz en el Cercano Oriente. Pese a que el plan Carta de ruta está respaldado por otras tres partes, la ONU, Unión Europea y Rusia , ocurre que Sharon se permite el desplante de rechazar como interlocutores a estos últimos y sólo quiere hablar con su protector. Desplante que los vasallos toleran sin protestar. (Cabe preguntarse a qué se debió el apuro del "emisario de paz" cuando el imperio ha respaldado durante medio siglo el genocidio realizado por sucesivos gobiernos israelíes y ha votado consecuentemente en solitario las sucesivas condenas de la comunidad internacional en las Naciones Unidas) La decisión de Chirac, anfitrión de la cita, de invitar a países importantes del mundo pobre, no pasó de un gesto, plausible en la medida que sea un indicador de un deseo auténtico de escuchar la voz de quienes hasta ahora han sido ignorados.
Para desilusión de quienes esperaban un enfoque en serio de los problemas más acuciantes del mundo actual, a saber, el hambre, el Sida, el imparable deterioro del planeta causado en gran medida por su explotación salvaje, el surgimiento de nuevas enfermedades que amenazan convertirse en pandemias, y tan o más importante que todo lo anterior, la recesión que afecta, con pequeños matices de intensidad, a las tres economías más poderosas, norteamericana, europea y japonesa, los vasallos aceptaron respaldar la estrategia del terror utilizada por la pandilla que dirige a Bush para la estrategia de fechorías que comenzó en Afganistán, continuó en Irak y ahora apunta a Irán. Fue así como el terror ocupó el lugar prioritario de la agenda, con la complicidad de los "caballitos de Troya" del imperio, Tony Blair, Berlusconi, Aznar, a los que sumarán todos los reciclados del Este ex-comunista, si se produce la anunciada ampliación, y la agachada de los que alardean de impulsar una Unión Europea fuerte, con futuro.
Se creó el Grupo de Acción contra el Terrorismo, que coordinará servicios de información, legislación y "otras medidas" en la lucha contra ese mal. Un terrorismo cada vez más deliberadamente difuso, en el que se englobará progresivamente a todos los ciudadanos que osen protestar contra tanta ignominia.
En una nueva muestra de servilismo, los 7 enanitos restantes, se alinearon en la criminal política de allanar el camino a la proyectada agresión a Irán, que la banda de Bush tiene en vista, alertando sobre el peligro de los programas nucleares de Irán y Corea del Norte.
Otro tema que no podía faltar, en una cumbre neoliberal, es el de "la reforma del Estado de Bienestar, para adaptarlo mejor a las exigencias de la globalización". Mayor cinismo, imposible. Lo que va quedando de los servicios públicos, que en algunos países europeos han funcionado eficientemente, deberán pasar a manos privadas, las pensiones serán "reformadas", y la leyes laborales "flexibilizadas". Como si ya no hubiera bastante con lo que han conseguido. Un retorno a las condiciones laborales de dos siglos atrás.
Una política que en países como Suecia, que se preciaba de su legislación al respecto, casi la mitad de la población trabajadora está afectada de una epidemia de estrés.
De los programas de salud, del acceso de los países pobres a medicamentos baratos, entre los cuales las necesidades de los millones de enfermos de Sida son acuciantes, los problemas que plantea ya y en el corto plazo la escasez de los recursos de agua potable, prácticamente nada.
Apenas la promesa de tratarlos más detallados en la próxima reunión de la OMC prevista para septiembre en Cancún, México. Y la reiteración de las eternas promesas incumplidas de combatir los males del mundo.
Para colmo del cinismo, en un cónclave en el que la mitad por lo menos de sus participantes tiene juicios pendientes por participación directa o indirecta en casos de corrupción, en sus respectivos países, una propuesta de "lucha contra la corrupción y malversación de fondos públicos" Después de esta cumbre la única conclusión valedera es que el "terrorismo" crecerá imparable, ante este otro terror solapado que los "líderes" del mundo rico pretenden imponer.