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La vieja Europa

23 de junio del 2003

El crimen del hotel Palestina
La otra cara del presidente Aznar

Jean-Guy Allard
Granma Internacional
Gran defensor de los "derechos humanos en Cuba", José María Aznar, a quien un día Jeb Bush promovió accidentalmente a "Presidente de España", muestra otra cara cuando compatriotas suyos son víctimas de Washington.

José Couso falleció el 8 de abril en Bagdad, durante la guerra en Iraq, víctima de un disparó asesino de las tropas de ocupación contra el hotel Palestina donde radicaba la prensa extranjera en la capital iraquí.

Las palabras dirigidas hace unos días al Gobierno de España por la familia del reportero español, describen claramente la actitud del líder neofalangista cuando la defensa de los derechos humanos no es otra cosa que un instrumento para tratar de desprestigiar.

"SE INTENTO INTIMIDAR A LA PRENSA, SILENCIARLA Y EXPULSARLA"

"Desde los continuos desatinos de Ana Palacio, ministra de Exteriores, hasta la canalla indiferencia de José María Aznar, la familia no sufre más que un calvario de desamparo y humillación", afirma un comunicado emitido por la madre y los tres hermanos de José Couso, el 8 de junio, dos meses después de la muerte trágica del camarógrafo de la cadena española Telecinco.

"Con el disparo se intentó intimidar a la prensa, silenciarla y expulsarla, ya que el tanque disparó sin prisa y con precisión calculada." Los hechos confirman esta acusación.

El martes 27 de mayo, la familia presentó ante el Juzgado central de instrucción de la Audiencia Nacional una querella criminal contra tres miembros de la Tercera División de Infantería del Ejército de Estados Unidos, por considerarlos "responsables del ataque al Hotel Palestina".

Los tres soldados que aparecen en la querella son el sargento Gibson, de la compañía A del 64 regimiento de Blindados de la Tercera División de Infantería del Ejército de EE.UU.; el capitán Philip Wolford, jefe de la unidad de blindados de la Compañía A del mismo regimiento, y el teniente coronel Philip de Camp, responsable del Regimiento de Blindados 64.

Según Pilar Hermoso, la abogada de la familia Couso, esta querella por "crimen de guerra y asesinato" se fundamenta en el artículo 8.2. del Estatuto de Roma, en el que se considera crimen de guerra "cualquiera de los actos contra personas o bienes protegidos por las disposiciones del Convenio de Ginebra", así como "dirigir intencionalmente ataques contra bienes civiles, es decir, bienes que no son objetivos militares". La Convención de Ginebra establece expresamente en el artículo 79 que "los periodistas que realicen misiones profesionales peligrosas en la zona de conflicto armado serán consideradas personas civiles" añadiendo que "deberán ser protegidas como tales".

"me llamaron y me dijeron de disparar"

Según informaciones publicadas en Internet por amigos de José Couso, la querella precisa que "por indicaciones del Pentágono", los periodistas se habían trasladado del Hotel Rashid, donde residían al principio de la guerra, al Hotel Palestina.

A las 10:46 horas, los tanques del 64 regimiento de Blindados de la Tercera División de Infantería del Ejército de Estados Unidos se situaron en el extremo del puente de Jumhuriya, a un kilómetro y medio del Hotel Palestina, "donde se alojaban 300 periodistas extranjeros".

A las 11:00 horas, un carro de combate Abrams M1 apuntó al Hotel Palestina y "después de varios minutos" disparó un proyectil a la altura de la planta 15. José Couso filmaba desde la habitación 1403 y fue alcanzado mortalmente por el proyectil. Pocas horas después falleció en el Hospital Ibn Nafis, de Bagdad, por las graves heridas recibidas.

En este ataque también falleció el periodista de la agencia Reuters Taras Protsyuk y sufrieron heridas de gravedad la periodista libanesa Samia Najul y el fotógrafo iraquí Faleh Kheiber.

El día anterior, había muerto Julio Anguita Parrado al impactar un misil iraquí sobre una unidad estadounidense en las cercanías de Bagdad.

En la querella, aparecen como pruebas declaraciones de los tres soldados en diferentes medios de comunicación y relatos de los testigos.

El sargento Gibson explicó en Telecinco: "No disparé inmediatamente sobre él. Llamé a mis jefes y les dije lo que había visto. Diez minutos después me llamaron y me dijeron de disparar sobre él y eso hice".

żNO HABIA RAZON PARA CONDENAR A EE.UU.?

Primera reacción de Madrid después del evento: el ministro de Defensa, Federico Trillo, contactó con responsables de medios de comunicación españoles para recomendar enérgicamente que sus informadores salgan de la capital iraquí.

"Según fuentes de Defensa, Estados Unidos informó a los periodistas alojados en el Palestina que su hotel se había convertido en objetivo militar", señaló entonces el diario El Mundo.

Mientras la familia del reportero español tildaba "el asesinato de José" de "incalificable atentado contra los derechos humanos, y muy especialmente contra su profesión", la ministra Ana Palacio, perla del gabinete de Aznar, se agitaba para asegurarse que el escándalo no moleste a sus amigos del Departamento de Estado. Insistió vehementemente en que la muerte de José Couso no justificaba una condena a EE.UU., y con apresuramiento servil: "Tienen que tener presente lo que una condena de un Gobierno a un Estado significa en términos diplomáticos y en términos internacionales", repitió Palacio, asegurando que ni ella ni su jefe tenían "ninguna razón para condenar a EE.UU." En la entrega de los premios de Periodismo Ortega y Gasset, el galardón a la mejor labor informativa fue concedido a Couso y a su colega Anguita.

En el salón del Círculo de Bellas Artes en Madrid, Jon Sistiaga, compañero de José Couso en Bagdad, declaró con emoción: "Hoy me llamo José Couso, Julio Anguita....".

"!Ojalá que la calidad humana de los reporteros la hubiera también percibido el Gobierno español! Vamos a seguir preguntando hasta que reconozcan el error, lo asuman y paguen por ello."

"El silencio es complicidad"

Dos meses después del evento, en un comunicado, David Couso ha denunciado que la familia continúa "sin respuesta, sin esa justicia que clama a los cuatro vientos, desamparados y abandonados, en la estacada por un Gobierno que no lucha por sus compatriotas".

"José, estés donde estés, no vamos a permitir que este crimen de guerra (...) sea considerado como un daño colateral más", dijo pidiendo "castigo a los culpables", porque "el silencio, su silencio es complicidad".

Por esta razón, la familia de José Couso ha convocado, para cada martes, una concentración a las 12:00 horas ante la sede del Partido Popular "para que se les dé una respuesta al asesinato de su hijo y hermano", y el 8 de cada mes a las 20:00 horas ante la Embajada de Estados Unidos en Madrid, C/ Serrano, 75. Este "crimen no les puede salir tan barato", manifestó.