VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
La vieja Europa

21 de mayo del 2003

Retóricas de neutralidad: La campaña de participación electoral

Alberto Matamoros

En la Comunidad de Madrid en estos días hemos podido ver y escuchar unos espacios publicitarios que incitaban a la participación electoral bajo el eslogan "El domingo 25 de mayo, vuelve al colegio. Vota y renueva tus ilusiones". Bajo este aparentemente neutro mensaje se esconde una aviesa intención política del gobierno de la Comunidad de Madrid que incluso va en contra de la propia necesidad de la campaña.

El mensaje puede analizarse bajo una óptica semántica, en referencia a la significación de las frases del eslogan; y por otra, desde un estudio de los elementos significantes que lo rodean. En el primer sentido es necesario destacar lo siguiente:

1. La palabra "Vuelve ...". Este concepto tiene una clara intención semántica, porque para volver es necesario primero haber ido, regresar de donde partiste, retornar...

2. Y la frase "renueva tus ilusiones". En este caso nos convocan a renovar, a dar continuidad a lo anterior que fue realmente la innovación, la ruptura, la ilusión. El diccionario de la Real Academia define renovar como "Restablecer o reanudar una relación u otra cosa que se había interrumpido" Por tanto, si por el primer concepto -volver- ubica el pasado como especialmente relevante por ser punto de partida, con el segundo -renovar- te ofrece su cualificación positiva al significarnos explícitamente el pasado como ilusionante. Con estas peculiaridades del pasado - punto de referencia e ilusionante- se convoca para que en el presente se de continuidad al pasado. De modo que el partido que hubiera obtenido más votos en comicios anteriores se vería favorecido en las presentes elecciones con un eslogan que demanda dar continuidad al pasado.

Pero otra parte, son también destacables los elementos estéticos que rodean a la significación mencionada. La publicidad utiliza como una de sus más importantes estrategias retóricas para llegar a su población-cliente la identificación personal con sus protagonistas. En este caso los anuncios los han protagonizado:

1. Personas mayores (con mayor difusión en periódicos, tv, radio, carteles publicitarios, desde el inicio de campaña) 2. Familia (con una difusión media en periódicos, carteles publicitarios desde el inicio de campaña) 3. Mujer de unos 35 años (con una difusión media-baja en periódicos y carteles publicitarios, también desde el inicio de campaña.) 4. Y madre y joven (con una difusión baja en salas de proyección cinematográficas y poco más, una vez avanzada ya la campaña) Estos aparentemente neutros significantes-significados de los anuncios deben ser puestos en relación con su contexto político. Para los que nada sepan de quien gobierna esta Administración decir que su responsabilidad está en manos del partido más a la derecha (liberal-democristiano) del arco parlamentario denominado Partido Popular (PP). Este partido viene de ganar unas elecciones autonómicas en Madrid en el año 1999 y unas elecciones generales en el 2000, ambas por mayoría absoluta y con una alta abstención. Pero en esta ocasión las encuestas no predicen un vencedor claro. Su principal partido opositor se autodenomina socialista y responde a las siglas de PSOE. Pues bien, existen diferenciales muy importantes en lo referente a la participación de sus respectivas bases electorales. Para esclarecer éstas utilizaré el análisis de la doctora Belén Barreiro en "Los determinantes de la participación en las elecciones españolas de marzo de 2000: El problema de la abstención en la izquierda" en algunas de sus variables más relevantes para nuestro interés:

1. La primera de ellas es la edad. Hay que empezar diciendo que cuanto más joven es un elector más probable es su abstención (entre 18-29 años: 18,6 %; entre 30- 39: 13%; entre 40-49: 10 %...) hasta alcanzar una punta de participación en la población de entre 60-69 años, (solamente el 4,3 %). Más mayores la participación baja, (entre 70-79: 5,9 %; y entre 80-95: 7,9 %) 2. Otra variable destacable es estar casado cuyo aumento porcentual de ir a votar está en 10,5 puntos por encima con respecto de un soltero, separado, divorciado o viudo.

3. Y la última que yo señalaré será la ideología. Normalmente los que declaran tenerla son más participativos, pero existen importantes diferencias que favorecen a unas más que otras. La probabilidad de que el ciudadano prototípico vaya a votar sube 6,4 puntos si afirma ser de derecha o centro-derecha (posición 6 y 7 de la escala ideológica), pero no es así si el ciudadano es de centro izquierda (baja al 3,8) o si es de izquierda (revierte su participación con -0,1 puntos). Por lo que en general los autoubicados entre las posiciones 1 y 4 de la escala ideológica (izquierda, centro- izquierda) son menos propensos a la participación electoral que las posiciones 5 a 10 (derecha, centro-derecha) De modo que el perfil medio de ciudadano participativo es un individuo de edad avanzada, casado y que declara tener una ideología, especialmente si es de derecha o centro derecha, y por el contrario, el de un ciudadano abstencionista será un individuo de entre 18-29 años, soltero que considera que todos los partidos son iguales o tiene una ideología de izquierda. Es, pues, fácilmente demostrable confirmar que un aumento de la participación con respecto a comicios anteriores perjudicaría las expectativas del PP, y de modo inverso, que se convertiría en una tendencia favorable para la evolución del PSOE y para IU (agrupación del Partido Comunista con nuevos movimientos sociales, cuyo programa podría definirse de verdadera socialdemocracia). Veamos la siguiente tabla:

Proximidad ideológica de los votantes del PP, PSOE, IU y Abstencionistas en las elecciones del 2000 (en %)

 

Voto al PP

Voto al PSOE

Voto a IU

Abstención

PP

68.6

1.6

1.9

14.7

PP=PSOE

13.4

1.9

0

6.8

PSOE

13.7

60.6

10.7

30.8

PSOE=IU

2.1

20.1

9.2

9.8

IU

2.3

15.8

78.2

38.2



Fuente: Estudio 2.384, Banco de Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
Al Partido Popular le interesará tan solo la participación de ese 14,7 % que si bien se autoubicaron ideologicamente con el PP, sin embargo no fueron a votar. Al igual que también le convendrá que los niveles de abstención del PSOE y de IU se mantengan tal como están. Por eso, siendo encargados del diseño de una campaña para la participación electoral, el PP incidirá en la identificación a través de los protagonistas que desde el punto de vista de la probabilidad le son más afines. De modo que representarán a mayores, pese a que no es un sector abstencionista; y a familias, cuando el estar casado incide ya en una mayor participación en los comicios anteriores. Por lo que vemos que la difusión de los anuncios es inversamente proporcional a las necesidades de una campaña de participación política:

 

DIFUSIÓN

 

ALTA

MEDIA

MEDIA-BAJA

BAJA

PROTAGONISTAS

MAYORES

X

 

 

 

 

FAMILIA

 

X

 

 

 

MUJERES DE 35 AÑOS

 

 

X

 

 

JÓVENES

 

 

 

X

El gobierno de la Comunidad de Madrid incurre en explícita manipulación: primero, por el eslogan escogido, en el que considerando el pasado como punto de referencia e ilusionante, se desentiende precisamente de la población más abstencionista y que es menos afín al PP (entre 18 y 22 años) al mismo tiempo que nos señala que hay que dar continuidad al pasado; y segundo, la identificación a través de los protagonistas es inversamente proporcional a la demanda real de participación política, por lo que podría afirmarse que pretende paralizar la misma.

Esa pátina de neutralidad de la campaña resulta insultante cuando se descubre que ha sido diseñada bajo intereses partidistas que van en contra de la propia participación electoral. Lo peor de la campaña electoral no son los mensajes interesados de los partidos, sino esa supuesta objetividad política de las retóricas de la neutralidad ensayadas en los telediarios, en los discursos sobre la gestión o de la propia participación política. Y esto se agrava cuando lo realiza un partido que constantemente utiliza lo democrático y lo constitucional como un arma de ilegitimación del adversario político. El desarrollo de la democracia, precisamente, tiene como principal enemigo al partido que más la autoproclama.