21 de mayo del 2003
Retóricas de neutralidad: La campaña de participación electoral
Alberto Matamoros
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Voto al PP |
Voto al PSOE |
Voto a IU |
Abstención |
PP |
68.6 |
1.6 |
1.9 |
14.7 |
PP=PSOE |
13.4 |
1.9 |
0 |
6.8 |
PSOE |
13.7 |
60.6 |
10.7 |
30.8 |
PSOE=IU |
2.1 |
20.1 |
9.2 |
9.8 |
IU |
2.3 |
15.8 |
78.2 |
38.2 |
Fuente: Estudio 2.384, Banco de Datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
Al Partido Popular le interesará tan solo la participación de ese 14,7 % que si bien se autoubicaron ideologicamente con el PP, sin embargo no fueron a votar. Al igual que también le convendrá que los niveles de abstención del PSOE y de IU se mantengan tal como están. Por eso, siendo encargados del diseño de una campaña para la participación electoral, el PP incidirá en la identificación a través de los protagonistas que desde el punto de vista de la probabilidad le son más afines. De modo que representarán a mayores, pese a que no es un sector abstencionista; y a familias, cuando el estar casado incide ya en una mayor participación en los comicios anteriores. Por lo que vemos que la difusión de los anuncios es inversamente proporcional a las necesidades de una campaña de participación política:
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DIFUSIÓN |
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ALTA |
MEDIA |
MEDIA-BAJA |
BAJA |
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PROTAGONISTAS |
MAYORES |
X |
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FAMILIA |
|
X |
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MUJERES DE 35 AÑOS |
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X |
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JÓVENES |
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|
X |
El gobierno de la Comunidad de Madrid incurre en explícita manipulación: primero, por el eslogan escogido, en el que considerando el pasado como punto de referencia e ilusionante, se desentiende precisamente de la población más abstencionista y que es menos afín al PP (entre 18 y 22 años) al mismo tiempo que nos señala que hay que dar continuidad al pasado; y segundo, la identificación a través de los protagonistas es inversamente proporcional a la demanda real de participación política, por lo que podría afirmarse que pretende paralizar la misma.
Esa pátina de neutralidad de la campaña resulta insultante cuando se descubre que ha sido diseñada bajo intereses partidistas que van en contra de la propia participación electoral. Lo peor de la campaña electoral no son los mensajes interesados de los partidos, sino esa supuesta objetividad política de las retóricas de la neutralidad ensayadas en los telediarios, en los discursos sobre la gestión o de la propia participación política. Y esto se agrava cuando lo realiza un partido que constantemente utiliza lo democrático y lo constitucional como un arma de ilegitimación del adversario político. El desarrollo de la democracia, precisamente, tiene como principal enemigo al partido que más la autoproclama.