La vieja Europa
|
21 de marzo de 2003
Sociedad Glamour
Jorge Cappa Fernández
Rebelión
Si en algún momento de la historia reciente las ideas y los valores fueron importantes y por ello fieles a su significado real, conceptos como glamour adquirieron un sentido que muy poco se parece al que impera hoy en día. En una sociedad vacía, superficial, amoral, la eufemización ha servido como un proceso lingüístico subliminal legitimador de los parámetros y mensajes establecidos desde el poder..
Si cuando se dice paz se quiere decir guerra, cuando se dice daños colaterales se refieren a matanzas indiscriminadas y al decir flexibilización laboral quieren decir despidos masivos, por citar sólo algunos de los muchísimos ejemplos, cuando se empieza a adaptar hoy en día el término glamour no se refieren ya a aquel concepto " utópico " relacionado con la elegancia, la categoría, la buena imagen que hacía precisamente despertar fascinación o hechizo, sino que la apropiación que sobre él han tomado ciertos medios de comunicación se refiere a la puesta en práctica de la desfachatez más descarada, del descerebramiento más pleno y de la elegancia física, verbal y mental más manifiestamente ausente. En esta sociedad española del recién entrado siglo XXI , cuando se habla de glamour se habla de lo vulgar, lo chabacano..
Lo glamouroso se caracterizaba hace tiempo por esa estela de misterio que a la gente respetable que despertaba fascinación por su propia condición le hacía ser distinta, atractiva..
En esta España que nos ha tocado sufrir ( a los que aún nos acompaña por fortuna el criterio de discernir entre lo respetable o aceptable y lo despreciable o inmoral ), incluso se hacen programas de televisión, encaminados a idiotizar aún más a los pobres televidentes para convertirlos en fieles y mentalmente huecos consumidores, con el suficiente descaro como para hablar de glamour referido a cualidades que deben ser tomadas como inherentes en los personajes tan poco trabajados que sacan de la nada cada vez que una chistera con forma de dudoso índice de audiencia se les acerca. Antes se decía que Rita Hayworth tenía glamour; en esta sociedad de lo banal, del sin sentido, del todo vale, de lo masticado sin ningún mínimo de inteligencia e ingenio útil, hasta la exaltadamente ordinaria madre de un intento de semifamoseo televisivo barato parece lo suficientemente autorizada como para encontrarse entre la élite del glamour, sin más mérito que su propia triste y rocambolesca condición..
Esta sociedad de consumo, donde todo es ahora, fácil y rápido, la política es una cínica compra-venta de votos, los pensadores son sospechosos de rareza y molestos por " revolucionarios " , y la televisión es el medio de persuasión hacia lo absurdo más popular, por su atracción y asombrosa facilidad de recepción..
Esta sociedad, que se encuentra cada vez más cerca de la tan deplorable que premonitoriamente expuso Huxley en " Un mundo feliz " , es una sociedad silenciosamente manipulada, donde el poder, en sus diversas formas, quiere que los ciudadanos estemos tan convencidos de que efectivamente se ha llegado al " fín de las ideologías ", con el inevitable triunfo de un capitalismo feroz al que debemos rendirnos, que con ello no nos demos ni cuenta de que un término noble puede ser despojado de su identidad para ser convertido en basura, y que si acaso nos damos cuenta le demos total impunidad a tal atrocidad..
El poder quiere que esta sociedad sea justamente lo que poco a poco, a lo tonto, va edificando para irla convirtiendo en una sociedad libre de cualquier neurona digna y activamente discordante ante él. Estamos entrando en esa nueva y tan decepcionante fase para el ser humano; la sociedad glamour, que despierta fascinación o hechizo...pero del moderno.