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La vieja Europa

11 de diciembre de 2003

Cinismo e inmigración

Pascual Serrano
Rebelión

En pocas cuestiones como la emigración queda tan en evidencia nuestro sistema político y económico. Llamamos libertad a la libre circulación de productos y mercancías mientras dejamos que mueran ahogados quienes las fabricaron, simplemente por pretender hacer el mismo recorrido que sus productos. Así se permite que entren en nuestros países los artículos fabricados por niños en jornadas de catorce horas en Marruecos, pero nunca las personas que los hicieron.

La muerte en el Estrecho provoca cada día situaciones más estremecedoras. Hemos pasado de encarcelar a los responsables políticos del muro de Berlín acusados de la muerte de quienes quisieron cruzarlo, a practicar surfing en las playas de Cádiz mientras yacen en al arena los inmigrantes que intentan cruzar el estrecho de Algeciras. Sin duda hay muertos útiles y muertos ignorados.
El pasado 21 de noviembre informaban que seguían sin identificar los cadáveres de la última patera naufragada en el Estrecho. Estarán semanas en cámaras frigoríficas y se enviará a Casablanca una delegación de la policía judicial para cotejar pruebas de ADN con sus presumibles familiares. Sin duda se les va a dedicar más recursos a esos cadáveres que nadie nunca destinó a esas personas cuando seguían vivas.

La celebración de la Constitución también se ha apuntado a la oda a la hipocresía. Un reportaje de Antena 3 TV informa que en los colegios se les "enseña a los alumnos, muchos de ellos inmigrantes, los derechos constitucionales". De hecho, cogen como ejemplo un niño marroquí y un asiático. Lo que no se dice es que aunque esos niños inmigrantes tienen los derechos constitucionales, sus padres, inmigrantes irregulares, no los tienen garantizados por la Constitución, sólo los que digan "la ley y los tratados". Es decir, ninguno en el caso de un inmigrante sin papeles.

Las ironías son frecuentes, una carta al diario El País firmada por Juan M. Aguayo comenta la noticia de que se ha denegado la entrada a España a una ciudadana extracomunitaria en cumplimiento de una orden ministerial que "exige la acreditación de los medios de vida suficientes para el tiempo que se pretenda permanecer en España, y lo establece en 30 euros diarios
multiplicado por el número de días que pretenda permanecer". Sin embargo, recuerda el autor de la carta, el salario mínimo interprofesional resulta ser de 15’30 euros diarios, la mitad de los 30 que la orden ministerial establece como "medios de vida suficientes". Les exigimos a quienes entran en nuestro país disponer del doble de dinero para gastar que el que establece nuestra ley como salario suficiente por trabajar. Tengan cuidado los españoles que cobran el sueldo mínimo, si salen de España quizás no puedan volver a entrar al no acreditar medios de vida suficientes.

www.pascualserrano.net