14 de diciembre del 2003
Cumbre de la Unión Europea en Bruselas
El fiasco de la cumbre ahonda la división en la Unión Europea
Gara
La cumbre de la Constitución se constituyó en uno de los más sonoros fracasos de la tortuosa historia de la Unión Europea. Y más que por la incapacidad de acuerdo por el riesgo de ahondamiento de la división europea. El eje franco-alemán, que ha denunciado el bloqueo español y polaco, ya ha advertido de la posibilidad de instaurar una Europa de dos velocidades, acaso con el núcleo de los países fundadores.
Al final los jefes de estado o de gobierno de la UE volvieron de vacío con su reserva de camisas sin estrenar.
La suspensión por la mañana del plenario de la Conferencia Inter- Gubernamental (CIG) auguraba el desenlace. Ya por la tarde, el primer ministro italiano y saliente presidente de turno de la UE, Silvio Berlusconi, anunciaba la suspensión de una cita cuyo desenlace no se descartaba hasta bien entrada la jornada de hoy.
Constatado el fracaso de la cumbre de la Constitución europea, llegaba el momento de los balances y del reparto de culpas. Sorprendía, a esta altura del guión, que la práctica totalidad de líderes minimizaban el (parco) resultado de la cita, recordando al unísono que hay margen de tiempo para aprobar la Carta Magna y dando para ello la bienvenida a la inminente presidencia irlandesa.
Se sumaba a este carro el propio Berlusconi, cuya ambición por poner un broche de oro a su tormentosa presidencia está, junto con otras responsabilidades, en el origen del callejón sin salida que se ha dibujado el fin de semana en Bruselas.
Un callejón sin salida que certifica que, lejos de cerrarse las heridas que provocó el alineamiento anglo-español con EEUU contra Irak, la UE es cada vez menos Unión.
Que la división de la UE puede ir a más en un momento crítico de ampliación a Veinticinco lo certificaron los líderes del eje franco-alemán, Jacques Chirac y Gerhard Schröder, que no dudaron en poner nombre a los países «culpables»: Polonia y Estado español.
Ambos coincidieron en evocar una Europa de dos velocidades si no se vislumbra en breve un acuerdo sobre la futura Constitución europea que permita a la UE ampliada funcionar con eficacia.
«Si no es posible en breve un acuerdo, la consecuencia es una Europa de dos velocidades. Entra en la lógica. Alemania trabajará para que esto no ocurra, pero al mismo tiempo trabajaremos junto a Francia y Reino Unido sobre esa posibilidad», indicó Schröder.
El canciller matizó que «aún no existe una iniciativa» sobre la mesa, pero «no la excluyo». Schröder dio a entender que se excluirán de «las cooperaciones reforzadas» a «aquellos con los que será más difícil trabajar».
También Chirac, que calificó de «incomprensible» la falta de flexibilidad mostrada por Madrid y Varsovia, defendió que se impone la necesidad de que «grupos pioneros» de países tomen la iniciativa en determinadas políticas para impulsar la construcción europea.
«Hace 3 ó 4 años hablé en el Bundestag (parlamento alemán) y defendí que la ampliación de la UE es inevitable y necesaria, pero soy consciente de que todos los países europeos no tienen el mismo grado de desarrollo económico, democrático y social, y se corre el riesgo de que con la ampliación unos vayan más deprisa que otros», afirmó Chirac.
El inquilino del Elíseo recordó que ya propuso hace tiempo que es «una realidad inevitable» la creación de «grupos pioneros que vayan más deprisa, como se hizo para el euro o para Schengen», pero con dos condiciones: que ninguna acción la realicen fuera del acervo comunitario y que haya puerta abierta sin condiciones a los que quieran participar».
Recalcó que sigue pensando que «es una buena solución» que haya países que puedan ir más adelante si así lo desean en determinadas políticas, porque «actuarán de motor y darán ejemplo a Europa de que se puede ir más deprisa y más lejos». Pero antes de establecer esos «grupos pioneros», el presidente francés insistió en «no hacer una segregación» y evitar que haya países que «se queden en un segundo plano».
Medios de comunicación italianos aseguraron que Luxemburgo va más allá y prepara una declaración-propuesta para que la iniciativa vuelva a los seis países fundadores, es decir, además de Luxemburgo, Italia, Francia, Alemania, Holanda y Bélgica. Según estas fuentes, los seis países fundadores declararían su determinación a seguir adelante con una integración más estrecha, abierta a otros países.
El primer ministro belga, Guy Verhofstadt, no dudó en denunciar la actitud «mercantilista» de algunos países, en referencia a Polonia y España, y advirtió de la posibilidad de que «algunos países, los fundadores y otros cuantos» intenten avanzar más deprisa en ciertos asuntos europeos.
Por contra, Berlusconi hizo hincapié en que no es partidario de esta posibilidad. «Las dos velocidades no son el interés de Europa». En su opinión, el mecanismo de las «cooperaciones reforzadas» está a disposición de los estados que quieren progresar más rápido en la integración (y recordó los casos del euro y la defensa), pero «no debe ser la regla».
«No creo que convenga, dijo, formar nuevos grupos o nuevas iniciativas»
Objeto de duras diatribas desde el PP español que le acusa de no hacer los deberes y tras varias semanas de distanciamiento con su caro amigo Aznar (presidente español), Il Cavaliere destacó «apertura» a última hora por parte de las delegaciones española y polaca y se limitó a narrar que, tras sendas reuniones con los grupos de los grandes los pequeños, «ambas partes consideraron oportuno no concluir hoy (por ayer), sino dar una oportunidad a las presidencias sucesivas».
El presidente del Parlamento Europeo, Pat Cox, se opuso a iniciativas propias de los países fundadores para no crear «divisiones artificiales» en la Unión.
Cox abogó por mantener un «espíritu europeo colectivo antes de mirar cada uno por sí mismo». En especial, expresó su condición de ciudadano de Irlanda, uno de los países que se adhirió a la UE en las sucesivas oleadas de ampliación que de las últimas décadas.
Aznar y Miller reparten responsabilidades a 25
El primer ministro polaco, Leszek Miller, opinó que los Veinticinco son responsables «por igual» del fracaso. Aseguró que la postura de Polonia, que se oponía junto con el Estado español al reparto de poder y sistema de voto propuesto por la Convención, «no sorprendió a nadie». Recordó que se trata del mismo planteamiento que Polonia expuso en la cumbre europea de Salónica el pasado junio, cuando se presentó el borrador de texto constitucional.
El presidente español, José María Aznar, hizo suya la asunción de responsabilidad a 25 y aseguró que su la delegación que dirigió presentó media docena de alternativas.
Barcelona, sin agencia
Sea como fuere, lo cierto es que la cumbre culminó con la elección de Parma (Italia), y no Barcelona, como sede de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria.
La ciudad gallega de Vigo albergará, eso sí, la Agencia Europea de Pesca.
Berlusconi se autotitula «conductor de hombres»
Berlusconi se sacudió las críticas a su gestión de las fracasadas negociaciones insistiendo en sus cualidades de «conductor de hombres».
«Por mi profesión, me ha tocado ser jefe en los últimos años. Yo he formado ejércitos de hombres de negocios, de deportistas, de políticos Y les he conducido a la victoria», reivindicó il Cavaliere.
«Siempre he manejado el palo y la zanahoria, la sonrisa y la determinación, y siempre he tenido éxito», insistió.
En relación a la fracasada cumbre, Berlusconi aseguró que «todos mis homólogos han destacado mi gran cortesía y han insistido en el hecho de que los temas a tratar eran extremadamente importantes y complejos».
El primer ministro italiano aseguró sentirse enfurecido por las críticas. «Lo que veo escrito en los periódicos es tan distinto de la realidad que no lo puedo aceptar».
Dirigiéndose al periodista que introdujo estas críticas durante la rueda de prensa, le espetó que «si usted cree que en la vida se puede tener éxito con empresas que emplean a cerca de 50.000 colaboradores, un equipo deportivo y un partido político sin respetar a los demás y sin mostrar una gran capacidad para afrontar, analizar y sintetizar los problemas; entonces está usted muy lejos de la realidad».
El hombre más rico de Italia, Berlusconi, tiene un imperio que comprende televisiones, firmas publicitarias, editoriales, un club de fútbol (Milan) y el partido Forza Italia.