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La vieja Europa

23 de octubre del 2003

España: Una web para la División Azul y nada para las fosas de Franco

El Mundo
Defensa ayuda a familias de caídos en Rusia y el Defensor del Pueblo critica la parálisis del Gobierno con las de los republicanos fusilados en la Guerra Civil

Si usted tiene un antepasado que murió enfundado en el uniforme de la División Azul durante la II Guerra Mundial está de suerte histórica. Si usted sabe de un familiar republicano fusilado por los franquistas en alguna cuneta durante la Guerra Civil, rumie a solas su mala fortuna.

A los primeros, el Ministerio de Defensa les ofrece una página web, un teléfono y un pacto con una fundación alemana para agilizar los trámites de repatriación de los restos de los españoles que lucharon en Leningrado a las órdenes de los nazis. A los segundos el Gobierno no les ha dado nada, un año después de prometerles ayuda en la localización, exhumación e identificación de los asesinados que llevan desde 1936 enterrados en fosas perdidas por España.

Aunque el plazo para solicitar la colaboración de Defensa terminó el 5 de octubre, la web donde se detalla el apoyo a los familiares de los «caídos de la División Azul» sigue abierta. El Ministerio que dirige Federico Trillo cuenta que desde 1996 existe un acuerdo con la Asociación Volksbund Deutsche Kriegsgraberfursorge para que aquellos muertos sean recuperados, identificados y enterrados en el cementerio que el propio ministerio está ayudando a construir en la localidad rusa de Pankovska.

El año pasado, esa asociación de nombre infinito terminó de levantar los restos humanos localizados en Pavlosk y Nikolskoye. Defensa ofrece a los familiares de españoles que pudieran haber muerto allí información sobre los «trámites legales a seguir para la repatriación de sus deudos». Y en el caso de que los restos correspondan realmente a militares relacionados con quienes han hecho la petición, Defensa «dará las órdenes oportunas para que se facilite la documentación española y rusa, a través de la Embajada de España en Moscú, para su repatriación y puesta a disposición de los familiares o las personas que legalmente les representen».

Al otro lado de la Historia están los muertos republicanos de la Guerra Civil. En 2000, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) empezó a rastrear cunetas, laderas, caminos y escondites donde la tradición oral señala una fosa con rojos pasados a fusil. Miles de familiares y de voluntarios hurgaron entre expedientes amarillentos y arañaron la tierra en busca de muertos con nombre y sin lápida.

El 22 de octubre de 2002, los grupos parlamentarios presentaron una proposición no de ley que pedía la colaboración de los poderes públicos con los familiares que reclamaban la exhumación de «los cuerpos que se encuentren en fosas comunes a partir de julio de 1936». Un mes más tarde, el nada casual 20 de noviembre, el Congreso aprobó la proposición.

Desde entonces, ninguna página de Internet, teléfono o anuncio les ha dicho a los interesados cómo obtener la ayuda de la Administración...quizá porque no ha habido tal ayuda.

El Defensor del Pueblo dice que, tras preguntar al Ministerio de Presidencia qué medidas se habían tomado, la respuesta resultó «ciertamente desalentadora». La institución de Enrique Múgica recabó datos de los ministerios de Interior, Justicia y Educación y Cultura, pero concluyó que la iniciativa parlamentaria «no ha tenido la repercusión que precisa su observancia». El Defensor mencionará el asunto en su Informe a las Cortes, donde pedirá «abordar sin más demora» medidas efectivas de colaboración de los poderes públicos con las familias de desaparecidos «para darles una sepultura digna».

Emilio Silva, fundador de ARMH y nieto del primer republicano identificado por ADN, habla de «agravio». «Me parece bien que se faciliten las cosas a un nieto de alguien de la División Azul. Pero yo quiero lo mismo. A él, el Estado le pone un teléfono; a mí, ni agua.

El Gobierno se niega sistemáticamente a revisar lo de las fosas de Franco porque dice que hay que mirar al futuro,