20 de octubre del 2003
Amnistía Internacional afirma que la pobreza constituye "la crisis de Derechos Humanos más grave de la actualidad"
Eduardo González. Rebelión
La persistencia de la pobreza, y en particular la situación de más de mil millones de personas que viven en extrema pobreza en el mundo, constituye la crisis de Derechos Humanos más grave de las que se viven en la actualidad, afirmó Amnistía Internacional (AI) en un comunicado difundido hoy con motivo de la celebración del Día Mundial para la Eliminación de la Extrema Pobreza.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos y las consiguientes normas internacionales en la materia, recuerda AI, abogan por "una vida en dignidad, en la que todas las personas cuenten con un nivel adecuado de vida y de acceso a los bienes esenciales que dan contenido práctico a ese tipo de vida, como alimentos, agua, techo, educación, trabajo y cuidados médicos". "La persistencia de la pobreza supone la negación de esos derechos y, por tanto, también de la dignidad humana", añade.
Las personas que viven bajo la extrema pobreza, señala Amnistía, sufren abusos contra sus Derechos Humanos a causa de la marginalización y la exclusión que caracterizan a la pobreza en todo el mundo. "La relativa falta de poder de los pobres perpetúa la sistemática negligencia de los Gobiernos para mejorar su situación", denuncia Amnistía. "Asimismo, les hace más vulnerables frente el ejercicio arbitrario del poder estatal, abocados a sufrir abusos contra todo tipo de Derechos Humanos", prosigue.
"Para defender sus derechos", continúa el comunicado, "la población debe tener acceso a un trato igualitario por parte de la Policía, los tribunales y los responsables gubernamentales encargados". No obstante, "a los pobres se les niega en demasiadas ocasiones este acceso y lo cierto es que en muchos casos se enfrentan a un trato discriminatorio por parte de esas instituciones", lamenta la organización.
"La pobreza constituye un abuso contra los Derechos Humanos y su peristencia aumenta los abusos, al tiempo que la marginalización incrementa la vulnerabilidad ante tales abusos y mina los esfuerzos para imponer y defender los derechos", asevera Amnistía Internacional.
La organización recuerda que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en su artículo dos, establece que todos los seres humanos "nacen libres e iguales en dignidad y derechos". Estas palabras, afirma AI, se contradicen, "en un mundo globalizado", con el hecho de que "haya un tan alto número de personas viviendo en condiciones que les niegan su dignidad y de que aumente la distancia entre ricos y pobres, tanto entre los países como dentro de ellos".