VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

CASO AMIA
Don Hugo y San La Muerte


Nazis miembros de la banda de Aníbal Gordon, veteranos asesinos de los "grupos de tareas" de la dictadura, ese es el perfil de los agentes a los que la SIDE de Menem y De la Rúa les encargó "investigar" (en verdad, encubrir) el atentado de la AMIA. Como muestra, basta con el perfil de Patricio Pfinnen o Finnen, alías Paddy o San La Muerte.


Por Juan Salinas


Quizá la mejor operación de inteligencia que acometió Hugo Anzorreguy en la década en que fue secretario de Estado con poderes y recursos casi discrecionales fue la que le puso un broche de oro: conseguir que el presidente Fernando De la Rúa nombrara en su reemplazo al banquero Fernando de Santibáñes.
Aquél enroque fue coronado de un modo soberbio: Anzorreguy no sólo consiguió que Santibáñes le garantizase la continuidad de sus lugartenientes, el mayor (R) Alejandro Brousson y el jefe de éste, Patricio Miguel Pfinnen. Consiguió incluso que Santibáñes los hiciese sus laderos.
Pfinnen declaró ayer ante el Tribunal Oral Federal 3 que sustancia el mal llamado "juicio de la AMIA".
A pesar de que su carrera es tan dilatada que ya siendo un joven fascista fue miembro de la banda de Aníbal Gordon (a) "El Jovato", el nombre de Pfinnen, apodado "Paddy" o "El Irlandés" ha sido hasta ahora muy poco conocido y quien escribe jamás vio siquiera su foto. Hay, además, fundadas dudas acerca de si su apellido se escribe o no con la "p" inicial.
En cambio, el nombre y el rostro de Brousson se hicieron públicos cuando saltó a la palestra que era el responsable de vastas maniobras de espionajes ideológico que involucraban hasta las Escuelas, y se hizo francamente famoso una vez que, ya renunciado Santibáñes (a raíz del escándalo del pago de sobornos en el Senado para lograr la sanción de la Ley de Reforma Laboral) una foto del jefe de la estación de la CIA en Buenos Aires, Ross Newland, fue publicada por Página/12. Porque entonces, la CIA, furiosa, acusó al mayor de haberla "filtrado".
Hasta ahora, los nombres de Pfinnen y Brousson eran manejados casi siempre por expertos como responsables del secuestro (luego legalizado como detención y extradición) de Enrique Gorriarán Merlo en México. O, en el mejor de los casos, de la operación similar por la que Pfinnen logró traer engañada desde Francia (a un costo de 70.000 dólares) a la prostituta iraní Nasrim Mokhtari, luego desvinculada de la causa y actualmente convertida en una "sin techo" de las calles de Buenos Aires, obligada por las circunstancias a malvenderse.
Pero desde ahora, gracias al juicio oral y público que el Tribunal Oral Federal 3 sustancia en los sótanos de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py, ha quedado demostrado que fueron Pffinen y Brousson quienes organizaron (por cuenta de Anzorreguy, es decir, de Menem) el pago de 400.000 dólares de los fondos reservados de la SIDE a Carlos Alberto Telleldín.
Y ha quedado demostrado gracias a la decisión del secretario de Inteligencia Sergio Acevedo de que los agentes de la SIDE declararan sin cortapisas y le dijeran al tribunal "todo lo que saben". Así, antes de que declararan Brousson y Pfinnen, subordinados suyos como el abogado de Paraná Juan Carlos Legascué (ver La cadena de la solidaridad) y Héctor Salvador Maiolo (ver Un terrorista que figura en guía) ofrecieron todo tipo de detalles acerca de cómo se habían completado aquellos pagos.
Por su parte, Brousson, de 48 años, le contó a los jueces que una primera cuota de dos de 200.000 pesos/dólares le fueron entregados una noche por Pfinnen "en la playa de estacionamiento de Comodoro Py", en referencia a los Tribunales Federales de Retiro, sede del juzgado de Galeano. Según su relato, Pfinnen acabada de dejar la casa particular de Anzorreguy y tenía el dinero en un maletín dentro de su auto. "No tengo dudas que el dinero fue de la SIDE porque a mí me lo trasmitió mi jefe. Yo le pregunté de dónde había salido y Pfinnen me contestó 'me lo dio el jefe', le dije qué jefe y me contestó 'Don Hugo'", refirió.
La admisión de los agentes de la SIDE provocó conmoción en los tribunales de Comodoro Py. Un fiscal federal explicó que "casi exactamente el mismo equipo de la SIDE es el que estuvo siendo investigado por el pago de sobornos a senadores a fin de que aprobaran la Ley de Reforma laboral", escándalo que provocara la dimisión del vicepresidente Carlos "Chacho" Alvarez y una descrédito del que el gobierno del presidente Fernando De la Rúa jamás se pudo recuperar.
El pago de los 400.000 dólares se hizo en aquella ocasión para que Telleldín se aviniera a culpar en el atentado a la AMIA a un grupo de policías bonaerenses que en el pasado lo había extorsionado. "¿Qué hubieran hecho ustedes en mi lugar, eh? Si me negaba, metían a Ana y a mis amigos presos, pero si aceptaba me daban un montón de plata y todo tipo de seguridades si mandaba en cana a mis enemigos, a los tipos que me habían jodido. Cualquiera hubiera hecho lo mismo que yo", razonó con lógica impecable El Enano, quien antes de caer preso fue agente de inteligencia de la policía cordobesa, contrabandista, reducidor de automóviles y otras mercaderías robadas y, sobre todo, proxeneta. Siempre contando con la protección de altos oficiales de las policías federal y bonaerense.
La participación del dúo Pfinnen-Brousson en el pago a Telleldín concluye una parábola sorprendente. Cómo se recordara, la indigna negociación entre el juez Juan José Galeano y Telleldín fue filmada por las camaras puestas por su gente a pedido del juez. Cuando parte del video lo emitió Jorge Lanata por TV se acusó al entonces abogado de Telleldín, Mariano Cúneo Libarona, de haber hurtado el video del juzgado, y se lo encarceló. Sin embargo siempre tuvo mucha fuerza la versión de que, en realidad, fue "Paddy" quien le dio una copia a Cúneo Libarona.
La banda de Gordon
Tal como descubrió hace poco una investigación de Informe Central (América TV), Pfinnen ingresó a la SIDE de la mano del homicida y asaltante a mano armada Aníbal Gordon, a cuyas órdenes ofició de preboste en "Automotores Orletti", el centro clandestino de detención ubicado en un garage del barrio de Floresta al que los represores llamaban irónicamente "El Jardín" y que sirvió durante 1976 como base de la Operación Cóndor de coordinación de la represión entre las dictaduras del Cono Sur. Allí se perdieron los rastros de más de un centenar de uruguayos y chilenos. Allí tambièn estuvo detenido hasta su asesinato Marcelo Gelman y fueron llevados en fugaces "secuestros expréss" ordenados por Gordon, entre otros Beto Brandoni y su esposa, Martha Bianchi, y Mariano Grondona.
Automotores Orletti dependía de la SIDE dirigida por un fundador de la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) o Triple A, el general René Otto Paladino. A pesar de que uno de los sicarios de Gordon, César "Pino" Enciso se había casado con una hija de Paladino, lo hacía orgánicamente a través del Departamento de Operación Tácticas 18 (con sede en un edificio de Billinghurst casi avenida Las Heras) cuyo jefe era el coronel torturador Rubén Víctor Visuara. Hasta el ascenso del presidente Néstor Kirchner al poder, Visuara seguía revistando como uno de los principales "agentes inorgánicos" de la SIDE.
Según coincidieron en declarar varios testigos, Gordon tenía decorado su despacho en Orletti con un retrato de Adolf Hitler y una svástica sobre fondo rojo. Durante muchos años, algunos de los nazis del "grupo de tareas" de Orletti gozaron del anonimato, pero la búsqueda emprendida por el poeta Juan Gelman para reencontrarse con su nieto (que resultó nieta, apropiada por los militares uruguayos que asesinaron a su madre y entregada para su crianza a un comisario oriental) revolvió el avispero.
Y ello permitió establecer, por ejemplo, que de Visuara dependían dos capitanes, el ya fallecido Marcos Calmón y Rodolfo Eduardo Cabanillas, quien llegó a general y a jefe del Segundo Cuerpo de Ejército y a quien el entonces jefe del Ejercito, Martín Balza, obligó a retirarse tras comprobar por una nota de este periodista en el diario La Capital de Rosario que reivindicaba activamente a sus espaldas todo lo hecho en la "guerra sucia".
Del mismo modo, pudo establecerse que en Orletti también revistaron nazis civiles. Por ejemplo, el gordo Luis Petit (a quien en 1989 el primer jefe de la SIDE de la era menemista, Juan Bautista "El Tata" Yofre nombraría encargado de seguridad de la secretaría) quien se ganó entonces el apodo de "El Enfardador", dicen que por haber atado con alambres a cuatro cadáveres de desaparecidos uruguayos.
Lo mismo sucedió con Patricio Pfinnen, quien solía actuar en Orletti junto a Eduardo Ruffo y Miguel Angel Furci (ambos, apropiadores de menores) y particularmente -"en yunta"- con un tal "Pinocho" (que perteneció a la Policía Federal y cuyo nombre real sería Alberto González, Luis González o bien Luis Pérez) quien siguió secundándolo hasta hace poco.
Sugestivamente, Pfinnen fue nombrado subdirector de Contrainteligencia y puesto al frente de la llamada "Sala Patria" en 1994, a pocas semanas de cometido el atentado a la AMIA. Y continuó en el cargo hasta abril de 1997 cuando Anzorreguy lo nombró director de Contraterrorismo, un cargo muy poderoso desde el que controlaba las formalmente disueltas "Sala Patria" y "Sala Independencia".
Al frente de la "Sala Patria", Pfinney fue secundado por Brousson y ex represores tan conspicuos como el coronel (R) Pascual Guerrieri (responsable de centros clandestinos de detención en Rosario y del secuestro y asesinato en 1982 de los militantes peronistas Osvaldo Cambiasso y "Carlón" Pereyra Rossi), hoy en prisión.
Si hay algo que estaba claro como el agua es que no era precisamente la Sala Patria, un aguantadero de nazis, la mejor dependencia para investigar el atentado de la AMIA. Un estrecho colaborador de Brousson, Luis Alberto Campos, un militante del MODIN riquista conocido como "Campitos", cayó preso en febrero de 1994 (muy poco antes del atentado a la AMIA) por haber participado en el asalto de un camión blindado de caudales junto al ex montonero detenido-desaparecido Máximo Nicoletti y otros ex agentes del Servicio de Información Naval (SIN). Por el mismo hecho fue detenido Ricardo Solar Grillo, quien había sido estrechísimo colaborador de Juan Bautista Yofre (ver La cadena de la solidaridad) y, al igual que Campitos, íntimo de los militares carapintadas.
Brousson llegó a la SIDE de la mano del diputado mendocino Gerardo Conte Grand (hoy kirchnerista pero entonces bordonista y promotor de otros sonados "agentes especiales de la SIDE" como el masserista de negocios y asesor de los dictadores centroamericanos Carlos Dürich) y dentro de ella respondía al subsecretario de Inteligencia Rodrigo Toranzo, principal lugarteniente de Anzorreguy.
Recomendado por Conte Grand a Gustavo Béliz cuando el actual ministro de Justicia asumió como ministro del Interior de Menem, Brousson gozaba de gran protección.
Un episodio permitió comprobarlo. Sucedió cuando el juez Mariano Bergés comenzó a investigar el uso y abuso de escuchas telefónicas en causas judiciales que absolutamente nada tenían que ver con la que había motivado la intercepción de las líneas. Ante la nula colaboración por parte de la SIDE, decidido a averiguar quien era el misterioso "Bousquet" que había organizado el negocio, Bergés dispuso el allanamiento de la sede de la SIDE en la calle 25 de Mayo para hacerse con su legajo.
Era Brousson, pero el juez Bergés no pudo certificarlo. Porque el secretario Anzorreguy movilizó al juez federal Juan José Galeano, quien utilizó abusivamente su rango superior para ordenarle a los porteros de la SIDE que no hicieran caso a las órdenes de Bergés, lo que provocó un sonado conflicto entre jueces.
¿Por qué la sostenida pervivencia de nazis como Visuara y Pfinnnen dentro de la SIDE? ¿Como puede explicarse? Se lo explico hace poco un alto agente retirado a Juan Gaudenzi, corresponsal en Buenos Aires de radio Nederland: la SIDE ha sido "usada indiscriminadamente por civiles y militares para enjuagar delitos y robos; lavar dineros, apoyar campañas, operar contra el propio pueblo y olvidar las funciones específicas que debe tener todo organismo de Inteligencia moderno, del cual – obviamente – está muy lejos. Hay secretos, hay trabajos previos, hay gente metida en los calzoncillos y la cartera del señor y la dama ( de los que se fueron, los que llegaron y los que vendrán); se tienen pruebas grabadas, filmadas, documentales... en fin, hay elementos suficientes como para negociar el "buen pasar" de muchos y poner los pelos de punta de otros. Hay que estar muy limpio para levantar la alfombra sin peligro de encontrarse con el anillo que perdimos hace un tiempo".
La cadena de la solidaridad (recuadro)
Juan Carlos Legascue fue en los años '70 un topo del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército en las filas del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), al que ayudó a desmantelar, aseguró Juan Bautista "El Tata" Yofre, quien fue el primer jefe de la SIDE nombrado por Carlos Menem.
Es una cortina de humo lanzada por quien al verse obligado a renunciar al cargo en 1990, propuso que su reemplazante fuera el abogado Hugo Anzorreguy… del mismo modo en que Anzorreguy propuso a Santibáñes. Los tres "señores 5" (como son conocidos los secretarios de inteligencia en la jerga interna de la SIDE) están obligados a practicar la cadena de la solidaridad en los temas más urticantes.
El "Tata" Yofre, un hombre estrechamente relacionado con Carlos Ruckauf, salió a la palestra para decir que Legascue es un personaje todavía más importante que el mayor (R) Alejandro Broussón; que el ex jefe de Brousson en la llamada "Sala Patria" de la SIDE, Patricio Pfinnen; que el jefe Finnen, es decir, el propio Anzorreguy y que el juez federal (en los hechos, empleado de Anzorreguy) Juan José Galeano.
Es una enormidad y una exageración tan notoria, que instantáneamente se le ve el plumero: se trata de una operación de despiste (motorizada a través del sitio Urgente24) con fines distractorios, en momentos en quedó perfectamente acreditado que Anzorreguy y el juez Galeano acordaron pagarle 400.000 dólares a Telleldín para que éste acusara al comisario Juan José Ribelli y a un grupo de policías bonaerenses.
El Tata Yofre defendió a Brousson y el pago de los 400.000 dólares a Telleldín y su concubina, operación que según Brousson había sido aprobada tanto por Raùl Beraja, en nombre de la DAIA, como por el abogado Luis Dobniewski, en nombre de la AMIA.
Yofre puso el acento sobre Legascue, todo indica que en un intento desesperado por quitarle trascendencia a un asunto que puede dinamitar el proceso oral y público y llevar a la cárcel tanto a Anzorreguy como -y sobre todo- al juez Galeano, a su secretario Carlos Velazco y a su ex secretarios Javier De Gamas.
Según Yofre, Legascue fue un infiltrado del Ejército en el ERP, lo que cabe poner en duda ya que según Urgente24 "fue contactado por el Ejército en 1978", año de la realización del Mundial de Fútbol, cuando hacía rato que el ERP había dejado de operar militarmente y estaba en franco trance de disolución.
Lo que Yofre afirma es, puede deducirse, que, reclutado por el coronel Albero Jorge Crinigan y como agente del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército ("los batatas") Legascue fue enviado en 1979 a Nicaragua con la misión de trabar relaciones con el pequeño grupo de ex militantes del ERP que, al mando de Enrique Haroldo Gorriarán Merlo, participó en la ùltima fase de los combates que acabaron con el derrocamiento de la tiranía de Anastasio "Tachito" Somoza Debayle.
Del éxito o fracaso de aquella misión, Yofre/Urgente24 nada dicen. Apenas agregan que "aparentemente, a través de Ulises López, quien era el dueño de (el diario) El Territorio, de Posadas, Misiones, antes de protagonizar un incidente policial grave, (Legascue) se convirtió en colaborador-corresponsal de Le Monde Diplomatique, y colaborador del diario uruguayo La República, de Montevideo, de Federico Fassano Mertens".
Ni Yofre ni Urgente24 dicen cuando Legascue pasó de la inteligencia del Ejército a la SIDE. La nota solamente agrega que "Luego (o siempre) se desempeñó en la SIDE".
Un terrorista que figura en guía (recuadro)
La voz de Héctor Maiolo es muuuuuy parecida a la que aparece en uno de las pocas casetes que se conservan (se "evaporaron" 66) de los grabados por la SIDE en la intercepción de la línea telefónica del chalet de Villa Ballester que alquilaba Telleldín cuando éste se encontraba prófugo en Misiones y los agentes de la SIDE y de la Policía Federal negociaban in situ con su mujer, Ana Boragni, y con el propio Enano por teléfono, los términos de su entrega.
Uno de los motivos para que aquellas casetes desaparecieran es, precisamente, que Maiolo (o su doble de voz) hablaba con Ana Boragni de parte de sus jefes, y cuando iba por allí utilizaba desaprensivamente el aparato para hablar con sus jefes.
El supuesto terrorista que dejó estacionada la supuesta Trafic-bomba en una playa situada a dos cuadras de la AMIA tuvo la fineza de aclarar que se alojaba en el Hotel de las Américas. Maiolo encabezó la investigación, en la que se interesó en un supuesto terrorista iraní de apellido Mortesasian, pista que no llevó a ninguna parte. Opina un colaborador de la ex titular de la Unidad de Investigación de los Atentados, Nilda Garré. "Mortesasian debe ser el único terrorista que figuraba en la guía telefóñica. Resultó ser un vecino de Canelones, Uruguay, que había ido a ese hotel gracias a un boucher que le dio Aerolíneas Argentinas por un retraso en un vuelo".
¿Otro aviso? (recuadro)
El gobierno del presidente Néstor Kirchner está suponiendo un terremoto dentro de la SIDE. Hasta el punto de que muchos de sus agentes están convencidos de que el secretario (y gobernador electo de Santa Cruz) Sergio Acevedo, ha puesto en marcha una operación ultrasecreta, llamada "Viento blanco".
Lo cierto es en medio de este proceso apareció, muy sugestivamente, un documento que, de ser verídico, demostraría que la SIDE fue alertada acerca del inminente atentado a la AMIA no con una semana de antelación, tal como se creía hasta ahora (por el aviso que el brasileño Wilson Roberto Dos Santos les dio en Italia a Marcelo Colombo Murúa y Alejandro "Sugus" Sánchez, un agente con línea directa con el presidente Menem) sino ¡48 días antes!
En efecto se trata de un cable que el embajador argentino en el Líbano, Angel Fajardo, habría enviado el 31 de mayo de 1994 al enlace de la SIDE en la Cancillería, Carlos Molina Quiroga. En dicho despacho Fajardo habría informado que el máximo ayatolá de los chiitas libaneses, muy cercano a Hezbollah, había dicho públicamente que los combatientes musulmanes ya habían demostrado "que sus manos pueden llegar a la Argentina" (en referencia al atentado contra la Embajada de Israel en Buenos Aires del 17 de marzo de 1992) y prometido que volverían a hacerlo.
El santo de la guadaña (recuadro)
El culto a San La Muerte (o el Señor de la Buena Muerte) es síncretrico y de origen guaraní. Surgió cuando fueron cerradas las misiones jesuitas por orden de la Corona española. Fue luego apropiado por la macumba brasileña. En Argentina está arraigado principalmente en Corrientes, no sólo en el campo sino también en la ciudad, donde tiene bastantes adeptos en la clase adinerada.
Se representa al "santo" como un esqueleto de pie, con una guadaña en la mano, por lo que en Paraguay es conocido como "San Esqueleto" o Ayucaba. Si en lugar de estar de pie está sentado o en cuclillas y sosteniéndose la mandíbula con una mano se lo llama también "El Señor de la Paciencia". La imagen puede ser de palo, de hueso o de plomo pero tiene que ser bendecida (aun sin saberlo) por un sacerdote católico. Tendrá más poder si está talladas en huesos humanos. A través de él se concentra el poder de todos los muertos, por lo que se lo supone capaz de destruir al enemigo de quien lo invoca. Para ello se hacen "trabajos" que requieren elementos como tierra de cementerios, pimienta, huesos, sangre y velas negras y rojas.
En cuanto a su origen, la leyenda dice que hace mucho tiempo había un un rey que administraba justicia en forma ejemplar. Cuando murió, Dios lo llamó a su lado como ayudante y le encomendó el cuidado de la vida y la muerte de los humanos. Lo condujo a un lugar del cielo donde le ofreció un trono alrededor del que se extendían hasta el infinito velas, algunas recién encendidas y otras por apagarse. Dios le dijo que las que estaban por terminar de arder eran de los hombres que iban a morir y que él debía bajar a la Tierra para recoger sus almas. Y que así fue, por orden divina, que aquel rey se convirtió en San La Muerte.