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Argentina: La lucha continúa

13 de julio del 2003

Argentina: Paradojas de la Independencia

Claudia Korol
Adital
El 9 de julio el pueblo argentino recordó el 187 aniversario de su independencia de España, en medio de una batalla que continúa por liberar las posibilidades soberanas de nuestros pueblos, y por dar continuidad al sueño de San Martín y Bolívar de crear la unidad latinoamericana.

"¿Hasta cuándo esperaremos para declarar la independencia?", urgía el General San Martín a los congresales que en la provincia de Tucumán dilataban, en 1816, la decisión que permitiría, no sólo reafirmar la libertad del pueblo argentino, sino también continuar las batalla emancipatorias, contribuyendo a la liberación de Chile y de Perú, y así confluir con la gesta liberadora que Simón Bolívar venía empujando desde la América andina.

La tarea sigue inconclusa y resultan paradójicos los caminos de la historia. Así resulta que el mismo día en que se realizaban las celebraciones de la independencia de España, el "tema" que estaba en la agenda del presidente Kirchner era la decisión política de derogar el decreto firmado por el ex presidente Fernando De La Rúa, en el que se prohibía la extradición de militares argentinos para ser juzgados por tribunales en el exterior.

Mientras el juez de España Baltasar Garzón insistía con el pedido de extradición de 46 militares argentinos, para ser juzgados por crímenes de lesa humanidad, (entre ellos se encuentran Videla, Massera y varios de los jefes de la siniestra Escuela de Mecánica de la Armada); el gobierno argentino debe resolver la encrucijada que significa bregar por la soberanía nacional, y al mismo tiempo, asumir el costo de las decisiones tomadas por radicales y peronistas, que permitieron la impunidad de estos genocidas.

¿Podríamos pensar en juzgar en Argentina, o en otro país latinoamericano o del Tercer Mundo, a Bush, Aznar y Tony Blair, por el genocidio realizado contra el pueblo de Irak, o en Afganistán? Cuesta imaginarlo. La "justicia universal" tiene sus trampas.

Sin embargo, en este caso, los juicios que se vienen desarrollando en España, permiten al movimiento popular argentino reabrir un debate: la necesidad de la derogación de las leyes de obediencia debida, de punto final. Este proyecto que se encuentra hoy en la Corte Suprema de Justicia, permitiría que los asesinos sean juzgados y cumplan su condena en Argentina, el territorio en el que concretaron sus crímenes.

Cuando Kirchner llegue a España, informará la decisión presidencial de derogar el decreto que impedía la extradición de los militares, de manera que éste pase a ser un tema que pueda ser resuelto por la controvertida justicia argentina.

En el camino de la Independencia está también el reclamo que el presidente Kirchner realizará en su gira actual por Europa: la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. En el primer país que visitará, Inglaterra, este tema -revitalizado desde el discurso de asunción como presidente- será ineludible. En el tren de las paradojas, es interesante saber que Kirchner está invitado a participar en Inglaterra de la Conferencia de Gobiernos Progresistas, como Tony Blair llamó a la decadente Tercera Vía. ¿Gobiernos Progresistas los que invaden y arrasan con culturas completas del Tercer Mundo? ¿Qué tipo de acuerdos pueden realizar los latinoamericanos con la Triple Alianza guerrerista? ¿Tercera Vía, o "mano única" la que resolvió la guerra contra la humanidad?

Mientras el presidente Kirchner desarrolla su gira europea, el equipo del Ministro de Economía espadea con los emisarios del FMI. Los diarios argentinos afirman que Néstor Kirchner señaló en su equipo político "No voy a aceptar lo que firmó Lula con el FMI. Lula se comprometió a un superávit fiscal excesivo y por eso ahora Brasil entró en recesión. No voy a firmar cualquier cosa que pida el Fondo" (Clarín 11 de julio). Se refería al aumento del superávit fiscal que exige el FMI, que significaría ahogar las posibilidades de reactivación económica. Mientras el FMI insiste en un 4% del PBI como superávit, el equipo económico no está dispuesto a conceder más del 3%. Temen los informes que indican que una baja en el consumo de la población se revierta en una nueva vuelta de estancamiento.

El otro gran dilema de la independencia, son las negociaciones del ALCA. Presionados los gobiernos latinoamericanos por aceptar este tratado que remachará la dependencia, se encuentran ante una decisión crucial: o bajar la cabeza y subordinar aún más al continente al papel de patio trasero de las intenciones hegemónicas y guerreristas de la administración estadounidense, o responder positivamente a los llamados de San Martín, de Bolívar... y no esperar más para declarar la Independencia.

* Claudia Korol es corresponsal en Argentina de Adital y secretaria de redacción de América Libre