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Argentina: La lucha continúa

Relato del Juicio Popular del 26 de junio 2003

por Red Eco Alternativo

27 de Junio de 2003 CONDENA POPULAR
"Hay que endurecerse siempre, sin perder la ternura jamás". Che

Por Sebastián Primici para Red Eco.

El pasado 26 de junio, a un año del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, se llevó a cabo, sobre el puente Pueyrredón, el juicio popular que dictó sentencia sobre los responsables políticos y materiales de los asesinatos.
Antes de dar inicio el juicio, se leyó un documento único, consensuado por todas las organizaciones sociales en lucha. "Desde las Triple A y el golpe genocida de 1976, el aparato represivo de los grupos de tareas no ha sido desmantelado. Esto se demuestra con las decenas de muertes del 19 y 20 de diciembre de 2001... Estamos sufriendo la opresión de un Estado y gobiernos continuistas, que son instrumento de los países y monopolios imperialistas, como Estados Unidos. Los diferentes gobiernos constitucionales han prolongado el mismo régimen de explotación social y sometimiento a la casa Blanca que la dictadura militar. La realidad de hoy se ha edificado sobre la privatización la flexibilidad laboral, la deuda externa, las hiperinflaciones, la devaluación, el cierre masivo de fuentes de trabajo, el derrumbe de salarios, la confiscación de los ahorros, la fuga de capitales, las estafas de las AFJPs, el proceso acordonado por la obediencia de vida y el punto final y los indultos a los genocidas.
Las banderas de nuestros muertos y heridos aun esperan con todas las banderas de la rebelión popular Honraremos la sangre de los mártires, llevando la lucha hasta las últimas consecuencias.
Las más de 30.000 personas allí presentes concurrieron al puente para reivindicar a Darío y Maxi y para hacer justicia. Frente al escenario por dónde desfilarían los testigos claves, estaban sentadas, en una primera línea, las Madres de Plaza de Mayo; mientras que en una segunda línea, estaba el padre de Darío y los familiares de los muertos durante la democracia. Continuidades, distintas generaciones diezmadas, ahora dispuestas a hacer justicia.
Los acusados fueron, el Imperialismo, el Gobierno de Duhalde y las fuerzas represivas. El juicio se desarrolló en base a testimonios que fueron reconstruyendo la represión del 26 de Junio de 2002 en la Estación de Avellaneda, en las calles aledañas y en las Avenidas Mitre y Pavón. A su vez, la represión ocurrida en el local de Izquierda Unida y en el hospital Fiorito. Estos testigos presenciales demostraron la planificación criminal de la masacre que terminó con dos muertos, más de 80 heridos y cerca de 200 detenidos.
El encargado de presentar la acusación fue Juán Cruz D´Afunccio, integrante del MTD Aníbal Verón. Antes de dar inicio al juicio, Juan Cruz recordó a Darío y Maxi: "Darío era un compañero revolucionario. Siempre primero a la hora del trabajo, la lucha y la solidaridad. Maxi, un ángel al que le cortaron las alas. Maxi, solidario, orientaba su espíritu hacia el bien común. Los dos eran jóvenes, espléndidos. Los dos tenían mucho para dar y a los dos los masacraron. No vamos a parar hasta que caigan todos los que tengan que caer, nos lleve el tiempo que nos lleve".
Así comenzó el juicio, primero, con los testigos que acusaron a la mano de obra del Estado, o sea, las fuerzas de seguridad. En una segunda etapa de este juicio, se acusó al Gobierno de Duhalde y al Estado, que planificaron la masacre mucho antes del 26 de junio. Y en tercer lugar, se acusó "a quien consideramos al enemigo principal, acusaremos al Imperialismo, liderado mundialmente por el enemigo número uno del género humano, los Estados Unidos de Norteamérica", expresó D´Afunccio.
Los Testigos fueron presentados por los abogados que llevan adelante la causa, Segio Esmiñasky y Claudio Pandolfi, ambos de la CORREPI. "Los testimonios están divididos en dos etapas, primero declararán quienes fueron heridos debajo del Puente Pueyrredón, los que fueron heridos en los primeros 50 metros de la Avenida Pavón, y los que estuvieron con Darío y Maxi en la estación Avellaneda. Detrás de eso, escucharemos a quienes fueron heridos sobre la Avenida Mitre, cuyo responsable es el prófugo Carlos Leiva. También declararán médicos del Hospital Fiorito y compañeros que estuvieron en el local de Izquierda Unida", expresó Esmiñasky.
A continuación presentamos las declaraciones más sustanciales efectuadas en este proceso judicial:
Sebastián Conti (MTD Almirante Brown) - "Ese día llegamos en el tren, y como la mayoría de los movimientos, estuvimos esperando otros compañeros sobre la Avenida Pavón. Ahí pudimos observar ciertos movimientos atípicos, por ejemplo, policías de civil, mucho movimiento en las esquinas. Había un dispositivo montado en la subida al puente que da a Capital. El dispositivo estaba conformado por la bonaerense, Prefectura y la Infantería. Tenían escudos de metal, y como en el Medio Evo, con armaduras. Eso nos impidió subir al Puente como siempre lo hacemos y tuvimos que tomar Mitre. Yo estaba encargado de organizar el repliegue; cuando llegamos, a los 10 minutos, más o menos, escuchamos los primeros estruendos de los gases. Nos abrimos para que los que venían corriendo pudieran pasar y nos quedamos a resistir para que todos pudieran escapar sanos. Luego, la policía comenzó a acercarse cada vez más hasta que comenzó a corrernos. Corro por Mitre, doblo por Pavón y veo a la Prefectura que se prepara para disparar. Y comienzo a oír muchos estruendos. Estoy a 50 metros de Mitre y siento un golpe muy fuerte en la espalda. En ese momento pensé que era un gas lacrimógeno que me había quebrado las costillas. Estoy llegando a la zona del Carreffur, sin aire, me sentía muy cansado y veo sangre, que después me dijeron que era de Maxi. Paso la estación, había muchos compañeros. Ya casi no podía respirar. Hicimos algunas barricadas ya que continuaba la represión y no nos dejaban salir por las calles laterales porque. Estaba todo cercado. Parábamos, resistíamos, corríamos, hasta que la policía decidió entrar directamente a la columna y la dispersó con una patrulla y detrás venía un policía montado disparando su Itaka. En ese momento nos desviamos por una calle lateral, tuve la suerte de entrar en un taller donde me resguardaron. La gente de ahí me revisó y se dieron cuenta de que tenía un orificio en la espalda, era una herida de bala de plomo. Después me llevaron al hospital y estuve 15 días internado. Tuve una herida en el pulmón que fue atravesado por completo. Recuerdo que había un médico que vio la radiografía y dijo como riéndose: "Ah, esto es una herida de bala de goma". Podremos sentir muchas veces la opresión y nos podrán balear el pecho muchas veces y tener caídos pero la dignidad y el coraje con el que salimos a luchar todos los días, esa dignidad nadie nos las quitará jamás", concluyó su testimonio Sebastián Conti.

Juan Carlos Rey, del MTD Lanús, tuvo la oportunidad de dialogar con Darío antes de que se separarán. "Tuve la alegría y la satisfacción de compartir muchos momentos con él. Tuve la satisfacción de ver a un compañero que ponía el hombro y la cara ante cualquier situación, que ayudaba a todo aquél que se caía. Era un Compañero Leal. A Maxi no tuve la suerte de conocerlo pero estoy seguro de que era, también, un compañero de lealtad. Las últimas palabras que cruce con Darío fueron frente de la estación de Avellaneda. Él, con su fuerza, corría para todos lados y me preguntaba por las compañeras. Entonces, comenzó la represión dentro de la estación, se paró y me dice: viejo, andá y encontrá a todas nuestras mujeres porque están todas desparramadas. Yo me voy a la estación porque están reprimiendo. Esas fueron las últimas palabras. Desgraciadamente, cuando llegué a casa, me enteré de su muerte. Pero esta lucha nos sirvió para unirnos a un pueblo, porque ya no somos más una sola agrupación, esto es todo un pueblo. Gracias a Darío y Maxi por darme la fuerza de seguir en este proceso", alegó Rey.

Aquél 26 de junio sirvió para demostrar quién es quién. Los medios masivos de comunicación fueron cómplices de los hechos. Sergio Kowalesky, fotógrafo, contó su versión. "El 26, cuando se desata la represión, una de las primeras cosas que notamos fue una línea de infantería puesta realmente dónde jamás pensamos que podría haber estado. Se sabía que había dos grandes columnas que se movilizaban por Pavón y otra desde Mitre. Esto era percibido por los helicópteros, y poner una línea de infantería en medio de las dos columnas era algo poco usual. En ese momento, Fanchiotti dio orden de permanecer en el lugar, buscando el contacto y el inicio de la represión. Una vez comenzada ésta, sigo a una columna que se retiraba hacia la estación. Sobre la avenida Pavón, se percibía que la policía no estaba para desalojar el puente sino que había ido para reprimir, donde se escuchaba permanentemente disparos de Itakas. Sobre Pavón mantengo una discusión con Fanchiotti, planteando la posibilidad de que la estación Avellaneda esté abarrotada de compañeros y le hago el comentario de que pare, que se había desalojado el puente. Él, continuamente justificaba la represión porque tenía una pequeña lastimadura en el cuello. Sigo insistiendo y de repente aparece un gordo-un cabeza de tortuga- que me dice: "Si no te gusta, andate del otro lado", sin saber que yo siempre estuve del otro lado. Cuando avanzo hacia la estación, me encuentro a Maxi atendido por Darío. Tomo las primeras imágenes y ahí estaba Darío tomándole la mano a Maxi. Salgo tratando de pedir una ambulancia y ese pelotón al cual me había adelantado, encabezado por Fanchiotti, desde ahí parte un disparo hacia la estación. Eso genera que se vayan las 15 o 20 personas que estaban en la estación, salvo Darío. Cuando ingresa Fanchiotti, los sigo, entran apuntando a personas que estaban asistiendo heridos. Nadie estaba en posición de resistencia. Luego de que le disparan a Darío, veo al oficial Quevedo que comenzó a mover el cuerpo de Maxi, y lo veo con una sonrisa. Las fotos, a veces, acortan las mentiras. Pero las fotos no cambian la historia. Lo que cambia la historia es el pueblo organizado, el pueblo en la calle. La lucha, el trabajo y la dignidad se conquistan en la calle".
El periodista Carlos Rodríguez, fue el encargado de señalar las responsabilidades de los medios masivos de comunicación antes y durante la masacre: "Lo que ocurrió no fue casual. No fueron casuales las palabras previas de Atanasof, ni tampoco fue casual que algunos medios hablen de piqueteros duros, porque esa es una forma de estigmatizar la protesta social, de criminalizarla. En los medios, muchas veces no podemos decir todo lo que queremos decir, pero tenemos la responsabilidad frente a nuestro pueblo de no mentir. Y tenemos la posibilidad de decir que no, cuando no podemos decir la verdad, o no nos dejan, podemos decir que no".

Otros testigos claves fueron Mario Pérez, del MTD Florencio Varela, Marcial Barreiro del MTD Quilmes, Carlos Tapia del MTD Almirante Brown y Osvaldo Baqueiro, funcionario de la Municipalidad de Avellaneda. Para dar cuenta de la represión acontecida sobre la Avenida Pavón y Mitre, atestiguaron Julio Cesar González ( alias Pajarito) del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), Alejandro Abraham del MTR, Roberto Palaveccino del FTC y Mariano Benites militante de la CORREPI, que dio cuenta de la represión ocurrida en el local de Izquierda Unida.
Los efectivos de seguridad también ingresaron en el Hospital Fiorito, que con la ayuda de su directora ejecutiva, la Doctora Adriana Clara D'Astek, pudieron detener a varios heridos. Según declaró Isabel Maso, médica del Hospital Fiorito, "la directora cerró la puerta de Belgrano. En ese momento, me dirijo a la guardia, ahí me informan que habían ingresado dos personas muertas. Por otro lado, sabíamos que estaban muchos familiares en el hospital tratando de recavar algún tipo de información. El acceso a la guardia estaba cerrado por personal de seguridad, donde solo dejaban entrar a los heridos y no dejaban pasar ni familiares ni compañeros. Pero sí le dieron vía libre a todos los policías que entraban y salían mientras atendíamos a los heridos. Los policías estaban juntando los datos de todas las personas que entraban al hospital. El hospital tiene dos puertas de acceso; en un momento, pudimos ver una persecución dentro del hospital. Un compañero comenzó a forcejear con un policía que se quería llevar a un herido, me dirijo hacia la directora ejecutiva para pedirle que haga algo y me dijo -riéndose- que no tenía ni idea a quién tenía que llamar para evitar la represión dentro del hospital. Pero sí autorizó la apertura de la puerta de Belgrano para que salga la policía con un detenido"
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Los alegatos corrieron por cuenta de Pablo Solanas, integrante del MTD Aníbal Verón y uno de los responsables de la edición del libro, Darío y Maxi, Dignidad Piquetera. Él fue el encargado de dar cuenta de quiénes fueron y son los responsables políticos de la masacre. "Podemos sustentar que el gobierno de Duhalde tiene responsabilidad directa en los asesinatos. Cinco reuniones impulsó el ex Presidente la semana previa a los hechos, con los miembros del Gabinete, las Fuerzas Armadas y de Seguridad, los Servicios de Inteligencia, hombres de la justicia y el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Felipe Solá. En conferencia de prensa, Duhalde dijo: "No permitiremos los cortes de ruta, pondremos orden". Atanasof, ex Jefe de Gabinete, realizó una reunión con el secretario de Seguridad Juán José Alvarez, el jefe de la Federal, de la Gendarmería, de Prefectura, el ministro de Justicia, Vanossi, con Becerra y el fiscal Quantín, donde-según la agencia Info Sic- avanzaron en la definición de las directivas que deberán acatar los jueces, los fiscales y los efectivos uniformados para prevenir y dispersar las protestas que interrumpan el tránsito u otras vías estratégicas. También se planeó la cobertura que tendría el gobierno ante la justicia. Este encubrimiento legal sirvió para que el Poder Ejecutivo presentase una denuncia contra el MTD por cometer 17 delitos y acusarnos de sedición. Esta es la causa que tenían preparada desde el 18 de junio. Y esta es la planificación que fracasó cuando la verdad se supo", argumentó Solanas.

La última testigo fue la Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini: "No habrá revolución posible si los hombres y las mujeres no nos hacemos revolucionarios!
El Che decía que la verdad ajustaba como un guante, que a veces hay que abandonarlo todo, hasta la familia, para iniciar el camino de la revolución, que hay que entregar la vida al servicio del otro para que la vida tenga valor. Y Darío y Maxi, pero sobre todo Darío, mostraron que su vida hoy es lo más grande, lo más importante que tenemos para mirarnos en ellos. ¡No hay revolución posible si los pueblos no aprendemos que tenemos derecho a la violencia!
Le exigimos al gobierno de Kirchner que meta el cuchillo hasta donde sea necesario, caiga quien caiga y cueste lo que cueste, para condenar a todos los hijos de puta que hicieron la masacre del 26 de junio del año pasado. Los pueblos tenemos que tener nuestras propias leyes, y si queremos la revolución - y lo dijo muchas veces el presidente Chávez, y lo dijo Fidel -, una revolución sin armas no es posible. La única justicia posible es que el pueblo sea feliz, ahí habrán sido vengados nuestros hijos y todos nuestros muertos, cuando el pueblo sea feliz. Y el pueblo será feliz cuando la revolución esté en marcha".
Concluidos los testimonios, presentados los alegatos, habiendo reconstruido segundo a segundo la represión del 26 de junio, Mariano Pacheco del MTD Almirante Brown, fue el encargado de dictar, junto a los miles y miles de manifestantes presentes, la sentencia y condena para los culpables.
"Queremos que sea este pueblo que está en el Puente los que hagamos justicia. Hoy queremos decidir qué es lo que queremos hacer con estos asesinos, tantos los responsables políticos como materiales", clamó Pacheco. "¿Culpables o inocentes?" ¡Culpables!. "¿Y cuál es el castigo?" Paredón.
Cobertura: Analia Rodríguez - Sebastián Primici