Kirchner busca el apoyo de Lula para la segunda vuelta de las elecciones argentinas
Río de Janeiro/Buenos Aires
El Espectador
El candidato a la presidencia en Argentina, Néstor Kirchner, visitó Brasilia para pedir la bendición del carismático Luiz Inácio Lula da Silva, consciente de la popularidad de la que goza en su pais el presidente brasileño.
Kirchner, que ha venido acompañado por el ministro de Economía argentino, Roberto Lavagna, tuvo ayer una reunión de 50 minutos con Lula y el tema de fondo de las conversaciones fue la revitalización del Mercosur, un tema muy querido al actual gobierno brasileño y a Lula en particular.
Aunque en el Ministerio de Exteriores aconsejaron al presidente mantenerse prudente en su apoyo a la candidatura de Kirchner, es sabido que Lula considera que la victoria del mismo contribuiría mucho más al fortalecimiento del Mercosur que la de Menen, un candidato más cercano a la voluntad del Gobierno de Estados Unidos.
Henrique Carlos Castro, catedrático de Política Internacional de la Universidad de São Paulo, afirmó ayer que la visita de Kirchner a Lula fue una inteligente "operación publicitaria", ya que el candidato argentino sabe muy bien el cartel de simpatía que el presidente brasileño posee en la ciudad de Buenos Aires, donde se jugará en parte el éxito de las elecciones argentinas.
En las formas -caras, discursos, gestos, declaraciones, anuncios- se aprecia claramente quien lidera en intención de voto la carrera por la segunda vuelta el próximo 18 de mayo. Kirchner, que lleva veinte puntos de ventaja en las encuestas, visita a los presidentes influyentes de la región como si fuera ya un jefe de Estado, recibe adhesiones de los extrapartidarios y casi no contesta provocaciones o agravios de su rival porque, según sus colaboradores, "ya está pensando en los problemas que deberá enfrentar el nuevo gobierno".
A su vez, el ex presidente Carlos Menem, ganador de la primera vuelta con poco más del 2% de los votos sobre Kirchner, y perdedor ahora según los sondeos, debe recurrir constantemente a una doble táctica para tratar de revertir con promesas el rechazo de la mayoría de la sociedad y, al mismo tiempo, golpear duro a su rival. Menem acusó al actual presidente Eduardo Duhalde, aliado de Kirchner, de dar un "golpe institucional" para terminar con el gobierno de Fernando de la Rúa, a la izquierda de "demonizar" su figura y de "envenenar" la cabeza de la gente y advierte de que enfrenta a un "fenomenal aparato" político.
Pero nada parece suficiente para que Menem recupere la opinión favorable de la mayoría de los ciudadanos, ni los cambios de nombres en su cuestionado "entorno", ni los anuncios, ni las denuncias sobre supuestos pactos o fraudes en la elección.
La Justicia Nacional Electoral dio por terminado el escrutinio definitivo de la primera vuelta sin que los partidos presentaran ninguna observación o denuncia. Kirchner, tras la visita realizada a Lula, para quier era un absoluto desconocido hasta hace tres meses, será recibido hoy por el presidente de Chile, Eduardo Lagos.
El candidato argentino, que interrumpió la incesante serie de reuniones con alcaldes y dirigentes políticos de todo el país, viajó acompañado por el actual ministro de Economía, Roberto Lavagna, que seguirá en el cargo si se confirma la victoria electoral el próximo 18 de mayo. Antes de iniciar su breve gira de dos días, Kirchner anticipó en Buenos Aires que propondría al presidente de Brasil una "alianza política estratégica".
El apoyo de Lula al candidato que enfrentaba a Menem fue manifiesto. Hace cuatro días recibió al vicecanciller argentino y, de un modo imprevisto, le prometió un préstamo de 1.000 millones de dólares para financiar las exportaciones de pequeñas y medianas empresas argentinas. Daniel Scioli, compañero de fórmula de Kirchner, se reunió en Buenos Aires con empresarios de la Cámara Argentina de la Construcción, de la Unión Industrial y sindicalistas a los que les anunció un plan de obras públicas con los que se proponen crear miles de empleos en las periferias de las ciudades más afectadas por la desocupación y en las provincias del noroeste del país.
Los candidatos no van a convocar a mítines multitudinarios, aunque Menem anuncia "visitas" a distritos del gran Buenos Aires donde se registró el mayor porcentaje de votos en su contra. En la última semana de campaña se difundirán por las cadenas de televisión los mensajes ya grabados. El de Menem dirigido a los antimenemistas y el de Kirchner a los independientes.