El 25 de mayo tiene una fuerte carga simbólica en la historia política argentina.
En 1810, sin entrar en profundas discusiones, nacía una nueva nación independiente de la corona española. Argentina comenzaba a construirse como país pujante y de gran peso geopolítico en el cono sudamericano.
Más de siglo y medio después, el 25 de mayo de 1973, asumía la presidencia el Dr. Héctor Cámpora en representación del exiliado General Juan Domingo Perón. Dieciocho años de proscripciones, persecuciones, torturas, asesinatos y resistencia, mantuvieron alejado al peronismo del poder desde el criminal golpe militar que lo derrocara en 1955.
El gran protagonista del retorno del mayor movimiento de masas, fueron los jóvenes organizados en la Juventud Peronista.
La "juventud maravillosa" como gustaba llamarla el viejo General, desde su exilio en Madrid, había entregado hasta su sangre para devolverle al pueblo el respeto a su voluntad y el derecho a gobernarse.
Ese día, las calles de todo el país fueron tomadas por el espíritu revolucionario que encarnaban los hijos y nietos de los que habían saboreado las mieles de los gobiernos peronistas y sufrido la represión por solo nombrar los nombres prohibidos de Evita y Perón.
El simbolismo ha vuelto a teñir la política argentina, luego de poco más de una década de banalización menemista e inmovilismo delarruista.
Aquellos jóvenes que llenaron la Plaza de Mayo en 1973, para saludar al nuevo Presidente y a dos ilustres invitados a la asunción: Salvador Allende, de Chile y Osvaldo Dorticós, de Cuba; no imaginaban los años de terror y sufrimiento que sobrevendrían después. Treinta mil desaparecidos y treinta años median entre aquella primavera política y la situación socioeconómica por la que atraviesa Argentina, cuando, con más canas, regresa al gobierno la "juventud maravillosa".
El gabinete que ha presentado el nuevo presidente Néstor Kirchner, está compuesto generacionalmente por quienes gritaban "Cámpora al Gobierno, Perón al Poder" en 1973 y soñaban con la "Patria Socialista". Un reflejo, a modo de ejemplo, es el nombramiento del jurista Rafael Bielsa al frente de la Cancillería. Con gran prestigio profesional y de probada honradez, Bielsa carga en su pasado el haber sido un detenido-desaparecido bajo las garras del fallecido ex dictador Leopoldo Galtieri, el mismo que entre efluvios etílicos emprendió la desastrosa guerra por las Islas Malvinas.
Como el nuevo Canciller, todos los integrantes del gobierno entrante tienen un pasado militante y si bien eso no garantiza que los ideales de ayer se mantengan vigentes, por lo menos trae aires nuevos para una población que trata de esperanzarse con una mejora en su vida cotidiana.
Kirchner no asume con un crédito ilimitado, aunque el apoyo a sus primeros anuncios supere el magro 22 por ciento de votos obtenidos en la primera vuelta electoral, por ahora cuenta con una expectativa popular creciente pero inestable. Cualquier paso en falso que signifique el retorno a las prácticas corruptas que se enseñorearon durante las dos presidencias del acobardado Carlos Menem, con las consecuencias que llevaron a los estallidos de finales del 2001, no evitará que el ex Gobernador de la provincia de Santa Cruz termine defenestrado tan o más rápidamente que sus predecesores.