23 de abril del 2003
Editorial de La Jornada
Tensión social en Argentina
A unos cuantos días de las elecciones presidenciales en Argentina, que se celebrarán este domingo, crece la tensión social en ese país y se despiertan (preparando ya su ominoso retorno) muchos de los individuos y grupos de interés que dieron la espalda al pueblo, saquearon esa nación y sumieron a sus habitantes en la pobreza y el desamparo..
La represión desatada en Buenos Aires contra los trabajadores de la empresa Brukman, representantes de Madres de la Plaza de Mayo y numerosos militantes de izquierda que exigían la restitución de esa fábrica a sus obreros constituye una muestra de la creciente violencia que se ha emprendido en contra del pueblo argentino con la grave intención, según diversas denuncias, de inducir un clima de crispación social que conduzca a medidas autoritarias a pocos días de los comicios presidenciales..
La fábrica de textiles Brukman fue una de las empresas "recuperadas" más emblemáticas de Argentina: durante los peores momentos de la crisis, los propietarios de esa empresa decidieron suspender su operación y la abandonaron, dejando en el desempleo a todo su personal. Los trabajadores, como en muchos otros casos en Argentina, decidieron salvar su fuente de ingresos y ocuparon la fábrica exitosamente durante meses. El movimiento de empleados para recuperar empresas en Argentina es un fenómeno notable y extendido -en él la solidaridad y la labor conjunta de los trabajadores brillaron intensamente-, que contó incluso con soporte jurídico. Sin embargo, los propietarios de Brukman reocuparon violentamente las instalaciones de la empresa el viernes pasado y se apoderaron de una entidad productiva que ellos dejaron morir y que fue dignamente sostenida por los obreros durante los momentos de mayor crisis económica..
A esta inquietante violencia contra la sociedad organizada se suma el escandaloso retorno de Carlos Menem, situado a la cabeza de algunas encuestas en las que ninguno de los candidatos alcanza más de 20 por ciento de la intención de voto. Un triunfo de Menem supondría la vuelta de las mayores lacras que han azotado a Argentina en los últimos tres lustros, contra las que la mayoría de la sociedad ha combatido desde que a finales de 2001 derribara los gobiernos de Fernando de la Rúa y sus efímeros sucesores. Pero Menem no es el único factor de inquietud política y social: prácticamente todos los candidatos presidenciales -López Murphy, Kirchner, Rodríguez Saá- son representantes de la misma clase política que llevó a Argentina a la debacle. Por ello, la voz "que se vayan todos" ha sido coreada con intensidad por un amplio espectro de la sociedad de ese país..
Así, la violenta represión de los trabajadores de Brukman podría inscribirse en un contexto de ataque y desmantelamiento de las estructuras y las organizaciones populares con la intención de despejar el retorno al poder de los políticos corruptos que saquearon y empobrecieron a Argentina..
Dado que parece inevitable una segunda vuelta ante la fuerte fragmentación de las intenciones de voto, la violencia contra el pueblo argentino ejemplificada por el caso de Brukman sería una amenaza de los viejos clanes gobernantes: al inducir la tensión social, reunirían argumentos para suscitar el voto del miedo y la instauración de políticas autoritarias que allanarían el camino a la presidencia a Menem o a cualquiera de los candidatos del antiguo orden. El próximo domingo los argentinos tendrán la última palabra. Cabe esperar que la hagan oír a través del sufragio de manera contundente y expresen su rechazo a quienes pretenden reditar lo peor del pasado y cancelar las alternativas -como la fábrica recuperada Brukman- de un futuro digno para las clases populares..