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Argentina: La lucha continúa

APUNTES SOBRE LA ETAPA ACTUAL

Claudio Lozano (de la Central de Trabajadores Argentinos)

1)Desde nuestra Central hemos sostenido que la crisis argentina del año 2001 podía caracterizarse como una verdadera crisis de hegemonía .Es decir, como ³un momento donde las relaciones que definen el funcionamiento de una sociedad no pueden reproducirse bajo el liderazgo de las clases dominantes y, consecuentemente ,no son reconocidas por las clases subalternas².Es desde este punto de vista que leímos el cuestionamiento al régimen económico, político e institucional que se desarrollara en nuestro país en el citado año.
Esta crisis se expresaba en dos niveles: o Al interior del bloque dominante que se manifestaba en dos facciones: los devaluacionistas (Grandes grupos locales y extranjeros posicionados en el campo productivo y exportador, así como con elevadas tenencias de divisas en el exterior) y los dolarizadores (Grandes Bancos Privados y consorcios que dominan las áreas privatizadas y que, por lo tanto, exhiben costos hundidos en inversiones desarrolladas en nuestra economía).Cabe consignar que ambas facciones discrepaban respecto a las características que debía adoptar la reproducción del ciclo económico local. Si bien coincidían en mantener condiciones de profunda regresividad distributiva que hicieran posible sostener ganancias extraordinarias para la cúpula en su conjunto, discrepaban respecto a los predominios y a la distribución de dichas ganancias al interior del bloque dominante.
o La emergencia de niveles de movilización y organización en el campo popular que se situaron por fuera de las estructuras tradicionales de poder económico y político. Dicha circunstancia recorrió todo el año 2001 materializándose de manera contundente en las jornadas del 19 y 20 de Diciembre. Jornadas que a diferencia de otras revueltas populares produjeron un cimbronazo social tal que, lejos de restituir la reaccionaria demanda de orden, paralizaron y desarticularon el accionar del Estado llevando al límite la deslegitimación del sistema político tradicional. Es en ese marco que se opera la capacidad de recuperar el espacio público por parte de sectores importantes de nuestra sociedad, desplazando el temor, aquel factor de disciplinamiento que instalado por el genocidio dictatorial y reactualizado por las experiencias de la hiperinflacion y el hiperdesempleo, había perpetuado el control sobre la población durante el último cuarto de siglo. Es justamente por esta razón que dijimos que el año 2001 implicaba un punto de inflexión en el desarrollo político del movimiento popular consistente en decretar el ³final de la Argentina de la Dictadura².
Interpretamos así las demandas de mayor justicia, igualdad y renovación del sistema institucional que se instalaron en la Argentina de finales del 2001.
2)Frente a la amenaza que para el poder establecido supuso la mencionada crisis, la respuesta tuvo características de violencia física (represiva), material (económica y social), y político institucional.
ß En términos represivos se agregó al ya creciente proceso de judicialización de la protesta que había caracterizado la estrategia de contención social propia de la década del noventa, una práctica más extendida del asesinato (tanto los perpetrados el 19 y 20 de Diciembre como a posteriori) las amenazas a las organizaciones y militantes populares, y los atentados, incluyendo dentro de estos algunos de alto impacto público (Ej:Estela Carlotto). Es decir que, frente a la mayor organización y movilización popular se desplegó una estrategia de contención represiva cuyo objetivo inequívoco era restituir al temor como factor de disciplinamiento.
ß En términos económicos y sociales se produjo el triunfo de la facción devaluacionista (que tomara cuerpo en el denominado grupo productivo integrado entre otros por UIA-SRA-CGT) y que articulara expresamente con la variante duhaldista del PJ, con la variante Alfonsinista de la UCR , con el oficialismo frepasista, y con la pastoral social de Primatesta, por sólo mencionar algunos de sus apoyos institucionales más importantes. Cabe consignar en este punto que el triunfo de la devaluación implicó los siguientes efectos concretos: : - Una caída salarial en promedio del 23,8%(resultado de un descenso real del 33,2% en los ingresos de los trabajadores clandestinos, del 28,7% en el de los estatales y del 17,1% en los ingresos de los trabajadores privados registrados).
- Una expansión de la tasa de desempleo que (descontando los planes de jefas y jefes) se ubica entre el 21% y el 23% de la población económicamente activa.
- Una licuación expresa de los valores de los planes ligados a la asistencia social . Ejemplo: los 150 lecops de los planes de jefes y jefas planteados a comienzos de año, equivalían en Diciembre del 2002 a $ 95,4.
- Una expansión de la indigencia de un 91% (casi se duplicó llegando a los 10 millones y agregando 4.822.000 en sólo un año) - Una expansión de la pobreza del 46% (se ubica hoy en 21 millones, lo que supone haber agregado 6.694.000 en el año) - Un descenso de la actividad económica del 11% - Una resolución de la crisis financiera en base a la destrucción de los patrimonios de los ahorristas (perdieron aproximadamente un 42%) y a la expansión de la Deuda Pública .Esta crecería entre 30.000 y 40.000 millones de dólares (de 145.000 millones a 175.000 ó 185.000 de acuerdo a la cotización del dólar que se tome) de los cuales, por lo menos unos 27.000 millones se vinculan con las distintas modalidades de salvataje a los bancos.
- Un ajuste del gasto público que a valores constantes implica una reducción de 10.000 millones de pesos respecto al 2001,es decir un 20% menos que en aquel año.
- Una fuga de capitales que refleja el posicionamiento en divisas de los principales agentes económicos, y que asciende a u$ 16.500 millones, transformando al año 2002 en un período donde la fuga incluso fue mayor que en el año 2001. Dilapidándose de este modo, el superávit comercial espectacular que merced a la recesión brutal sufrida, alcanzara la Argentina durante el 2002.
En la práctica los datos expuestos indican que en materia económica y social Argentina ha vuelto a transitar un nuevo ³shock capitalista depredador²(del mismo tenor a los ya vividos en el último cuarto de siglo,1976-1982-1989-1995) que al fijar un nuevo nivel salarial (promedio para las trabajadoras de u$ 135 y para los trabajadores de u$ 190) y un nuevo nivel de desempleo (del 20%), recompone las ganancias extraordinarias de la cúpula empresarial trasnacionalizada, al tiempo que determina nuevos predominios al interior de la misma. Hablamos de un shock capitalista depredador ya que la expansión de los beneficios no se logra por expansión de la inversión y el desarrollo técnico, es decir un aumento genuino de la competitividad, sino que se afirma en base a un traslado de rentas ­ganancias- a expensas del nivel de vida de la población, lo cual supone (vía deterioro del nivel de vida) una declinación de la productividad futura de la economía local.
Lo expuesto indica que pese a la demanda de mayor igualdad ,la salida impuesta en la crisis implico una mayor desigualdad.
ß En términos institucionales, las condiciones planteadas revelan una expresa preservación del sistema político tradicional por medio de un proceso de normalización institucional controlado. Tres cuestiones permiten graficar este punto: ß Mantenimiento de la Corte Suprema de Justicia ß Elecciones anticipadas sólo para Presidente manteniendo hasta finales de año el mismo Parlamento que le cedió los poderes extraordinarios a Cavallo y que convalidó las monumentales transferencias de ingresos y riquezas que caracterizaron el 2002.
ß Sistemas de internas abiertas aplicados con plazos y condiciones que impiden o, por lo menos restringen la participación o afirmación de nuevas fuerzas políticas. Ej: Provincia de Buenos Aires. Obsérvese en este punto que por un lado se mantiene el parlamento nacional actual y por otro se condiciona su renovación futura restringiendo la emergencia de nuevas experiencias en el principal distrito electoral del país.
En síntesis, lo expuesto tanto en materia represiva, económica y social, así como institucional, revela que en el marco de la crisis los sectores dominantes han logrado imponer sus condiciones.
3)La imposición de condiciones implica : - Nuevos predominios al interior del poder económico. Es decir, se ha modificado la comunidad de negocios propia de los noventa ,que articulaba en el centro del poder la alianza entre el capital financiero internacional con los grandes Bancos y las privatizadas, situando en un lugar subordinado a los Grandes grupos locales y extranjeros con inserción exportadora. La devaluación plantea una nueva articulación entre acreedores y exportadores en el marco de una nueva etapa internacional signada por la exigencia de asociar la reorganización de la economía con una creciente transferencia neta de recursos al exterior. Desde este nuevo centro se observa un achicamiento del negocio financiero y una afectación de la ecuación de costos y beneficios de las áreas privatizadas. Es decir, cambia la distribución de las ganancias extraordinarias tendiendo a ubicar en un nivel de subordinación a los otrora factores principales del poder en la Convertibilidad y que como ya se señalara se ubicaran en el campo de los dolarizadores. En razón de lo expuesto, debe quedar claro que el cambio en los predominios al interior del bloque dominante y la consecuente reorganización del modelo económico, no altera las características esenciales de su inserción subordinada en el mercado mundial al tiempo que profundiza la regresividad distributiva como condición de su propia implantación. La reformulación del modelo no sólo aparece como poco apta para generar niveles de crecimiento económico con mejoras apreciables en el nivel de salarios y de desempleo, sino que esta asentada en el establecimiento de un nuevo techo para los salarios. El pretendido dinamismo que se le atribuye al ³nuevo modelo² depende en medida sustancial de la caída impuesta a los salarios reales y ello es reforzado por el compromiso (sujeto a constantes pugnas respecto a su alcance)en cuanto a la minimización de las pérdidas patrimoniales y a la reducción de las ganancias extraordinarias de las facciones perdedoras. En este sentido, tanto las definiciones tomadas como las explicitadas en términos del futuro a transitar en los contenidos que expone la reciente Carta de Intención con el FMI resultan por demás elocuentes. En dicho documento se reconoce explícitamente que las razones por las cuales se expandirá el endeudamiento público se asocian dominantemente con la estrategia de preservación patrimonial de los grandes bancos que desplegara el gobierno durante su año de gestión como modo de resolver la crisis financiera. A esta compensación, que pagara el conjunto de la sociedad, se le deben agregar los lineamientos expuestos respecto al proceso de concentración bancaria que conducirá el Banco Central y que redundará en cierre de entidades y despido de trabajadores, así como las definiciones respecto a un eventual achicamiento o privatización de la Banca Pública. En la misma línea deben considerarse las definiciones respecto a la necesaria readecuación al nuevo contexto del marco regulatorio correspondiente a las empresas privatizadas, lo cual incluye la compensación que suponen los potenciales incrementos tarifarios así como el tratamiento a otorgar a las deudas en divisas que declaran estas empresas y que pretenden, al igual que ya lograran los bancos, una definición fiscal que suponga hacerse cargo de la misma. Todas y cada una de las compensaciones expuestas recaen sobre el resto de la sociedad comprometiendo tanto sus ingresos como su patrimonio futuro. Por lo tanto, el reordenamiento económico dirigido a incrementar vía recesión el superávit comercial y vía mayor ajuste fiscal el superávit público con destino al pago de deuda que incluye un brutal traslado de renta hacia los Grupos con inserción exportadora, se completa con compensaciones hacia las facciones supuestamente perdedoras del bloque en el poder que terminan rearticulando y consolidando los nuevos predominios a expensas del pueblo argentino.
- Mayor debilitamiento de las condiciones materiales de existencia de los sectores populares. Esto refleja que la crisis de hegemonía del 2001 se produjo en el marco de un desarrollo organizativo del movimiento popular que aún reflejaba características defensivas y que, por tanto, limitaron la posibilidad de conformar, ante el cuadro de mayor movilización ,una dirección consciente del campo popular que transformara la crisis en una salida popular, nacional y democrática 4)Impuestas las condiciones de salida a la crisis se ingresa ahora en el terreno de la institucionalización y en el de la legitimación de lo afirmado. Señalar esto resulta indispensable ya que no debe confundirse el hecho que el bloque dominante haya impuesto las condiciones de salida, con la definitiva resolución de la crisis de hegemonía. Es evidente que el proceso de deslegitimación que impusiera la movilización popular sobre el sistema político tradicional se mantiene. Esto se expresa, por ejemplo, en la dificultad que exhiben los candidatos para concitar adhesión en el marco del presente proceso electoral. En este sentido, tanto la importancia que sigue teniendo la respuesta NINGUNO al referirse a las elecciones presidenciales del 27 de Abril, como el hecho de que tres de los cuatro candidatos que puntean en las encuestas disponibles estructuren un discurso crítico respecto al régimen neoliberal, es demostrativo de que la sociedad sigue en la búsqueda de nuevas experiencias y alternativas. A lo expuesto corresponde agregar que el proceso general que vive Latinoamérica (Lula, Lucio Gutiérrez, el Frente Amplio, el avance de la lucha social en Bolivia, Chávez y la firmeza de Castro) así como la pérdida de legitimidad de la estrategia imperial de Bush, definen condiciones de contexto que resultan favorables para la emergencia de una nueva experiencia política. Desde esta perspectiva, el status quo al que ha arribado la situación nacional luego del cimbronazo vivido responde por un lado a que se han operado los aspectos mas drásticos del reordenamiento del bloque dominante, y a que se mantiene la indefinición en el seno del movimiento popular respecto al modo de promover una estrategia que permita avanzar en términos de movilización política garantizando la unidad del campo popular. Es más, la situación descripta ha permitido la cooptación por parte de esta nueva estrategia del bloque dominante, tanto de núcleos discursivos como de experiencias políticas que podrían ser parte del debate sobre un nuevo país. La estrategia duhaldista, remozada y legitimada por la figura de Kirchner, abre la puerta al pretendido intento de afirmar una nueva experiencia de transformismo (que se caracteriza por ser una situación en la que los sectores dominantes excluyen todo compromiso efectivo con las clases subalternas, pero mantienen la dominación sobre la base de la integración únicamente de las conducciones políticas de esas clases subalternas) en el sistema político argentino. Hechas estas aclaraciones corresponde precisar cuales son las características del proceso de institucionalización en curso y cuales los núcleos de sentido a los que se pretende apelar para legitimar esta nueva etapa.
Sobre la institucionalización debe señalarse que se avanza en afirmar salidas que le otorguen capacidad de renovación al sistema institucional tradicional por vía de una normalización controlada y con la menor participación posible de la comunidad. Nos referimos al proceso de la Corte, a la ausencia, distorsión o aceleración de las internas ,a las elecciones anticipadas, etc. En este sentido cobra especial relevancia las elecciones del 27 de Abril como instancia capaz de otorgar mayor legalidad a la nueva etapa política.
Sobre la legitimación lo que se intenta es decirnos que el curso seguido por la administración Duhalde ha abierto una nueva perspectiva ­futuro- para la Argentina. Los ejes discursivos son: - Situar la amenaza de la anarquía, tanto para atemorizar como para especular con la fatiga de la sociedad reinstalando la demanda de orden.
- Frente a la evidente característica depredadora (ya descripta) que adoptara el shock capitalista del año 2002, se pretende situar como discurso público la idea del estallido de una convertibilidad insostenible. Esta habría estallado cual un fenómeno meteorológico natural, y no como consecuencia de una salida expresa y definida por ciertas facciones de las clases dominantes.
- A partir de aquí y luego de naturalizar el pasado, intentan retomar un discurso nacional en línea con el que ayer nomás formulaba Mendiguren y que hace muy poco, en Davos, caracterizó la intervención de Duhalde. De igual modo, un Lavagna que convalida la fuga de capitales debilitando la capacidad de negociación internacional de la Argentina se exhibe como un ³ duro² contra el FMI. Demostrando que el ³discurso nacional² en boca de estos personajes es el mecanismo de apelación, legitimación e intervención política que la cúpula empresarial histórica (hoy fuertemente trasnacionalizada) de la Argentina, utiliza para mejorar su capacidad de negociación con el capital extranjero y el capital financiero. Estrategia esta que ,una y otra vez ,transforma a la sociedad en la variable de ajuste de dicha negociación. No hay, por lo tanto, salida nacional sin desalojar de la conducción del aparato del Estado a la mencionada facción.
- En términos económicos el objetivo es decir que ³lo nacional es venderle al mundo² (salida exportadora) con independencia de la baja tasa de crecimiento que se puede lograr en base a las mismas y al hecho de que este resultara insuficiente en términos de recuperación de los niveles de empleo.
Corresponde precisar que la elasticidad empleo - producto histórica de la economía argentina (es decir, cuánto se incrementa el empleo ante el crecimiento de la economía) se ubicaba a finales de los setenta en 0,44 (por cada punto de aumento del PBI, se incrementa el empleo en 0,44). Es evidente, por los indicadores disponibles, que el efecto de la devastación productiva consumada en el marco del paradigma neoliberal debe haber reducido este coeficiente. Sin embargo, aún manteniéndolo, el mismo indica que con tasas del 3% el aumento del empleo sería de 1,32, porcentaje este inferior a la expansión de 1,5% previsible para la PEA. Dicho de otro modo , y aplicando los valores actuales en materia de empleo y total de ocupados, surge que un crecimiento del 3% expandiría la ocupación en 171.007 nuevos puestos en tanto la PEA crecería en 236.100 personas. Por lo tanto, a la tasa de crecimiento expuesta (la más probable) ni siquiera estaríamos absorbiendo el aumento de los nuevos integrantes de la fuerza de trabajo.
Sería necesario un crecimiento del 4% para que el desempleo no crezca y de un 5% para comenzar a reducir el total de desocupados en aproximadamente 50.000 personas al año. Tasa difícilmente alcanzable y mucho menos sustentable en el marco del modelo que se intenta afirmar. Mas allá de los juegos estadísticos, lo señalado nos indica que el perfil de crecimiento que se consolida coexistirá con una elevada tasa de desempleo estructural determinando un techo expreso a la evolución del salario real. El modelo a legitimar descansa en el supuesto dinamismo exportador y en el efecto de cierta sustitución del consumo superior. La primera de las variables no evidenciará dinamismo en razón de la recesión mundial y de la amenaza bélica. Por cierto, aún en una situación internacional de mayor ³normalidad², las exportaciones argentina son poco dinámicas en razón de su composición (recursos naturales y mano de obra barata) y de su concentración (es el negocio de no más de cien empresas). La segunda variable (consumo superior) puede observar algunos respingos ocasionales que serán explotados (turismo, valoración de inmuebles, de tierras, etc). Un ejemplo es la expansión del consumo por efecto turismo durante el mes de enero que incide en la recuperación industrial y de la actividad. Debe destacarse, no obstante, que la citada recuperación del 16,4% respecto al 2002 remite a un mes que había evidenciado una caída del 19,5% respecto a los ya malos valores del 2001. Es decir, que ni siquiera se ha recuperado el nivel de aquel año. Por lo tanto, una inserción basada en la colocación de recursos naturales y mano de obra barata, que supone una especialización en rubros que enfrentan una caída tendencial de los precios internacionales, obliga a una presión permanente por parte del Estado y el Capital concentrado para la contención y reducción de los salarios como medio de salvaguardar su supuesto dinamismo. Se trata de una propuesta que implica, por consiguiente, la consolidación de salarios que son alrededor del 40% de los de 1974.
- En términos sociales, se intenta fijar la demanda en el exclusivo debate del hambre con el objeto de situar como problema la indigencia y desplazando la problemática de la pobreza. En esta dirección se ubica la intención de mostrar paralelismos con Brasil como si las condiciones de la pobreza argentina y brasileña fuesen las mismas. Se trata de gobernar el imaginario post crisis afirmando culturalmente cuales son los derechos que deben ser honrados en la nueva etapa y cuales pueden esperar. Este es el marco para la afirmación de programas alimentarios focalizados y para asociar el empleo con el subsidio a los indigentes. Dado el nivel de los subsidios propuestos, esto supone desplazar el piso de los salarios (en un mercado informal público o semipúblico en expansión) a un nivel incluso inferior al de superación de la indigencia (la brecha respecto a ésta buscarían cubrirla con los programas alimentarios),generando de este modo una fuerte presión a la baja sobre los salarios del sector privado. En términos de discurso público esto supone desplazar de ³salario digno² a una particular idea de ³solidaridad² entendida como generación de empleos y salarios de supervivencia para los más sumergidos en el marco de un deterioro general de las condiciones de existencia del conjunto de los sectores populares .
- Intentarán señalar el vinculo de Lula con parte de los sectores dominantes y, por lo tanto, las características de su estrategia, como una demostración de la razonabilidad de la propuesta adoptada a nivel local. Estarán haciendo abstracción del comportamiento de los sectores dominantes brasileños cuyo carácter, si bien es también trasnacional, le otorga a la cuestión productiva y al mercado interno una mayor significación que la que suele caracterizar a los sectores dominantes locales. Actores estos que han asociado su expansión a un fuerte proceso de financiarización y fuga de capitales, así como a la transformación del mercado local en un simple espacio de apropiación de rentas. Pasarán por alto, por lo tanto, el hecho de que el proceso brasileño es exactamente el inverso al nuestro. Mientras el proceso político y social del país vecino es el resultado de la industrialización de los ochenta ,el de Argentina es la resultante de la desindustrialización.
5)Nuestro desafío supone poner en marcha el proceso de consolidación de nuestra Central en el marco de la convocatoria a un nuevo Movimiento Político cuyo eje debe ser obturar la legitimación del discurso dominante.
Implica confrontar con la factoría de exportación que pretenden legitimar, indicando que no estamos dispuestos a aceptar una Argentina con 20 millones de pobres. Implica decir que la igualdad es la condición para construir la Nación. Es decir, sin disciplinar al bloque dominante por vía de un cambio en la matriz distributiva no hay posibilidad de sostener estrategia alguna de autonomía nacional. Es decir, a diferencia del Brasil no hay estrategia nacional articulable con facción alguna del bloque de poder .La confrontación entre la legitimación del presente modelo exportador con la construcción de las condiciones políticas para afirmar un modelo puesto en función de resolver las necesidades de nuestro pueblo, es la clave de la etapa en curso.
LO NACIONAL Y LA SOBERANIA NO ES PODER VENDERLE AL MUNDO, ES MEJORAR EL NIVEL DE VIDA DE NUESTRO PUEBLO logrando, por esta vía, venderle al mundo en condiciones que tengan como base esta mejora. Esto supone desarrollar tecnologías y productos susceptibles de ser vendidos en el mercado mundial con los costos resultantes de un elevado nivel de salarios. Situación esta que sólo puede resultar de una reindustrialización sostenida en actores y en patrones productivos absolutamente distintos a los que resultaran de la consolidación del modelo actual.
Ningún Hogar Pobre en la Argentina -Pan, Trabajo, Soberanía y Democracia- supone asociar la patria con la idea de la igualdad y con la construcción de un Estado de Derechos para nuestra sociedad.
fuente: Agencia CTA