Esquel: "No más oro por cuentas de vidrio"
Buenos Aires, Argentina - Claudia Korol*, para Adital -
La población de Esquel, organizada en una Asamblea de Autoconvocados, y poblaciones patagónicas cercanas, viene desarrollando movilizaciones tendientes a evitar el inicio de los trabajos de la Empresa Minera "El Desquite" de la multinacional canadiense Meridian Gold. La ciudad de Esquel -de aproximadamente 32.000 habitantes- se encuentra enclavada entre distintos cerros, en una de las regiones de mayor belleza del país. Constituye una reserva natural de bosques, aguas limpias, cerros, aire no contaminado. Todo esto puede desaparecer, si avanza el proyecto minero.
El nombre "esquel" en idioma mapuche significa "abrojo". Los habitantes originarios de la tierra se han pronunciado también contra el establecimiento de la mina de oro, dado que para ello se los pretende desalojar de sus tierras. Sus organizaciones han dicho que están dispuestos a frenar la mina con sus cuerpos, si fuera necesario. Como abrojo se prenderán de la tierra que los cobija.
Las organizaciones de las comunidades mapuche tehuelche, como los habitantes de Esquel, denunciaron que han sufrido amenazas e intimidaciones por oponerse al proyecto. Periodistas de la región fueron intimados por escritos que denunciaban las consecuencias de este proyecto para la región.
¿Cuáles son las razones que esgrimen los ciudadanos de Esquel?
Señalan que: "la extracción del mineral se realizará dinamitando treinta mil toneladas de roca por día, de las cuales se muelen 3000 toneladas hasta reducirlas a polvo. El oro se extrae tratando el mineral molido con cianuro de sodio (2.7 toneladas por día) disuelto en agua. Las consecuencias de esta tecnología son: enorme consumo de agua, con potencial agotamiento de arroyos, desecamiento de la laguna Esquel, desecamiento de vertientes usadas en los campos y chacras de la vecindad, con riesgo incluso para las captaciones de provisión de agua para la ciudad.
Probables problemas sonoros por las explosiones y generación de polvos especialmente durante el verano cuando el recurso del agua es crítico. El riesgo de accidentes de todo tipo durante el transporte y uso de estas enormes cantidades de cianuro, considerado uno de los venenos más potentes que se conocen. Los problemas de la acción residual del cianuro y compuestos derivados que pueden permanecer aún por décadas luego de la finalización de la explotación.
La producción de drenajes ácidos, que tiene como consecuencia la solubilidad de metales pesados, también altamente tóxicos. Sus efectos continúan contaminando las aguas de arroyos y lagos y las aguas subterráneas, aún por siglos, como se ha producido en muchos sitios con minería a cielo abierto. Todo esto sin olvidar que donde hubo montañas y bosques, van a quedar para siempre mesetas aplanadas con pinitos raquíticos intentando crecer sobre escombros tóxicos."
Los pobladores analizan las motivaciones de las grandes corporaciones. Señalan que el oro constituye uno de los refugios preferidos para la especulación, especialmente durante las guerras anunciadas. En los últimos meses su cotización aumentó un 15%, bordeando hoy los U$S 400.- por onza. Una declaración firmada por universitarios de todo el país, subraya que "El capital especulativo transnacional, necesariamente asociado con un poder político local para llevar adelante semejante atentado, vería rápidamente engrosadas sus ganancias para marcharse una vez el recurso se agote, dejando que los costos y las consecuencias de la devastación, en muchos casos irreversibles, sea asumido por las comunidades locales y regionales."
La devastación producida por el capitalismo sobre los recursos naturales y sobre la población de nuestro continente no es algo nuevo. América Latina ha sido sistemáticamente destruida por los "avances" del capital europeo y estadounidense a partir de la Conquista. La novedad, en esta ocasión, es el despertar de todo un pueblo, que enfrenta al poder económico, y va desnudando la trama de complicidades de los poderes políticos, legislativos, judiciales, que sostienen la depredación de nuestras tierras.