Que la izquierda argentina ocupe su lugar
La Otra Aldea
Durante el año que pasó, la rebeldía popular de los argentinos, pertenecientes a distintos sectores sociales, no sólo conmovió las estructuras del poder político corrupto sino que ganó espacios e influencia entre las más amplias capas de la población.
Sin embargo, la izquierda y el campo popular en general no lograron traducir esa experiencia y esa influencia en una herramienta política madura y creíble. La izquierda y el campo popular no han estado a la altura de las circunstancias. Quizá no se hayan dado cuenta de que la sociedad le formula reclamos concretos y por eso hasta ahora no pudo satisfacerlos.
La situación nacional, dominada por los intentos del poder político corrupto de permanecer en su lugar mientras cada día el hambre y la frustración afecta a más y más argentinos, y la internacional, caracterizada por una ofensiva feroz del imperialismo, que necesita de políticas belicistas no sólo en Iraq sino en América Latina y en otros rincones del planeta, reclaman una actitud mínima pero rotunda del campo popular.
Los argentinos estamos ante una coyuntura electoral amañada y si se quiere viciada por el fraude profundo, pero el campo popular debe dar una respuesta positiva. Denunciarla sí, insistir que no son estas elecciones las que resolverán los problemas de la gente también, pero desde la construcción unitaria y lo más amplia posible.
Por eso, en forma humilde y sin invocar ningún tipo de representatividad más allá de lo que es, un espacio más de reflexión antiimperialista, La Otra Aldea solicita a las organizaciones políticas y sociales de la izquierda y del campo popular decididamente antiimperialista y transformador que con urgencia se promueva una gran mesa de unidad, tendiente a fundar una verdadera herramienta política y social que le de forma y continente al deseo aun inorgánico de cambio que viene expresándose en forma cotidiana en los más diversos sectores de nuestra sociedad.
No importa quien convoque, que alguien lo haga, para que el conjunto más amplio de organizaciones del campo popular, aun con diferencia de matices políticos e ideológicos, debatan una serie mínima de coincidencias, para empezar a trabajar en la construcción de esa herramienta.
Habría que aprovechar la coyuntura electoral no para improvisar una alianza de coyuntura ni un cargo electivo más o menos, sino para difundir un proyecto distinto y firme, sin urgencias electoralistas pero con vocación de poder para transformar su naturaleza,
Que no importe exactamente esta instancia electoral por si misma sino como una oportunidad para salir a convencer a millones de compatriotas y habitantes de este país que una vida distinta es posible y que se puede lograr.
No se tratará de una tarea fácil ni de éxito asegurado pero alguna vez fuimos colonia española y dejamos de serlo; alguna vez aquí hubo esclavos pero la esclavitud fue abolida. Nuestra historia nos demuestra que podemos volver a dejar de ser colonia, que podemos volver a abolir la esclavitud.
Como dijimos en los primeros párrafos de esta declaración, la sociedad le está demandando a la izquierda y al campo popular que ocupen el lugar que le corresponde.
La Otra Aldea
Buenos Aires, 1-02-03