10 de diciembre del 2003
Kissinger y el genocidio de la dictadura militar Argentina
Carlos Osorio
asistido por Kathleen CostarNuevos documentos desclasificados de EEUU muestran que el Secretario de Estado norteamericano obvió las masivas violaciones de derechos humanos de la dictadura militar y les advirtió "Si pueden terminar antes que el Congreso [de EEUU] vuelva, seria lo mejor" para evitar sanciones. En los últimos años las cosas se le vienen complicando a Henry Kissinger, ex Secretario de Estado norteamericano y miembro de la Comisión Trilateral, El Club de Bilderberg y del C.F.R.. La mundialización de la Justicia, desde un número creciente de países, lo convoca a testimoniar y pretende enjuiciarlo...
Nuevos documentos desclasificados de EEUU muestran que el Secretario de Estado norteamericano obvió las masivas violaciones de derechos humanos de la dictadura militar y les advirtió "Si pueden terminar antes que el Congreso [de EEUU] vuelva, seria lo mejor" para evitar sanciones.
Fuente: Gaceta Electrónica del National Security Archive No. 104
Documentos del Departamento de Estado desclasificados recientemente obtenidos por el National Security Archive muestran que en octubre de 1976, el Secretario de Estado Henry Kissinger y altos funcionarios de EEUU dieron su total respaldo a los generales Argentinos y les alentaron a terminar la represión antes que el Congreso redujera la ayuda militar. Las memorandums de conversaciones (conocidos como "memcons") entre el Ministro de Relaciones Exteriores, Almirante Cesar Augusto Guzzetti, y el Secretario y Sub-Secretario de Estado corroboran la sospecha que por largo tiempo han tenido los historiadores que el Secretario Kissinger dio la luz verde a la guerra sucia del los militares argentinos. En ese entonces, el Congreso de EEUU estaba apunto de aprobar sanciones contra el régimen argentino debido a los miles que se estimaba habían sido secuestrados, asesinados y desaparecidos por la Junta militar.
Uno de los "memcons" muestra que durante su encuentro con Guzzetti el 7 de Octubre de 1976, el Secretario de Estado interrumpió el informe sobre la situación de Argentina del Ministro de Relaciones Exteriores y dijo:
"Mire, nuestra actitud básica es que nos gustaría que triunfen. Tengo una posición anticuada que los amigos deben ser apoyados. Lo que no se entiende en los Estados Unidos es que ustedes tienen una guerra civil. Leemos sobre los derechos humanos pero no sobre el contexto.
Mientras mas rápido triunfen mejor. El problema de los derechos humanos esta creciendo. Su embajador puede informarle. Deseamos una situación estable.
No les causaremos dificultades innecesarias. Si ustedes pueden terminar antes que el Congreso vuelva, seria lo mejor. Ayudaría si pueden reestablecer cualesquiera libertades."
El día anterior, el 6 de octubre de 1976, el Secretario de Estado Interino Charles W. Robinson había dicho al Almirante Guzzetti "que es posible comprender la necesidad de ser duros". Pero Robinson también remarcó la "cuestión de cuando relajar las medidas de contra subversión excesivas" antes que el Congreso de EEUU votara sanciones sobre Argentina.
El memorando de conversación con Robinson continua diciendo que "El Secretario Interino dijo… El problema es que los Estados Unidos es un país idealista y moralista y sus ciudadanos tienen grandes dificultades en entender el tipo de problemas que enfrenta Argentina hoy. Hay una tendencia a aplicar nuestros estándares morales en el exterior y Argentina debe entender la reacción del Congreso respecto de los préstamos y la asistencia militar. El pueblo norteamericano, correcta o incorrectamente, tiene la percepción de que en Argentina existe hoy un patrón de grandes violaciones de los derechos humanos."
En contraste, desde septiembre de 1976, El Embajador de EEUU en Argentina Robert Hill, bajo instrucciones del Departamento de Estado, había estado presionando a los militares argentinos sobre los derechos humanos, en medio de un dramático incremento de victimas de la contra subversión que habían desaparecido, sido muertas y torturadas, incluyendo una media docena de ciudadanos norteamericanos. Los generales argentinos miraron en menos los esfuerzos de Hill haciendo alusión a que existía un entendimiento con altos funcionarios de los EEUU "que la preocupación principal del gobierno de EEUU no eran los derechos humanos sino que el gobierno de Argentina "terminara rápido"".
Luego del encuentro entre Kissinger y Guzzetti en EEUU, el 19 de octubre de 1976, el Embajador Robert Hill escribió "una nota amarga" desde Buenos Aires reclamando que difícilmente podría hacer gestiones de derechos humanos si el Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina no escuchaba el mismo mensaje de parte del Secretario de Estado. Guzzetti le había dicho a Hill que "el Secretario… había conminado a Argentina "a ser cuidadosa" y había dicho que si el problema terrorista se acababa para diciembre o enero, él (el Secretario) estaba convencido se podrian evitar serios problemas en los EEUU..." Hill escribio asi mismo que "Guzzetti fue a los EEUU esperando escuchar advertencias fuertes, firmes y directas sobre las prácticas de derechos humanos de de su gobierno, en lugar de eso, ha retornado en un estado de jubilo, convencido que no hay un problema real con los EEUU en este asunto".
En una nota condescendiente y poco honesta, el Secretario de Estado Asistente para Asuntos Interamericanos Harry W. Shlaudeman, quine participó en las reuniones con Guzzetti, respondió a Hil en nombre de Kissinger:
"Tal como en otras circunstancias que sin duda usted ha encontrado en su carrera diplomática, Guzzetti escuchó lo que quería escuchar. Se le dijo en detalle cuan fuertemente ha reaccionado la opinión de este país en contra de informes de abusos por las fuerzas de seguridad en Argentina y la naturaleza de la amenaza que esto supone a los intereses argentinos… El gobierno de EEUU contempla muy seriamente los compromisos internacionales de Argentina para proteger y promover los derechos humanos fundamentales. No debe caber dudad al respecto …"
Una nota final de Hill muestra que el Embajador se mostró tranquilizado por la fuerte reacción de Washington "Su mensaje sobre la visita de Guzzetti fue muy útil. Es tranquilizador tener los detalles sobre lo que se le dijo a Guzzetti. Seguiremos presionándolo así como a otros oficiales del gobierno argentino" escribió Hill. No hay evidencias que el Embajador Hill haya visto alguna vez las transcripciones de las conversaciones con Guzzetti que hemos incluido aquí.
Los dos memorandos de conversaciones clave incluidos en esta gacetilla no se encontraban entre los 4700 documentos hechos públicos en agosto de 2002 por el Proyecto de Desclasificación de Argentina del Departamento de Estado. Los memcons fueron obtenidos en noviembre pasado por el National Security Archive en respuesta a una petición amparada bajo la Ley de Libre Acceso a la Información de EEUU (Freedom of Information Act - FOIA) enviada al departamento de Estado en noviembre de 2002.
En la selección de documentos que sigue a continuación, los memorandos deconversaciones de Guzzetti y el Departamento de Estado, están precedidos de dos cables del Embajador Hill informando sobre los inútiles esfuerzos hechos ante el Almirante Guzzetti y el Presidente Jorge Rafael Videla sobre derechos humanos en septiembre, un análisis de inteligencia del Departamento de Estado sobre las prácticas contrasubversivas de los militares argentinos y el testimonio de una ciudadana norteamericana torturada por fuerzas de seguridad argentinas.
En los últimos años las cosas se le vienen complicando a Henry Kissinger, ex Secretario de Estado norteamericano y miembro de la Comisión Trilateral, El Club de Bilderberg y del C.F.R.. La mundialización de la Justicia, desde un número creciente de países, lo convoca a testimoniar y pretende enjuiciarlo. La lista de jueces que lo buscan no ha cesado de ampliarse, estando el Juez Garzón y la magistrada Chateau entre ellos.
HENRY KISSINGER Y LA MUNDIALIZACIÓN DE LA JUSTICIA
Estas son las algunas de las últimas citas de la justicia:
2001 mayo, Francia: La policía francesa intima a Kissinger, hospedado en el hotel Ritz de París, a testificar en el proceso que investiga la muerte de cinco franceses en Chile durante el régimen de Pinochet. Kissinger abandona Francia a toda prisa, sin responder.
2001 julio, Chile: La Justicia chilena envía al gobierno de EEUU una lista de preguntas dirigidas a Kissinger sobre el asesinato del periodista estadounidense Charles Horman, durante el golpe militar de 1973. Horman fue apresado, con ayuda de la CIA. La historia de Horman fue luego narrada en el film "Missing", Desaparecido, de Costa Gavras.
2001 agosto, Argentina: Un juez federal pide a EEUU interrogar a Kissinger sobre la Operación Cóndor, el vasto plan de represión organizado en la década de los 70 por las dictaduras suramericanas con el apoyo de la CIA. La operación es responsable de prisiones ilegales, atentados terroristas y asesinatos.
2001 septiembre, EEUU: La familia del general chileno René Schneider, muerto en 1970 por golpistas de extrema derecha, entra con una acción judicial en Washington, pidiendo a Kissinger una indemnización de 3 millones de dólares por el involucramiento de la CIA en el crimen, cometido para intentar impedir la toma de posesión de Allende.
2002 febrero, Brasil: Kissinger desiste de viajar a São Paulo, en marzo, donde recibiría de Fernando Henrique Cardoso la medalla de la Orden Nacional del Cruceiro del Sur. La decisión es tomada después de una multitudinaria recogida de firmas de repudio a la visita y de una convocación a un acto de protesta.
La materia prima para las denuncias que gravitan sobre Kissinger surgió de la presión para que Pinochet fuera juzgado por crímenes contra la humanidad. En relación con el caso de tres ciudadanos estadounidenses asesinados por la dictadura chilena la Casa Blanca desclasificó 16 mil documentos, dejando el nombre de Kissinger más expuesto que nunca. El caso más grave es respecto al involucramiento directo de EEUU en el asesinato del general René Schneider, comandante de las Fuerzas Armadas chilenas, por militares de extrema derecha, en 1970, con la intención de impedir la toma de posesión de Salvador Allende. Como jefe del comité que supervisaba las "operaciones encubiertas" de la CIA, Kissinger tiene que rendir cuentas sobre ese crimen.
Los documentos liberados en EEUU han dado materia al periodista inglés Christopher Hitchens para escribir el libro The Trial of Henry Kissinger, en el cual consolida las acusaciones formuladas contra Kissinger. Los escenarios forman un verdadero mapa-mundi: Camboya, Bangladesh, Timor Este, sin hablar, claro está, de América del Sur. Receloso, en los últimos meses el veterano diplomático ha limitado al mínimo sus viajes al exterior.
Analizando la política estadounidense hacia América Latina, y especialmente lo sucedido en los años 70, Cristopher Hitchens sostiene en su libro The Trial of Henry Kissinger que Kissinger debe ser juzgado ya que el arresto de Pinochet ha cambiado la atmósfera internacional para quienes en el pasado cometieron crímenes de lesa humanidad: "La presión que la comunidad internacional ejerció en la ex Yugoslavia y la instauración de un órgano institucional para juzgar los crímenes contra la humanidad muestran la necesidad de que Estados Unidos, que se cree y se presenta como maestro de los derechos humanos, empiece a aplicar la ley en su propio país".
HE AQUÍ UN BREVE RELATO DE LAS RESPONSABILIDADES DEL SR. KISSINGER:
VietNam:
Kissinger "explotó" las conversaciones de paz desarrolladas a lo largo de 1968, como parte de la campaña para la elección de Nixon a la presidencia del país. La mitad de los millones de muertes ocurridas en Viet-Nam y en Indochina tuvieron lugar entre 1968 y 1972, cuando él era el todopoderoso secretario de Estado.
Camboya:
Kissinger convenció a Nixon a ampliar el escenario de la Guerra de Viet-Nam, con el lanzamiento de millares de toneladas de bombas sobre Camboya (600 mil civiles muertos) y Laos (350.000).
Bangladesh:
usando armas proporcionadas por EEUU, el general Yahya Khan realizó un golpe de estado que produjo la muerte de 500 mil civiles, en 1971. El Consejo de Seguridad Nacional de EEUU quiso condenar el golpe, pero fue impedido por Kissinger, que, públicamente, agradeció al general su "delicadeza".
Chile:
Kissinger participó activamente del planeamiento del golpe de 1973, que depuso al presidente Salvador Allende y llevó al general Augusto Pinochet al poder. Asesinatos armados por la CIA incluyeron al general legalista René Schneider y el ministro de Relaciones Exteriores de Allende, Orlando Letelier.
Timor Oriental:
en 1975, el presidente Gerald Ford y Kissinger mantuvieron encuentros con el dictador Suharto. Kissinger declaró que EEUU no reconocería la independencia de Timor Oriental, antigua colonia portuguesa. Fue la señal para que Suharto invadiese el país, asesinando por lo menos 200 mil civiles.