29 de diciembre del 2003
Argentina: Odio de clase, prejuicio y burgueses asustados
Argenpress
Los ataques contra los piqueteros, cartoneros, en realidad contra los pobres, es parte de los prejuicios y racismo de una sociedad argentina trabajada por profundas corrientes de irracionalismo, autoritarismo y falta de solidaridad. No hay nada más parecido a un fascista que un burgués asustado.
El diario 'Ambito Financiero', en la tapa de su edición del 23 de diciembre, denominó a los piqueteros 'engendro'. Esa publicación que se lee mucho en la city solo fue superada en el odio y el prejuicio por una declaración de Hugo Bontempo, presidente de la Ucede de la provincia de Buenos Aires. El dirigente alsogaraísta reunió en pocas líneas toda clase de lugares comunes que se vinculan al odio de clase y que 'La Nación' publicó alegremente en su edición del 22 de diciembre, página 16.
Dice Bontempo que lo de los piqueteros y su corte de calles se ha convertido 'en una modalidad delictiva' y pontifica con ridículo criterio: 'la llamarada desprendida de las cubiertas genera en los inversores internacionales la sensación de estar ante un país no apto para el depósito de capitales productivos'.
Insiste Bontempo que la culpa la tienen los piqueteros y por eso el país no tiene 'inversores'. Sostiene también que hay que sumar 'con preocupación, la institucionalización de agrupaciones piqueteras que el gobierno demagógico no sólo no denuncia públicamente por su actitud delictiva, sino que las reverencia y trata como válidas interlocutoras hasta en temas de economía doméstica' Concluye el ucedeista sosteniendo 'El Gobierno ha modelado, con su conducta, algo similar a un Frankestein social, un monstruo al que no podrá controlar; porque ya concedió todo lo que podía y a los muchachos que cortan calles esto no les parece suficiente' Lo de Bontempo es representativo de una mentalidad prejuiciosa, discriminadora, y recuerda aquellas expresiones que tenía el antiperonismo contra los sectores populares: 'cabecitas negras', 'negrada', 'aluvión zoológico', 'chusma' y 'mates vacíos', entre muchos otros insultos. Realmente da asco leer toda esta clase de insultos a los que no son ajenos muchos periodistas y comunicadores, incluido algunos autodenominados progresistas, que se prestan a la campaña antipiquetera.
Una nueva masa social crítica
Los antipiqueteros no se dan cuenta que una nueva masa social crítica ha surgido en el país. Se trata de un nuevo fenómeno sociológico forjado en la última década y que incluye a los trabajadores desocupados (piqueteros) y a sectores de la clase media (caceroleros) cuyos ahorros fueron expropiados por banqueros, intereses empresarios extranjeros y nacionales y una dirigencia política -justicialista, radical, ucedeista- que actuó de manera afín a esa orientación económica.
Es muy parecido al fenómeno ocurrido en el país entre 1939-1945 y que alumbró al primer peronismo. Aquello fue el nacimiento de una nueva clase trabajadora al calor de las migraciones internas que cambiaron la base social de los sectores más postergados de la Argentina en medio de la Segunda Guerra Mundial. Perón no hubiera existido sin ese proceso previo. El tema ha sido debatido suficientemente en trabajos clásicos como los del economista católico Alejandro Bunge (Una nueva argentina) y el comunista Ernesto Giudici (Imperialismo inglés y liberación nacional), ambos escritos en 1940.
Tercer cambio social
Lo que hoy ocurre es un tercer cambio social histórico en cuanto a la composición de las clases. El primero se había producido con el proceso de inmigración europeo cuando el capitalismo globalizado de fines del siglo XIX expulsó del Viejo Continente a enormes masas humanas hambrientas. De la integración entre trabajadores criollos y europeos nació la primera clase trabajadora rioplatense.
En todos esos procesos hubo consecuencias políticas. Así surgió el anarquismo que se expresó en la Federación Obrera Regional Argentina (FORA del Vº Congreso), el Partido Socialista en 1896 y después de 1917 el Partido Comunista. En la segunda etapa, después del 17 de octubre de 1945, el Partido Peronista.
El interrogante es ¿qué pasará con la nueva masa social vacante que hoy reniega de los partidos tradicionales, de la dirigencia sindical burocrática y rechaza a los grupos de empresarios, particularmente ligados al capitalismo financiero?
Piqueteros, cortes de rutas y globalización
Los cortes de rutas y de calles fueron generados por el campesinado medio francés como forma de protesta reivindicativa. En la Argentina, ha quedado claro que el 'corte de rutas y de calles' alcanzan efectividad como forma de lucha de los trabajadores, obreros de distintas ramas, asalariados estatales, estudiantes, desocupados y disconformes con los recortes presupuestarios.
Desde diciembre de 1993 hasta diciembre de 1996 se registraron 363 hechos de protesta (manifestaciones, marchas, huelgas, tomas, cortes de rutas, ollas populares, ocupaciones de edificios públicos, concentraciones). En los últimos años, los 'cortes de ruta' o 'de calles', se destacaron por una mayor efectividad que los paros generales o parciales.
Esto quedó demostrado en los movimientos de Cutral-co y Plaza Huincul, en abril de 1997; Tartagal (Salta), del 8 al 14 de mayo y, en Jujuy, del 19 al 31 del mismo mes. En febrero del 2001 hubo otros 'cortes' en La Matanza, Bosques y posteriormente varias marchas de piqueteros sobre Buenos Aires. La eclosión se produjo los días 19 y 20 de diciembre de ese año, con las movilizaciones que derrocaron a De la Rúa. Actualmente se ha demostrado el poder de convocatoria de masas de los piqueteros en todos sus matices y corrientes, superior al de las dos CGT y de los partidos políticos.
Los 'cortes de rutas' han permitido canalizar orgánicamente a núcleos de resistencia, movimientos sociales y políticos, de derechos humanos y fundamentalmente, a los desocupados.
La tendencia a que crecientes masas de población se encuentren en la posición de sobrante para el capital, de super población relativa, no es nueva. Por el contrario es una tendencia, una ley. Se lo llamó 'ejército de reserva' del capital. La superación de esta forma de dominación tiene como condición necesaria que se logre una inteligencia entre el activo y la reserva de los trabajadores, los ocupados y los desocupados, del campo y de la ciudad, de lo que queda de los industriales y de los servicios. Ese proceso, ese encuentro, se está produciendo en las calles o zonas rurales, con los 'cortes de rutas', al margen de los partidos políticos e, inclusive, de las centrales sindicales.
Los estudios sobre el particular, del Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina (PIMSA), realizados por María Celia Cotarelo y Nicolás Iñigo Carrera, la investigación de Luis Oviedo (Historia del movimiento piquetero) y los que realiza la revista Herramienta, permiten señalar que se producen en el norte como en el sur del país, y hasta los que se realizaron después de la caída del presidente Fernando de la Rúa, se desarrollan en ciudades, rutas y puentes con una presencia de trabajadores industriales, aunque se trate de centros industriales pequeños.
A diferencia de los saqueos, los cortes definieron un oponente más claro, ya que se dirigieron contra los gobiernos municipales, provinciales y nacionales, justicialistas, radicales, aliancistas o de partidos provinciales, y el mayor protagonismo tendió a manifestarse frente a los gobiernos municipales. Así surgieron los 'piqueteros' integrados mayoritariamente por jóvenes y trabajadores desocupados, hombres y mujeres y pertenecientes a la tercera edad.
¿Quiénes son los violentos?
Todo indica que el ciclo de la lucha de clases, lejos de ceder, se está incrementando a partir de nuevas y antiguas formas de lucha. También se advierte una crisis de descomposición del sistema social, que comenzó a profundizarse durante la etapa menemista, y se acrecentó desde los últimos meses del gobierno de Fernando de la Rúa hasta el de Eduardo Duhalde.
Enormes masas de la población que no pueden acceder a un medio de vida imprescindible deben recurrir al 'motín' (como el santiagazo) o al 'saqueo', a los 'piquetes' y 'cortes de ruta'. Los 'cartoneros' son otra realidad que se alimentan de desperdicios o venden latas, papel, cartón, plástico, para obtener una magra ganancia. Ello demuestra que los sectores dirigentes del país no son ya capaces, como decía Carlos Marx hace un siglo y medio, 'de asegurar a su esclavo la existencia'.
Estos movimientos, a quienes se acusa de 'violentos' desde el Estado y el poder económico, desde cierta prensa de derecha sin embargo, contabilizan más de cincuenta muertos a manos de la fuerzas de seguridad.
¿Quién heredará esta contestación social? Es muy complejo el panorama porque se han roto las bases del consenso social. Hay una deslegitimación del Estado y de sus órganos políticos. Deslegitimación que alcanza a la generalidad de los grupos de intereses y no solo a las instituciones republicanas. Existe un rechazo contra los grupos de presión.
Su contrapartida, los golpistas tradicionales no tienen esta vez a su favor a las clases medias como en 1955, 1966 y 1976. Tampoco la cúpula del Episcopado Argentino apoya una aventura militarista.
Si hubiera un 'corte de rutas' conjunto de los piqueteros argentinos con las centrales de trabajadores y movimientos de desocupados, de los sin techo y de los sin tierra de Brasil, Paraguay, Chile y Uruguay los núcleos antiglobalizadores se consolidarían y sus voces tendrían que ser necesariamente escuchadas por los gobernantes de turno. Es allí donde aparece la consigna 'que se vayan todos'.