Alcances y limites de la llamada "transversalidad"
Sophie Thonon, abogada de los familiares de las monjas francesas desaparecidas en la Argentina, que logró el pedido de extradición de Alfredo Astiz, preguntó a la senadora Kirchner después de su discurso en el Senado de Francia, "por qué el aborto estaba penalizado en la Argentina y cuál era su opinión como senadora y como mujer, y la de su partido".
Esta pregunta fue aplaudida en el Senado y provocó polémica en el público. Cristina Kirchner, a quien la pregunta tomó de sorpresa, contestó que era "antiabortista" y manifestó que el reclamo social prioritario en la Argentina era el hambre y no la legalización del aborto. Al día siguiente en la recepción de la embajada le pareció necesario agregar que no era "progre", sino peronista. Llama la atención que en su discurso en el Senado francés, hable de "una nueva epopeya, no del gobierno, no de un partido, de todos los argentinos, para reivindicar la imagen del país en el exterior" .
Hay aquí una contradicción. Si los más de 500.000 abortos anuales que se hacen en nuestro país no fueran suficiente argumento, quedan las encuestas en las que una proporción considerable se manifiesta por la despenalización en todos los casos. Para reivindicar la imagen del país en el exterior es necesario avanzar en la construcción de una sociedad más justa y equitativa, que respete el derecho de las mujeres a la autodeterminación, a la vida y a la salud. En cuanto a la indiscutible prioridad del hambre, los planes Trabajar y la bolsa de alimentos, son sólo un paliativo transitorio para el hambre, en cambio la muerte de mujeres por aborto se puede resolver ya con una ley, no hay que esperar para ello. En cuanto a que no es "progre", sino peronista, reaccionó con un viejo automatismo argentino: el peronismo como salvoconducto para las opiniones más reaccionarias. Afortunadamente hay una transversalidad de la lucha por el derecho al aborto que abarca a muchas/os peronistas que seguramente no concuerdan con oponer peronismo a progresismo. No es progresista, dado que se opone a que las mujeres pobres no tengan que ser madres por obligación y tengan derecho a la maternidad por elección, accediendo en los hospitales públicos a una atención de calidad similar a la que utilizan las mujeres de mayores recursos cuando abortan. En nuestro país es como si todos los años se cayera un Jumbo lleno de mujeres, entre las cuales ya hay adolescentes. Creo que no se ubicó en que en Francia el aborto es legal desde 1974, gracias a la movilización de las mujeres. Allí, hay menos abortos en proporción a la población y la mortalidad por aborto es nula. Eso es el progreso del que la primera dama no desea formar parte. Ignoró también que en agosto, en el Encuentro Nacional realizado en Rosario, miles de mujeres marcharon al grito de "Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir" y que más de 150 organizaciones y 800 personas apoyaron con su firma el 28 de setiembre, Día de lucha por el derecho al aborto en América Latina (ver Pagina 12, 28/9/03), entre ellas Sophie Thonon y otras destacadas personalidades. Este reclamo social llegó al senado francés y a la embajada argentina en Francia a través de Sophie. No sabemos, entonces, a qué sociedad se refiere C.K., cuando dice que éste no es un reclamo social en la Argentina. ¿Será a los funcionarios del aparato estatal, cuestionados por la sociedad a partir del 19 y 20 de diciembre del 2001? En estas contradicciones se expresan los límites de una "transversalidad" que pareciera incluir a los monseñores y los partidos que gobiernan, pero no al pueblo y sus mujeres pobres, que se enferman y mueren por los abortos clandestinos que la despenalización y legalización resolverían.
Dora Coledesky, 30 de noviembre de 2003