Que quede claro: fue un atentado (2)
por sebastian hacher ((i))
sebastian@riseup.net
www.argentina.indymedia.org
La Fogata
Sobre el atentado contra la movilización en Plaza de Mayo
Desde el cabildo se sintió un estallido muy fuerte en el centro de la plaza
y luego, junto con las corridas, se vio un humo negro que salía de entre la
gente.
Y enseguida los gritos, las ambulancias, mas confusión y mas sorpresa; había
mas de 20 heridos, algunos de ellos de gravedad, como una compañera con el 45%
del cuerpo quemado, o un nene de diez años con esquirlas en la espalda.
Fueron momentos de bronca y angustia.
La gran mayoría de los medios masivos argentinos y las agencias de noticias
internacionales trataron de instalar ayer la versión de que el atentado en Plaza
de Mayo se trató de un accidente producido por los mismos manifestantes. La
mayoría de ellos habla de una bomba de estruendo, y como bien señaló ayer ANRed
(Agencia de Noticias Redacción), el gobierno se preparaba anoche para que esa
sea la lectura de los hechos.
Sin embargo, a simple vista muchos elementos señalan que se trató de un atentado:
-Por el humo, por la cantidad de heridos, por el ruido ensordecedor, no se trató
de una "bomba de estruendo" (pirotecnia que se suele usar en las movilizaciones)
ni de una garrafa (contenedor de gas). Incluso el jefe del SAME (Servicio de
Asistencia Médica de Emergencia) declaró que se trataba de "algo intermedio"
entre una y otra cosa.
-El explosivo estaba en un cesto de basura y no fue encendido con una mecha,
sino que explotó inesperadamente. Nadie deja porque sí un explosivo de tan alto
poder y de activación automática en un tacho, menos en medio de una movilización.
-Varias personas fueron heridas por las esquirlas en varios metros a la redonda,
y al menos dos bombas no estallaron, evidenciando que el que las colocó lo hizo
para causar mucho daño.
-Casi al mismo tiempo en que estallaba la bomba en plaza de mayo, a 25 cuadras
de allí se incendiaba el Banco HSBC, señalado al principio por algunos medios
como "posible consecuencia de la acción de los manifestantes", que
-repitamos- se encontraban a 3 km del lugar. Luego, cuando comenzó a difundirse
la versión del accidente, el incendio salió del centro de la escena mediática
hasta casi desaparecer.
La lectura política es un poco mas compleja que la técnica.
Al calor de la impunidad sobreviven en nuestro país no pocos elementos de derecha
lumpen; desde los torturadores de la dictadura reciclados en cuadros policiales
o servicios de inteligencia, pasando por los quebrados ligados al menemismo,
los sobrevivientes de la Alianza Anticomunista Argentina y hasta los nuevos
neoliberales, la lista sería larguísima, y podría incorporar -por acción u omisión-
a la inmensa mayoría de la llamada "clase política" que ha demostrado
no tener escrúpulos en ninguno de los terrenos donde actúa.
La mayoría de ellos no son "mano de obra desocupada" como se los suele
llamar, sino que están enquistados en el estado, del que son parte estructural.
Lo de ayer, además de una expresión de impotencia para frenar la movilización
popular, fue también un aviso de que esos sectores siguen vigentes y activos,
y también se lo puede leer como un síntoma de los tiempos de polarización que
se están gestando en Argentina.
Patrulla perdida o sector organizado, los autores del atentado tienen un sustento
ideológico en el amplio marco que va desde la UIA (Unión Industrial Argentina),
Duhalde y el propio Kirchner hasta el líder "piquetero" Luis D'elia,
que opinan que hay que "terminar con los piqueteros duros".
Una de obsesiones del gobierno y de las clases dominantes en general, es desactivar
la "amenaza" de los movimientos sociales. Y si Kirchner se inclina
por la polarización, la coptación y la división, los sectores mas derechistas
lo hacen abiertamente por la "mano dura".
Como decíamos antes; difieren -por ahora- en los métodos, pero comparten los
mismos objetivos, y en los hechos se hacen el juego mutuamente.
La derecha intenta ganar consenso social con la campaña contra los piqueteros
encabezada por Kirchner, y este esboza una "teoría de los dos demonios",
para ubicarse por arriba de los resultados de su propia política.
Dos puntales de esta estrategia se vieron en Neuquén y Jujuy, con dos represiones
muy violentas a los movimientos que desocupados; no por casualidad ambas se
dieron durante los picos mas altos de la maratón de declaraciones del gobierno
nacional contra los piqueteros. Allí, el gobierno intentó despegarse de los
resultados culpando a las administraciones provinciales, omitiendo quienes habían
generado el clima propicio para que esos gobiernos actuaran.
Por último, Luis D'elia, el mas obsecuente de los Kirchneristas ,y visitante
asiduo de la casa de gobierno, declaró hoy que "Castells y Pitrola están
necesitando un muerto, y como el Gobierno se plantó firme y no reprime, no me
extraña que hayan explotado eso" y que se trataría de un "autoatentado".
Actua así de la fisma forma que durante la masacre del 26 de Junio, cuando señaló
que la muerte de Dario y Maxi era producto de una "interna entre piqueteros
violentos", intentando deslindar la responsabilidad de la policía. Una
vez mas, se vuelve a alinear con lo peor de los medios de comunicación. Y vuelve,
junto con ellos, a ser motivo de nauseas.
Las asambleas, de la utopía a los proyectos
Rubén Dri
La Fogata
La pueblada del 19-20 de diciembre de 2001 constituyó uno de esos momentos en
los que gran parte de los sectores populares ocupan el espacio público, se ponen
como sujetos y producen un corte en la historia, planteando los grandes objetivos
que signarán de ahí en más el devenir histórico de la sociedad por todo un período.
Es el momento carismático que caracteriza a todo cambio histórico profundo.
En ese momento los objetivos se expresan en forma utópica. Es el momento de
la gran utopía que expresa lo máximo a lograr, sin matices, sin concesiones.
Es el significado profundo del "¡que se vayan todos, que no quede ni uno
solo!". Esa consigna conserva toda la validez que tuvo desde el primer
momento. Quienes interpretan que fracasó completamente porque volvieron todos,
o mejor, se quedaron todos, en realidad confunden el momento utópico con el
de los proyectos.
La utopía abre el ámbito, desbroza el terreno en el que se pueden realizar los
proyectos. Sin éstos, la utopía queda vacía. Ninguna utopía se puede realizar
inmediatamente. No sería utopía. Más, nunca es plenamente realizable. Crea el
ámbito de lo realizable, pero ella siempre se encuentra más allá, como el horizonte
que, a medida que uno avanza, no deja de alejarse.
El "¡que se vayan todos!" es la utopía de una nueva sociedad de relaciones
fraternales, horizontales, en la que todos sean reconocidos como sujetos y tengan
la posibilidad de realizarse plenamente. Pero es esa utopía expresada en negativo,
porque los "todos" que se tienen que ir son los que expresan el proyecto
neoliberal privatizador, flexibilizador, que ha producido la devastación del
país.
A esa utopía hay que darle contenido. Es el momento de los proyectos. Hay que
poner en juego la reflexión, el estudio, las organizaciones, las creaciones,
en una palabra los instrumentos mediante los cuales se vayan realizando los
anhelos, deseos, objetivos, reclamos que incluye la utopía.
En la pueblada que levantó la citada utopía convergieron amplios sectores populares
formados por profesionales, amas de casa, estudiantes, trabajadores ocupados
y desocupados, militantes, vecinos, hombres y mujeres de los barrios y del centro.
Entre ellos es necesario resaltar la amplia participación de sectores pertenecientes
a la denominada "clase media" golpeada, humillada y engañada.
Es especialmente, aunque no exclusivamente, del seno de este sector, que nace
una nueva manera de organizarse, la "asamblea". Es la creación más
genuina de la pueblada del 19-20 diciembre de 2001, porque los piquetes ya existían.
La asamblea nace en el momento de máximo fervor, entusiasmo y expectativas que
tuvieron lugar en los primeros tramos de la pueblada.
Desde ese momento, el movimiento popular fue atravesado por un intenso y acalorado
debate sobre el significado de la pueblada y, en consecuencia, sobre lo que
era necesario hacer. Fue común la interpretación literal del ¡que se vayan todos!,
confundiendo completamente el momento utópico con el del proyecto. Como los
que debían irse no se fueron, esta interpretación sólo produjo desilusión y
frustración.
Las organizaciones de la izquierda tradicional, en general, interpretaron el
fenómeno de las asambleas como un nuevo espacio para captar militantes y bajar
las consignas "justas" de las que ellos son sus legítimos creadores.
Muchas veces la asamblea fue el espacio en la cual diversas organizaciones disputaban
sus espacios de poder, contribuyendo, de esa manera, a su disolución..
Desde el sistema, expresado en los medios de comunicación y en las intervenciones
de miembros del gobierno, se baja actualmente el mensaje de que las asambleas
ya no existen, están muertas, lo cual no deja de ser una mentira dirigida a
difundir el desaliento.
Es cierto que muchas asambleas desaparecieron, otras se dividieron, otras se
encuentran reducidas a una pequeña expresión. Pero también es cierto que hay
asambleas que no sólo no murieron, sino que se consolidaron y crecieron, sobre
todo cualitativamente. Muchas tienen local en el que realizan talleres de música,
de folklore, de tango, de teatro; seminarios de filosofía, economía, deuda externa,
ALCA; emprendimientos productivos; ollas populares, merenderos. Se crean espacios
de reflexión y discusión política en los que suelen confluir diversas asambleas.
Hay asambleas que cultivan una creativa y fraternal relación con los cartoneros
y que resisten la inclinación de sectores de la clase media, fogoneados por
la presa del sistema, a volver a ver a los "piqueteros" como los enemigos,
causantes de la violencia. Hay lazos comunicantes entre asambleas y piqueteros
que no han abandonado la lucha por una nueva sociedad.
Muchas asambleas aprovecharon el momento de entusiasmo, carismático, para reflexionar
sobre los pasos a seguir y previeron que al entusiasmo primero le iba a seguir
la rutinización, lo "normal" de la vida con sus contradicciones. Sólo
organizándose y siendo creativos podían tener futuro.
Esas asambleas hoy están vivas, activas. Son gérmenes de transformación. En
el volante de la "Asamblea de Corrientes y J. B. Justo" en que se
invita a participar el 20 de diciembre junto a los familiares de los caídos
en la pueblada del 2001, se plantean con claridad el momento utópico y el de
los proyectos. En el centro del volante se encuentra la fecha 19-20 de diciembre.
A la izquierda, la "utopía": "2001: Pueblada. El pueblo en la
calle gritó ¡que se vayan todos, que no quede ni uno solo! de los que destruyeron
el patrimonio nacional y trajeron la desocupación, el hambre y la miseria a
la mayoría del pueblo argentino".
A la derecha los proyectos: "2003: Asambleas populares". Pensamos
y hacemos el país de otra manera: Autonomía, democracia directa, economía solidaria,
emprendimientos productivos, cultura popular, nuevas relaciones sociales, construcción
de poder popular".
La asamblea es la forma de organizarse que encontraron los sectores populares
urbanos, especialmente, aunque no únicamente, de la Capital Federal. El fenómeno
tiene sus expresiones también en ciudades como La Plata, Rosario, Santa Fe,
Córdoba. Es una creación genuina y novedosa del movimiento popular que nos pone
en la obligación de aportar a la construcción de dicho movimiento desde esa
perspectiva.
La asamblea es horizontal, pero no confunde la horizontalidad como utopía con
su realización efectiva. Como horizonte, como exigencia, debe mantenerse. Expresa
el deseo de construir un poder lo más horizontal posible, un poder popular que
sea capaz de controlar todos los liderazgos que necesariamente surgen. En su
seno se van cultivando las nuevas relaciones sociales, se va construyendo el
poder popular.
Si queremos una nueva sociedad, con nuevas relaciones sociales, debemos comenzar
hoy esa construcción. Si no lo hacemos en el camino, no lo haremos cuando lleguemos
a la meta. En la asamblea vamos realizando esa nueva sociedad. Es el "socialismo
de cada día". Si en el camino cultivamos relaciones alienadas, ésas misma
relaciones serán cultivadas posteriormente.
Pero de ninguna manera pensamos que debemos quedarnos en ese espacio de "micropoder"
que es la asamblea o la articulación de asambleas. Es necesaria la transformación
de toda la sociedad. Se requiere la construcción y organización del movimiento
popular que verdaderamente pueda ejercer el verdadero poder popular. Las asambleas
constituyen un momento de esa construcción.
El camino es hacia la construcción y organización del movimiento popular que
hoy existe, pero se encuentra disperso, fraccionado, sin encontrar todavía la
manera de ser un verdadero poder que no sólo ponga límites al accionar del gobierno
y, en general, a las corporaciones que detentan el poder de dominación, sino
que se constituya en el poder de toda la sociedad, construyendo un verdadero
estado popular.
Buenos Aires, 19 de diciembre de 2003